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“Antes con 10.000 pesetas se hacía mucho”

Uno de los productores de las sesiones Guacamayo Tropical trabaja también en proyectos solidarios vinculados al ocio musical

El productor musical y DJ David Gómez, ayer por la tarde en Lavapiés.
El productor musical y DJ David Gómez, ayer por la tarde en Lavapiés. kike para

David Gómez (Bogotá, 40 años) lleva media vida en Madrid y conoce bien el mundo de la noche, la música y el ocio. Productor de eventos, DJ y productor musical, forma parte de proyectos como Guacamayo Tropical —una fiesta de electro cumbia que se celebra un par de veces al mes desde hace ya ocho años— o las sesiones de reguetón de Escuelita del Perre. Junto a Diana Vela (Madrid, 33 años) organiza desde hace un año eventos solidarios en la capital, bajo el nombre de La Serpiente Cósmica. La próxima edición, la séptima, será el 22 de marzo en Sala Independance.

¿Qué le llevo a buscar el cóctel de ocio musical y eventos solidarios?

Crecí en una zona colombiana muy conflictiva, en una familia para nada adinerada, o sea que vengo de una situación difícil económicamente. Allí los geriátricos son totalmente distintos a como son aquí, y ves a los viejitos pidiendo dinero por la calle. Antes de Guacamayo Tropical trabajaba como camarero y les enviaba, cada cierto tiempo, 100 o 200 euros, y con eso hacían 100 compras de mercado. Para mí era una maravilla escuchar la voz de los viejitos al teléfono, dándome las gracias. Luego, sacamos un proyecto de payasos que se encargan de hacer reír a niños hospitalizados. Para mí es muy gratificante.

La Serpiente Cósmica va en esa línea.

Se trata de un evento musical 100% solidario que busca ayudar a comunidades indígenas, muchas de las cuales están en peligro de extinción.

¿Cómo surgió la idea?

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En un viaje que hice a la selva colombiana junto con mi compañera Diana Vela. Allí fui consciente de que las influencias musicales tribales que utilizamos muchos Djs vienen de estas comunidades. Me di cuenta de teníamos que devolverles el favor de alguna manera. Entonces les pregunté qué era lo que les hacía falta. A partir de sus necesidades comenzamos a organizar los eventos solidarios en Madrid. El nombre está inspirado en el libro de Jeremy Narby que habla sobre la sabiduría que los chamanes obtienen sobre la naturaleza de las cosas tras ingerir ayahuasca.

¿Cuánto se suele recaudar?

En el evento que más recaudamos fue en el primero, que llegamos a juntar cerca de 800 euros, luego de cubrir todos los gastos. En el último solo conseguimos 200 euros. El cambio de local puede que haya influido. Era la primera vez que lo hacíamos fuera de la Tabacalera. Meter a gente a un local comercial un domingo por la tarde es más complicado.

¿Es Madrid solidaria?

A la gente le falta todavía mucha consciencia. Estamos en un punto en que la gente está despertando y cada vez se está involucrando más en proyectos sociales y solidarios. Si yo voy en el metro y llevo 10 euros, a mi no me cuesta nada darle 50 céntimos a alguien que me los viene a pedir. Esto lo aprendí de mis tíos en Bogotá, que cuando los indigentes se acercaban les ayudaban con una sonrisa y hasta cachondeaban con ellos. Era otra energía, que a veces echo de menos en Madrid. No es que a mí me sobre el dinero, pero siempre he creído que hay que ayudar al que está peor que uno. Yo diría que Madrid, como ciudad, sí es solidaria, pero en cuánto a eventos nocturnos o musicales, creo que no. Falta mucho.

¿Qué faltaría para conseguir esto?

Quizá que haya más apoyo de las instituciones públicas, como los ayuntamientos, que premien la creación de este tipo de eventos.

¿Cómo ha cambiado Madrid desde que llegó?

Ha cambiado muchísimo. Cuando yo llegué en 1998, con 10,000 pesetas se hacía mucho. Esos billetes eran grandes. Uno salía con ese monto y rendía. Incluso con 5.000 pesetas se podían hacer cosas. Hoy en día con 50 euros no se hace tanto. Se ha perdido el poder adquisitivo, y se encarecido mucho el alquiler, por ejemplo. Se ve más inmigración, pero también se ve más integración.

¿Cree que la cumbia y las músicas del mundo han ayudado a esta integración?

Yo creo que sí. La música latinoamericana que llegaba a Europa era la enlatada: Shakira, Marc Anthony, Juanes, o Carlos Vives. Y desde que nosotros, con Guacamayo Tropical, comenzamos a mostrar la música no comercial, pero que es la que precede a todos estos enlatados (y es la realmente buena), se empieza a crear una afluencia, una escena que conecta con el público español, europeo y, claro, latinoamericano, también. Creo que estamos rompiendo con muchas barreras y prejuicios.

El placer de introducir nuevos sonidos

Guacamayo Tropical se ha consolidado como sesión de electro cumbia. “Empezamos como djs, pinchando música que no se oía aquí. Al principio la gente fruncía el ceño, pero ahora somos una de las promotoras de eventos y conciertos de música tropical más importantes. Y estamos introduciendo música árabe y de los Balcanes”, cuenta.

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