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Las discotecas del Port Olímpic cerrarán antes del verano

Barcelona asumirá la gestión del espacio en unas semanas, tras la cesión por parte de la Generalitat

Clara Blanchar
Bares, restaurantes y locales de ocio del Port Olímpic.
Bares, restaurantes y locales de ocio del Port Olímpic. Masimiliano Minocri

El Puerto Olímpico de Barcelona tiene los días contados tal y como lo conocemos. En un par de semanas, la Generalitat delegará las competencias sobre el espacio al Ayuntamiento, que emprenderá una transformación que busca acercarlo a los barceloneses. El primer cambio visible será el cierre de las discotecas, en mayo de 2020: se les acaba la concesión de la época olímpica y el gobierno de la alcaldesa Ada Colau no las renovará.

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La transformación de este espacio del litoral se perfila como la primera gran intervención urbanística de este mandato, en el que los comunes comparten gobierno con el PSC. Para anunciar la inminencia del traspaso de competencias —por 30 años— este jueves comparecieron el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni (Economía, PSC) y la segunda, Janet Sanz (Ubanismo, Barcelona en Comú). Su objetivo, coincidieron, es “devolver” este tramo del litoral a la ciudad.

De hecho, el modelo el futuro espacio fue presentado en 2018 y —algo poco habitual— los plazos se están cumpliendo. La idea es conectar mejor este puerto con la ciudad, ganar el doble de espacio para usos ciudadanos, sacar los coches, dar protagonismo a las actividades vinculadas al mar y la náutica, mantener los restaurantes, pero nada del ocio nocturno que tantos quebraderos de cabeza ha dado en esta zona.

“Un agujero negro”

Solo el verano pasado hubo dos muertos en las discotecas, escenario de peleas en otras ocasiones. Collboni consideró que el actual modelo de ocio nocturno “se ha acabado convirtiendo en un agujero negro de inseguridad y de molestias para los vecinos y no aporta calidad a los visitantes”. El Ayuntamiento, con todo, dijo que velará para que las nuevas concesiones subroguen al personal que actualmente trabaja en los locales que cierren.

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La hoja de ruta inmediata para la transformación del espacio se presentará en el pleno de noviembre, el próximo viernes día 29; antes, en octubre del año pasado, el Plan Director Estratégico fue aprobado por unanimidad, algo que también pasa en contadas ocasiones.

Más allá de la desaparición de las discotecas, la primera intervención que se llevará a cabo será en el Dic de Recer, el dique que resguarda el puerto de los temporales y donde con frecuencia el oleaje rebasa la infraestructura. Las obras comenzarán en 2020. Y en primavera se abrirá la concesión de actividades en el muelle de Mestral (en la línea de la costa), donde están los locales de ocio nocturno. El consistorio habla de dar paso a “usos vinculados a la economía azul” y a “restauración de proximidad”.

En global, el Port Olímpic afronta entre cinco y seis años de obras. Una inversión de 39 millones millones de euros que se pagará con las actuales y futuras concesiones y con el alquiler de los amarres. Desde la Generalitat, el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, consideró que la cesión de la gestión del puerto es un “win-win”, porque al final de la concesión la ciudad deberá pagar al Govern cinco millones para invertir en otros puertos.

Consejo rector para gobernar el espacio

La delegación de competencias de la Generalitat al Ayuntamiento comportará a la ciudad asumir amplias competencias y, dado el número de operadores implicados en el Port Olímpic, su coordinación se vehiculará con un Consejo Rector. Lo presidirá la segunda tenencia de alcaldía y lo integrarán las áreas de economía, comercio, restauración, deportes, el distrito de Sant Martí y los servicios municipales que trabajan en el espacio. Además, se mantendrá la Comisión de Seguimiento creada durante el proceso participativo, de la que forman parte vecinos y la oposición. De la gestión y explotación se encargará la empresa municipal BSM.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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