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Colau o Maragall: Barcelona se debate entre dos izquierdas

Las elecciones dirimirán el éxito o fracaso de la apuesta de Manuel Valls, el estado crítico del PP y si el PSC y Junts per Catalunya resisten el tirón

En foto, Barcelona reflejada en un móvil, desde el Turó de la Rovira. En vídeo, declaraciones de Colau y Maragall en sus respectivos actos de campaña.Vídeo: ALBERT GARCÍA EFE-ATLAS

La campaña electoral del 26-M ha arrancado este jueves con el gran dilema que despejarán las urnas: si Ada Colau es capaz de mantener la alcaldía o si bien se la arrebata el republicano Ernest Maragall. La encuesta del CIS arroja que Colau puede revalidar el cargo al atribuirle entre 10 y 11 ediles —ahora suma 11— y a ERC, en alza desde el 28-A, entre 9 y 11. El sondeo refrenda que Barcelona apuesta, a diferencia de lo sucedido en 2015 con la pugna Colau y Xavier Trias, por un alcalde de izquierdas. Las elecciones dirimirán el éxito o fracaso de la apuesta de Manuel Valls, el estado crítico del PP y si el PSC y Junts per Catalunya resisten el tirón.

El estudio demoscópico del CIS se realizó en plena campaña del 28-A, que se saldó con una incontestable victoria de ERC (15 escaños en el Congreso) y un segundo puesto para el PSC (12). Esas elecciones revelaron que los republicanos han extendido su mancha amarilla en cinco distritos de la ciudad y el PSC el rojo en otros tantos. La incógnita se centra en saber si los barceloneses votarán en clave de ciudad o de procés y, también, si influirá en su decisión la inercia del 28-A, como si fuera una segunda vuelta.

El suspense está asegurado porque en esta contienda los comunes se juegan mucho más que la alcaldía de Barcelona. El Ayuntamiento es la única gran institución que gobiernan y si la pierden Catalunya en Comú, el partido creado por Colau, quedará muy tocado. En Comú Podem viene de sufrir, de hecho, un severo batacazo el 28-A al perder cinco de sus 12 escaños y 240.000 votos en Cataluña. La derrota se suma a su derrumbe en el Parlament, con cíclicas sacudidas y escisiones con fuga de diputados a ERC, entre ellos Elisenda Alamany, ahora número dos de Maragall. Pese a que los comunes la tachan de tránsfuga, no parece que su concurso pueda obstaculizar un futuro pacto.

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Los comunes, que podrían beneficiarse de la tendencia al alza de la participación en las elecciones -en 2015 fue del 60% y en el 28-A del 78,3%- presentan 151 candidaturas en toda Cataluña tras haberse desperdigado el espacio en un sinfín de listas. En este punto, ERC les gana por goleada. Por primera vez, es el partido que más presenta con 807, desbancando a los neoconvergentes (772) de su histórico liderazgo. Ciudadanos presenta 208 y la CUP, 204.

Con la fuerza de haber ganado el 28-A y al alza, ERC aspira a conquistar la alcaldía de la mano de Maragall, que aúna en su apellido la historia más luminosa de Barcelona —trabajó años al lado de su hermano Pasqual y tiene la ciudad en la cabeza—. Además de la alcaldía, su objetivo es volver a mostrar que lidera la hegemonía del independentismo sobre Junts per Catalunya, que concurre con Quim Forn, juzgado en el Tribunal Supremo. El cabeza de lista quería ofrecer hoy una rueda de prensa desde Soto del Real pero la Junta Electoral la ha vetado al alegar que la sala de vídeo conferencias estaba reservada para actuaciones judiciales. Los neoconvergentes tienen 10 concejales —Trias perdió la alcaldía por 17.000 votos— y el sondeo les asigna entre cinco y siete.

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Por el flanco constitucionalista, Manuel Valls, alcaldable apoyado por Ciudadanos, pondrá a prueba la solidez de su proyecto nacido hace meses: alimenta la idea de que puede haber sorpresas y de que los electores deben conjurarse contra el populismo (en alusión a Colau) y el independentismo (Maragall) para rescatar a Barcelona de la “decadencia”. Jaume Collboni, que repite como cabeza de lista del PSC, logró cuatro ediles en 2015 y el CIS le adjudica entre seis y siete. Está lejos de la pugna principal, pero el socialista está convencido de que puede ganar.

Con el partido en crisis tras el último 28-A, donde solo logró un diputado, Josep Bou, candidato independiente del PP, aspira a mantener los tres ediles y fulminar los malos augurios que hace meses pronosticaban la desaparición del partido. El CIS le da entre dos y tres. Su idea estrella es similar a la de Valls: más urbanos y más orden. En sus antípodas, los anticapitalistas de la CUP se mantendrían en el Ayuntamiento pasando de tres a dos regidores.

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