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En ‘ponzaning’ se vota a la derecha

De vinos por la madrileña calle de Ponzano, nueva referencia nocturna en la capital

Un grupo de jóvenes fuma a las puertas de un local en la calle de Ponzano, en Madrid.
Un grupo de jóvenes fuma a las puertas de un local en la calle de Ponzano, en Madrid.INMA FLORES

En Instagram hay más de 15.000 entradas publicadas con la etiqueta #Ponzaning. Y no. No se trata de un deporte de riesgo, sino de una moda que ha convertido esta calle del madrileño distrito de Chamberí en una referencia nocturna de la capital. En apenas un kilómetro se concentran unos 50 bares que abren los siete días de la semana, donde las tapas sofisticadas se codean con las copas de vino, listas para ser fotografiadas.

En una terraza, Álvaro González y Juana González, dos jóvenes de 25 años, se preparan para cenar. Llevan una pulsera azul con los colores de la bandera de España. Vienen de un mitin que ha dado el PP en el barrio y en el que han intervenido José Luis Martínez-Almeida e Isabel Díaz Ayuso. “La idea de España que tiene el partido es la que defiendo”, cuenta él, abogado gaditano en una empresa de robótica y del PP “de toda la vida”. Como ella, trabajadora social, quien se deshace en elogios hacia Ayuso. Su aturullamiento es, para ella, virtud. “Da chicha”.

Ambos ven Madrid “muy sucio”, y no creen que los más de 20 años que lleva su partido gobernando en la Comunidad sean un problema, porque lo hace “de manera transparente”. A él, camisa blanca con jersey beis, que fue apoderado en las pasadas elecciones generales, le irrita Madrid Central: “Es un impedimento al crecimiento económico; el sector del ocio ha ido perdiendo usuarios”. Y a ella, que la ciudad no sueñe a lo grande: “Carmena no ha hablado de organizar unos Juegos Olímpicos, se ha limitado a poner pancartas de Welcome refugees”. Piden al camarero más vino y después comparan al expresidente Ángel Garrido, quien se ha pasado a las filas de Ciudadanos, con Judas Iscariote: “Allá él con su traición”. Amén.

Un grupo de cinco chavales, camisa, jersey, zapatos y media melena, se queda mirando la ventana de La Máquina, uno de los restaurantes más elegantes de la calle. Dentro, otra pareja apura sus copas rojas en la barra. Ella, Ana Elvira Oliveira, blusa rosa, y vecina desde hace dos décadas del barrio, cuenta que no pudo votar al PP en las últimas elecciones porque “tenía un evento en Londres”. Esta leonesa es ama de casa desde que dejó de trabajar como responsable de ventas en una inmobiliaria cuando nació su hijo hace 17 años. “Y tan a gusto”, dice. Aunque su partido “de toda la vida” le ha generado dudas, como a Garrido, y por eso se está pensando votar a Ciudadanos en las próximas municipales y autonómicas. “Begoña Villacís es una mujer potente, genera controversia”. Le irrita que los políticos, hasta los de Podemos, “se vuelvan señoritos”. De Manuela Carmena cuenta que “es buena persona”, pero que “la está manejando Podemos porque ella ya no puede”, en referencia a su edad (75 años).

A su pareja, Alfonso, camisa azul, lo que más le preocupa es “la pérdida de la identidad española”. Por eso, a pesar de que es un votante acérrimo del PP, se pensó elegir la papeleta de Vox. Este hombre, de 50 años, no duda en catalogar de “tercermundista” la imagen que los grafiteros dan a la ciudad con sus obras. “Es vandalismo puro y ahora no respetan ni las señales de tráfico. Y todo lo que cuesta limpiarlo… Son delitos firmados”. Su mujer asiente y remata: “A la dueña de una farmacia que contrató a unos grafiteros para que le pintaran la fachada le dije: ‘Elena, por Dios, cómo has pagado por eso”.

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Como Alfonso, Jaime Alonso, un joven de 28 años, tampoco quiere identificarse. Por eso ese nombre también es figurado. Este madrileño, arquitecto, aprovecha la terraza de otro restaurante de Ponzano para tomar algo al salir del trabajo. Hace afterwork, como lo llama la web dedicada al ocio en esta calle. Asume que cumple “el perfil pijo” de votante del PP. “Procedo de una familia acomodada de derechas”, cuenta. Pero este joven ha cambiado su orientación política. “No sé quién dijo lo de que el fascismo se cura leyendo y viajando, pero fue mi caso. Votaba a los populares por ideas preconcebidas. Sin embargo, conocer la mitad de la historia de España que no me habían contado en casa y viajar me permitió quitarme prejuicios”, dice.

En las generales votó a Unidas Podemos, pero cuenta que en general es “más de Errejón”. Por eso, elegirá a los candidatos de Más Madrid en la Comunidad y en el Ayuntamiento. Cree que la capital ha dado un salto estos años. Y los retos, dice, “empleo digno, transporte, vivienda… Lo resumiría como desarrollo y progreso sostenible”. Este joven cree que Ciudadanos ha sido más ágil que la formación de Isabel Serra identificando a los “proletarios del siglo XXI”. Por eso, recomienda a los morados hacer campaña en Las Tablas y junto a las Cuatro Torres. “No comprenden quiénes son los trabajadores explotados en esta época: gente con una formación extraordinaria que trabaja 10 o 12 horas al día en una oficina por 1.000 euros. Pero la izquierda se encuentra más a gusto con su simbología y sus referentes culturales de hace 100 años”, critica.

Los bares empiezan a cerrar. En las puertas se arremolinan los de la última ronda, quienes ya están haciendo planes para el fin de semana. Seguro que se arma otra vez aquí el domingo electoral. Unas cañas antes o después de votar no pueden faltar. #PPonzaning.

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