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1.690 retrasos en Cercanías de Madrid en seis meses reactivan la polémica

Renfe detalla los problemas de su servicio entre las protestas diarias de los usuarios

Anden de Atocha durante una huelga de Renfe el pasado octubre.
Anden de Atocha durante una huelga de Renfe el pasado octubre. VÍCTOR SAINZ

A las 07.00 de ayer, un mensaje de Renfe Cercanías Madrid provoca las protestas de sus usuarios. “Tren con salida prevista a las 7:25h de Coslada y con destino Chamartín, hoy no presta servicio por problemas de material”, se lee en las redes sociales de la compañía, donde pronto se acumulan las respuestas. “¿Pero qué excusa es esa? ¿Os han robado las ruedas del tren? Lo vuestro es ya surrealista”, se lee en una. “Se han quedado sin gasoil”, se apuesta en otra. “Problemas de material es [una explicación] nueva. Se han dado cuenta de que problemas en las instalaciones y problemas técnicos estaban agotadas”, remata una tercera. Solo entre mayo y noviembre de 2018, la red de Cercanías acumuló 1.690 retrasos de más de tres minutos imputables a Renfe, lo que excluye las demoras motivadas por el clima o los pasajeros. Las protestas de los usuarios son continuas. Y la inversión en la red enfrenta ahora al Gobierno nacional con el regional.

“Desde el verano he escuchado quejas de la gente, incluso en agosto, y por eso pregunté y cogí varios días seguidos en diferentes trayectos el cercanías. Había retrasos, y en algunos casos diferencias muy notables”, explica el senador Jaime González Taboada (PP), al que el Gobierno nacional ha detallado en una respuesta parlamentaria que 1.309 retrasos se deben a problemas con el material motor; 347 a gestión del operador; 28 a fallos del material; y 6 a que los trenes estaban en los talleres. “Me ha sorprendido que haya tantas incidencias. Es un número excesivo de averías, aunque sea en el contexto de 237.000 circulaciones”, añade. “Queda saber cuál es el motivo real”.

Un portavoz de Renfe prefirió no valorar los datos, aunque avanzó que las incidencias se se redujeron en 2018 frente a 2017. ¿Qué se esconde tras esas expresiones funcionariales con las que Renfe resume los problemas en el servicio? "Las incidencias son resultado de una falta de inversión y de los recortes en infraestructuras y mantenimiento, tanto de la red como del material", contesta Miguel Yunquera, miembro de la Ejecutiva del Sindicato español de maquinistas y ayudantes ferroviarios (Semaf). "Esto ha hecho que los problemas se den con mayor asiduidad. La infraestructura actual no puede abarcar el tráfico actual", añade. Y traduce: "Los [347] problemas de gestión del operador responden a una falta de previsión: son revisiones que no están listas o material que no está disponible cuando debe". De las incidencias de material motor afirma que son las que ocurren en los trenes durante el trayecto y que se deben achacar al propio convoy. Y de las de talleres, que engloban a todos los retrasos en los puntos de reparación.

Enfrentamiento político

La solución a esos problemas tiene un nombre: dinero. Mucho dinero. Y eso, precisamente, ha provocado el choque entre el Gobierno central de Pedro Sánchez y el autonómico de Ángel Garrido. Los dos presidentes se reunieron hace dos meses en La Moncloa. Tras esa cita, las dos partes confirmaron la puesta en marcha de un plan inversor de 6.000 millones de euros para la red de Cercanías de Madrid (a ejecutar hasta 2025, repartiendo 1.000 entre 2019 y 2020), así como el inicio del desdoblamiento de la A-1 (sometida a un eterno atasco a la altura de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes) y el impulso a la construcción de un carril bus-Vao en la entrada de la A-2 a la capital (siempre paralizada en hora punta).

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Sin embargo, el Ejecutivo madrileño no ha visto reflejados esos acuerdos en los Presupuestos generales del Estado, que se conocieron el viernes. "No hemos sido capaces de encontrar a falta de un mejor análisis los más de mil millones de los presupuestos que (el ministro de Fomento, José Luis) Ábalos prometió en septiembre para las Cercanías de Madrid", lamentó Garrido el martes.

"El Presupuesto de Pedro Sánchez es un insulto para los madrileños, a los que no duda en castigar para buscar el apoyo de quienes quieren romper España", le respaldó la consejera de Transportes, Rosalía Gonzalo, en referencia a las inversiones del Estado en Cataluña. "No ha respetado ni el acuerdo para la necesaria inversión en el Cercanías".

"Estaría bien que (el PP) se ajustara a la verdad", respondió este miércoles el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Rodríguez Uribes, que argumentó que las cuentas públicas no equivalen al "sistema de financiación de las Comunidades Autónomas" y afirmó que sería erróneo sacar "una lectura territorializada" del proyecto de los PGE. Según su tesis, la inversión en las infraestructuras ferroviarias madrileñas prevista en los presupuestos es de 347,3 millones, de los que 101 serían para la red de Cercanías.

Mientras las administraciones se pelean, los usuarios se desesperan. Renfe asegura que la puntualidad de sus trenes de cercanías en Madrid fue del 96,46% entre mayo y noviembre de 2018, y que durante ese periodo de tiempo hubo 237.825 circulaciones sobre sus vías. La eficacia que transmiten esos datos contrasta con el día a día que viven los usuarios en hora punta, cuando está en juego llegar a los exámenes, ocupar a tiempo el puesto de trabajo o que los hijos entren a su hora en el colegio. En el Madrid de las restricciones a la circulación de los vehículos privados más contaminantes, el transporte público sobre raíles no es una garantía. Y las quejas se acumulan al mismo ritmo frenético que los retrasos y las averías.

“Las incidencias generan mucho estrés”

Los usuarios de Cercanías se quejan de que el nuevo año ha comenzado de la misma forma que acabó 2018: con constantes incidencias. Un día especialmente significativo fue el 9 de enero, cuando el servicio en las líneas C-3 y C-4 registró fuertes demoras por un problema en una catenaria.

El alcalde de Colmenar Viejo, Jorge García (PP), sostiene que las incidencias son habitual desde que empezó el año, por lo que ha solicitado una reunión con el ministro de Fomento, José Luis Ábalos. “Hay una falta de mantenimiento importante que ya reclamábamos cuando gobernaba mi partido. A esto se suma un problema de comunicación: a los viajeros no les informan”, especifica García.

Laura Jiménez, de 24 años, estudia un máster de abogacía en la Universidad Autónoma, situada en el campus de Cantoblanco (C-4). “El otro día nos tuvieron 45 minutos parados en Chamartín. Otras veces nos dicen que nos bajemos del tren y que cojamos otro”, explica preocupada. “Nos la están liando todos los días. Entre los compañeros hemos optado por informarnos unos a otros de las incidencias para no llegar tarde a los exámenes. Esta situación genera mucho estrés”, reconoce mientras espera un convoy en la vía 6 de la estación de Atocha. Jiménez aclara que, hasta ahora, el servicio funcionaba sin apenas incidencias. Confía en que solo sea un problema puntual. “De lo contrario lo único que nos queda es rezar”.

“La C-4 (línea entre Parla y Colmenar Viejo) no suele tener demasiados problemas. El día 9 cogí el tren a las 6.30 en Tres Cantos y cuando llegamos a Chamartín estuvimos parados 15 minutos. Imagino que esa demora incide en los trenes que vienen a continuación”, sostiene Mercedes Márquez.

Otra usuaria, María, se baja de un convoy en Atocha. Trabaja en Getafe, ciudad a la que acude a diario. Asegura que el tren es puntual, aunque ha notado ciertos retrasos últimamente. “He escuchado que estos días ha habido muchos problemas, pero yo no los he sufrido directamente. Supongo que tiene que ver con los horarios que tenga cada uno”.

Otras de las líneas afectadas por las incidencias es la C-2, que une la capital con Guadalajara a través del corredor del Henares. Marta López reconoce que en esta línea los problemas son diarios. Le preocupa llegar tarde al trabajo, por lo que ha tenido que adelantar la hora en la que sale de su casa, en Torrejón de Ardoz. Mientras aguarda un convoy en la vía 2 de Nuevos Ministerios insiste: “Llevamos mucho tiempo reclamando que no hay trenes suficientes”. A unos metros se encuentra José Martín, de Alcalá, otro usuario cabreado: “Es un infierno que llevamos sufriendo años. Perdemos mucho tiempo de nuestra vida y nadie hace nada para evitarlo”.

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