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Los universitarios en Madrid pagan por alquilar un 26% más que en 2013

La opción más barata en la capital, compartir piso, cuesta ya 3.735 euros por año escolar Estudiar en Madrid tiene la ventaja de que muchos campus se ubican fuera de la capital, lo que supone un alivio financiero

El principal gasto para muchos universitarios en Madrid, la vivienda, es una carga cada vez mayor. Una habitación en piso compartido en la capital cuesta de media 415 euros, un 26% más que en 2013, en lo más profundo de la crisis económica, cuando valían 328 euros, según un examen propio con datos del portal inmobiliario Idealista.

Alquilar una habitación en piso compartido es la opción más barata para los universitarios de la capital que no residan en la vivienda familiar. Quienes en este nuevo curso escolar busquen mayores comodidades deben pagar mucho más. Alquilar un piso completo del tamaño medio de 76 metros cuadrados en Madrid vale en promedio 1.231 euros al mes, según Idealista, el portal más usado. Una habitación en una residencia de estudiantes madrileña cuesta de media 800 euros al mes, de acuerdo con la consultora JLL.

La subida de precios desde 2013 tensa las finanzas de estudiantes que dependen en muchos casos de la ayuda de sus familias o de pequeños ingresos por trabajos a tiempo parcial. En parte el aumento se debe a una recuperación previsible de los precios tras la crisis económica, pero también a que los universitarios -casi 300.000 en Madrid- tienen que competir con otros colectivos. El número de madrileños que alquilan frente al de los que compran, ha crecido. Muchos son jóvenes que no pueden comprar porque sus salarios se han estancado.

Marta Oltra, una estudiante de 18 años de Orihuela, Alicante, que paga 480 euros por una habitación en Príncipe Pío, protesta por la relación calidad-precio: “En Madrid los precios son abusivos y eso que son pisos viejos que huelen a rancio”.

El tradicional piso de estudiantes también ha visto la llegada de nuevas caras en estos años con la llegada al mercado de las habitaciones de otro tipo de inquilinos: treintañeros con trabajo, familias de inmigrantes e incluso pensionistas.

Al año el aumento mensual del 26% supone 783 euros más en gastos de alquiler que en 2013. En total, los universitarios destinan 3.735 euros solo en gasto de alojamiento para un curso escolar de nueve meses.

"Tres veces más caro que Almería"

Con todo, las habitaciones se han encarecido menos que los pisos completos, cuyos precios han crecido un 43% desde 2013, según esta misma fuente de datos. En parte eso se debe a que los pisos de uno y otro mercado son distintos, observan los expertos.

Los estudiantes de Madrid suelen alquilar viviendas grandes con tres, cuatro o más habitaciones. Son pisos que no son demandados por las familias que buscan alquilar, generalmente matrimonios sin hijos o con uno solo, quienes prefieren pisos más pequeños. Los propietarios obtienen a veces grandes rentabilidades gracias a las rentas de los estudiantes. Un piso de tres habitaciones alquilado al precio medio les genera 14.940 euros al año.

Erika Martín, una almeriense de 18 años que estudia Derecho en la Complutense vive en el distrito de Salamanca y paga 450 euros al mes por una habitación. Con el dinero que destina ella a una habitación sus amigos viven tres meses en Almería. Tenía opciones más baratas pero necesitaba instalarse allí porque recibe clases en el conservatorio de la zona. Sus padres tuvieron que venir a Madrid en agosto para buscar el piso porque “todas las ofertas que encontraban por Internet eran carísimas”.

Muchos estudiantes en Madrid tienen la ventaja de que sus campus universitarios se encuentran en la periferia de la capital, donde los precios son más asequibles. Así por ejemplo en Getafe, donde se encuentra la Carlos III, el precio del alquiler es de 349 euros al mes y en La Universidad Rey Juan Carlos, que tiene campus en Fuenlabrada (304 euros al mes), Móstoles (317 euros al mes) o Alcorcón (315 euros al mes).

Es una gran diferencia con respecto al centro de Madrid, donde los precios de las habitaciones ascienden de media a 547 euros al mes. Una de las zonas más caras es el distrito de Moncloa-Aravaca, que alberga la Ciudad Universitaria. Allí el precio medio de las habitaciones es de 501 euros al mes. 

La descentralización de los campus es una gran ventaja con respecto a Barcelona donde las universidades principales están insertadas en la trama urbana, indica Gonzalo Bernardos, profesor de Economía en la Universidad de Barcelona (UB). "En Barcelona un estudiante puede pagar fácilmente 500 euros por vivir en un piso de cuatro habitaciones", dice Bernardos. La capital catalana es más cara que Madrid, 442 euros al mes por una habitación, según Idealista.

A la hora de buscar vivienda los universitarios suelen tener en cuenta tres factores, prosigue Bernardos: cercanía a la universidad, cercanía a los lugares de ocio más populares y un precio económico. "En Barcelona los estudiantes pueden tener esas tres cosas, en Madrid es imposible", dice este profesor, muy familiarizado con el problema de la vivienda estudiantil asequible ya que fue vicerrector de Economía en la UB.

Trayecto diario desde Segovia

Es una ecuación que muchos tratan de resolver con gran esfuerzo. "Me dejo un pastizal en el alquiler", reconoce Ángel Fernández, un vigués de 21 años. Paga 650 euros por una de las dos habitaciones que tiene su vivienda, en Canal. Estudia cuarto curso de Biotecnología y hasta ahora solo había vivido en residencias. "Cuando me he puesto a buscar piso he comprobado que están carísimos. No se puede elegir mucho".

Se moderan los precios en el último año

Los fuertes aumentos de precios de habitaciones en los últimos años se han moderado. La subida en Madrid es del 3.1% con respecto a agosto del año pasado, según Idealista. Otros registraron bajadas interanuales: Fotocasa, un 4.5% y Pisos.com, un 1.6%. Los precios de las residencias universitarias subieron un 1,3% con respecto al ejercicio anterior, según JLL.

Algunos, tras buscar y buscar un alojamiento barato acaban considerando que lo mejor es seguir viviendo con los padres, incluso cuando eso conllevahacer trayectos diarios de cientos de kilómetros. Es el caso de Iván Cerezo, de 20 años, estudia tercero de Comunicación Audiovisual en la Complutense. Para asistir a clase recorre cada día en autobús 200 kilómetros, cien de día y otros cien de vuelta. Es la distancia que separa Madrid de La Lastrilla (un pueblo de 3.773 habitantes en Segovia).

"Vengo en transporte público porque los precios de los pisos están prohibitivos y no me los puedo permitir”, explicaba ayer en el campus de la Ciudad Universitaria. “Compro un bono mensual por 30 euros y el autobús me deja en Moncloa. Tardo una hora y diez minutos, pero tengo amigos que viven en Madrid y tardan más o menos lo mismo en llegar a la facultad". Cerezo reconoce que los traslados son agotadores pero al menos ahorra dinero.

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