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Las ‘startups’ maduras reclaman una fiscalidad favorable y mejores espacios

Un estudio de Barcelona Global identifica a más de 130 empresas que dejan de ser emergentes para entrar en una fase de consolidación

Josep Catà
La última feria 4YFN, dedicada a las start up, durante el Mobile World Congress.
La última feria 4YFN, dedicada a las start up, durante el Mobile World Congress. Gianluca Battista

¿Cuándo una startup deja de serlo? Cuando ha demostrado un crecimiento sostenido en los últimos años y cuando la figura del emprendedor pasa a ser también la del empresario. Con esta definición, la asociación Barcelona Global ha identificado a más de 130 start up maduras en la capital catalana, las llamadas scale up. Entre ellas están las más conocidas por haber dado un salto desde la emprendimiento hacia la gestión empresarial: la aplicación de reparto a domicilio Glovo; Privalia, la tienda outlet por Internet; la empresa de desarrollo de videojuegos Social Point; o Badi, la aplicación para buscar compañeros de piso. Barcelona Global ha presentado este martes un estudio en el que se muestran las principales barreras que identifican estas empresas para crecer: valoran muy negativamente la fiscalidad en España y la dificultad para encontrar espacios en Barcelona.

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"Cualquier ciudad que quiera ser global debe cuidar a los que están empezando, pero también a los que están creciendo", ha dicho en la presentación Pau Guardans, presidente de Barcelona Global. Esta asociación privada quiere, mediante los resultados de la encuesta a 52 de las scale up que han identificado, hacer lobby y presionar a las administraciones para retener a las empresas en la ciudad. "Lo bueno que tienen estas empresas es la movilidad, pero esto también significa que si no encuentran un entorno favorable, se irán", ha añadido.

Entre las principales barreras que encuentran las empresas scale up encuestadas están la financiación, la fiscalidad y la dificultad de encontrar los mejores espacios para trabajar. "En las fases iniciales las empresas dicen que es fácil encontrar financiación, pero en las etapas avanzadas tienen que dirigirse a fondos internacionales, porque no hay fondos locales con la capacidad de inversión necesaria", ha destacado Guardans. En este sentido, la asociación cree que en la ciudad hace falta financiación de la llamada serie B, la que va entre los cinco y los 15 millones de euros. "Necesitamos fondos locales de capital riesgo con más de 100 millones de euros para hacer frente a estas inversiones", ha dicho Miguel Valls, miembro de la junta de Barcelona Tech City, entidad que también ha participado en el estudio. Con todo, los empresarios destacan la labor del Institut Català de Finances en la inversión en empresas emergentes consolidadas.

En el ámbito de la fiscalidad, las empresas lamentan las altas tasas con las que los emprendedores se encuentran tanto en los planes de retribución como en las altas retenciones a los trabajadores cualificados, así como los Exit Tax, la tributación sobre la plusvalía generada si un emprendedor deja de ser residente en España i pasa a un marco fiscal más favorable.

El estudio también muestra las dificultades de las start up más maduras para captar talento internacional y encontrar personal cualificado en Barcelona, especialmente perfiles de alta dirección y perfiles técnicos. "Hay un cuello de botella y existe el riesgo de provocar una inflación sobre el talento que ya tenemos. La atracción de talento extranjero es clave, pero necesitamos trámites más rápidos y un sistema educativo que forme a más talento local", ha dicho Guardans.

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El último elemento clave que destaca el estudio es la mejora de espacios. La asociación ha anunciado que confeccionará un estudio sobre los espacios vacíos o infrautilizados que hay en la ciudad y que podrían servir para ampliar oficinas para estas empresas. "Hay muchos espacios que no están bien utilizados y que además son singulares", ha destacado Valls.

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Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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