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El Obispado de Girona traslada a la Fiscalía los presuntos abusos del expárroco de Vilobí d’Onyar

La diócesis informa sobre el caso al Vaticano tras una investigación que ha contado con 15 entrevistas

Un grupo de monjas, frente a la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Un grupo de monjas, frente a la basílica de San Pedro en el Vaticano.ALESSANDRO BIANCHI (REUTERS)

El Obispado de Girona ha decidido trasladar a la Fiscalía y al Vaticano el caso de los presuntos abusos sexuales del expárroco de Vilobí d'Onyar (La Selva) Tomàs Pons a media docena de entonces menores, en el municipio, y a exalumnos de la escuela Bell-lloc. La diócesis creó una comisión el pasado 4 de febrero para estudiar el caso y este miércoles su responsable, el obispo Francesc Pardo, ha comunicado la conclusión de la investigación. 

La comisión ha llevado a cabo, de acuerdo con la normativa canónica y los protocolos vigentes, una investigación a partir de entrevistas con testigos aparecidos en los medios de comunicación, así como otras personas afectadas directamente o relacionadas con los hechos, como exalcaldes. En total, ha realizado quince entrevistas. Entre ellos también está el presunto autor de los abusos, el cura Tomàs Pons, de 91 años, que fue rector de Vilobí d’Onyar durante 33 años y durante 29 estuvo vinculado al colegio Bell-lloc. Su declaración no ha trascendido.

En el comunicado el Obispado informa de que ha remitido toda la documentación relacionada con el caso a la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede y que esta mañana también la ha presentado a la Fiscalía, por si tras analizarla considera que debe tomar alguna medida. El Obispado espera recibir en las próximas semanas una respuesta de la Santa Sede, que valorará la información recibida y acordará si debe tomar o no alguna medida.

El expárroco de Vilobí estuvo residiendo en un geriátrico de Arbúcies (La Selva) durante 20 años y celebrando una misa a la semana. Cuando se destaparon los presuntos casos de abusos la CUP empezó a recoger firmas para solicitar que el Ayuntamiento le declarara persona “non grata” y que presionara para que se le echara de la residencia y del pueblo. El partido recogió centenares de firmas y el cura se acabó trasladando a una de las tres residencias de sacerdotales con las que cuenta la diócesis de Girona.

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