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El cierre de la base de Girona de Ryanair producirá un perjudicial efecto en cadena

La decisión, además de costar 164 empleos directos, generará mermas económicas y de actividad en otros ámbitos

Pasajeros bajan de un avión de Ryanair en el aeropuerto de Girona.
Pasajeros bajan de un avión de Ryanair en el aeropuerto de Girona. David Borrat (EFE)

Ryanair niega que el cierre de su base de operaciones en Girona implique una merma de los vuelos con origen o destino al aeropuerto de Vilobí d'Onyar. Pero sectores vinculados a las instalaciones sostienen que la medida no solo supondrá la destrucción de los 164 empleos anunciados por la aerolínea, sino que comportará perjuicios económicos y laborales generales. Empleos cualificados como los ingenieros que revisan las aeronaves, personal de restauración, alquiler de coches, taxistas, y hoteles verán trastocada su actividad.

Casi el conjunto de los servicios del aeropuerto de Girona, donde trabaja medio millar de personas en temporada alta, se verá afectado. También incidirá en los destinos y frecuencia de vuelos. Sólo se podrá volar a los aeropuertos que son base, unos 80 de los más de 200 en los que opera Ryanair.

El cierre de la base lleva intrínseco un efecto en cadena que afecta a diversos actores y sectores. Comportará que los cinco aviones en verano y uno en invierno que dormían en las instalaciones ya no lo hagan. Esto significa, para UGT, como mínimo la pérdida de dos turnos de trabajo. Provocará que no se necesite a la decena de ingenieros que hacen la revisión de las aeronaves a su llegada y antes de salir. También producirá una concentración de los horarios, ya que ningún vuelo podrá salir a primera hora de la mañana ni llegar a última de la noche y tampoco se necesitará, si no hay vuelos, servicio de handling ni de restauración de madrugada.

Tampoco será necesario que los viajeros pernocten en hoteles del entorno de las instalaciones y los taxistas ya no serán el único medio posible de transporte. Además, empleados de Ryanair y de otras aerolíneas consultados consideran imposible que se puedan mantener los destinos que había hasta ahora, ya que aseguran no se puede volar entre dos aeropuertos que no son base si no se hace un triangular, un vuelo entre dos aeropuertos sin base y uno con, que no es lo habitual.

Este extremo ha sido corroborado a EL PAÍS por la aerolínea. Sostiene que España es uno de sus mayores mercados (con una cuota de mercado del 19%) y en la actualidad opera desde 26 aeropuertos, de los que 13 son bases. A pesar de que aseguran que siguen “comprometidos con el crecimiento y el liderazgo del tráfico aéreo en el país”, admiten los inconvenientes que dejar de ser base comportará para los aeropuertos afectados. Ryanair opera desde y hasta más de 200 aeropuertos de Europa y norte de África, de los que 86 son base. “La ventaja de ser un aeropuerto con base es que desde él se tiene acceso a todos los destinos de la red aérea que opera Ryanair (más de 200), mientras que los otros aeropuertos solo tienen acceso a esos 86 aeropuertos que son base”, reconocen. Así, por ejemplo, desde Girona ya no se podría volar a París, Maastricht o Eindhoven.

La aerolínea ha anunciado para enero el cierre de las bases de Tenerife sur, Las Palmas, Lanzarote y Girona. En total, 512 personas quedarán sin trabajo. Esta no es la primera vez que la aerolínea elimina alguna base ni tampoco que genera conflictos. A finales del año pasado cerró las bases de Bremen en Alemania y Eindhoven en Holanda. Precisamente en este aeropuerto los pilotos afectados llevaron el caso a los juzgados. La corte holandesa falló que la compañía no podía obligar a 16 pilotos a reubicarse, aunque tampoco podía evitar que Ryanair cerrara la base. Los jueces determinaron, según recogió la prensa local, que parecía estar cerrando la base en represalia por las huelgas en toda Europa a las que se unieron los pilotos holandeses. Según la ley holandesa, los despidos de trabajadores fijos deben negociarse y el tribunal ordenó a la compañía que continuara pagando los salarios de los pilotos durante 2 años y se asegurara que tuvieran la oportunidad de mantener sus licencias actualizadas.

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Desde la Generalitat se han reunido con la compañía y sostienen que “el actual sistema de gestión aeroportuaria centralizado —en manos de Aena— perjudica a este tipo de aeropuertos”. Por eso prevén pedir al ente aeroportuario las acciones “que tienen previstas para abordar la situación”.

También ha movido ficha el sector empresarial. Representantes del Grup Impuls per Girona (GIG), formado por las cámaras de comercio de Girona, Palamós y Sant Feliu, la FOEG, Pimec Girona y el Fòrum Carlemany, se han reunido con el nuevo director del aeropuerto, Vicent Pallarès, que asumirá el cargo el día 19, y le han mostrado su preocupación ante las intenciones Ryanair. Han reclamado que Aena “implemente medidas para consolidar la actividad de la compañía irlandesa y facilitar que sigan llegando nuevas compañías aéreas” para diversificar una oferta que desde hace años ha monopolizado la irlandesa. El porcentaje de vuelos de otras compañías ha pasado del 10% en 2013 al 26% actual.

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