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Aún se cae en el timo de la estampita

Una vecina de Chamberí sufre una estafa de unos 10.000 euros por parte de dos mujeres y un hombre

F. Javier Barroso
Un coche patrulla de la Policía Nacional, en una imagen de archivo.
Un coche patrulla de la Policía Nacional, en una imagen de archivo.kike para

Dos mujeres, una de ellas más alta y la otra con coleta, junto con un hombre han estafado a una vecina del distrito de Chamberí unos 10.000 euros en efectivo y en joyas. El método, el conocido timo de la estampita en el que una persona asegura poseer gran cantidad de billetes de alto valor y se los dará a cambio de moneda más fraccionada. Detrás, un gancho pincha a la víctima para que complete el intercambio.

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Ana (nombre ficticio), de 85 años, salía hace unos diez días de una clínica en la que su marido recibe a diario la diálisis. Se dirigía a su domicilio, junto a la Dirección General de la Guardia Civil, en la calle de Guzmán el Bueno. De repente, se le acercó una mujer baja que la enseñó una bolsa repleta de dinero. O eso parecía. “Mira todo lo que tengo”, le dijo la mujer a la anciana, mientras comenzaba a acariciar la cara. “¡Ay, qué piel tan bonita tienes!”, no paraba de decir, a lo que la víctima no supo cómo reaccionar.

En ese momento paró junto a ellos un turismo, en el que viajaba una pareja. Se bajó la mujer, la más alta, mientras el hombre se quedó a los mandos. La segunda mujer, denominada gancho en el argot delincuencial, se les acercó y preguntó qué estaba ocurriendo. La primera les ofreció darles la bolsa de dinero si le daban otros billetes.

Ana les dijo que no llevaba nada de dinero y que tenía a su marido en una residencia. Pero las timadoras utilizaron sus artimañas hasta que la octogenaria les contó todas las pertenencias que tenía: unos 8.000 euros en dos cuentas corrientes y unas pocas joyas. Las mujeres se hicieron en pocos minutos con la confianza de Ana y la convencieron para que subiera a la vivienda y cogiera las joyas, las cartillas y los talonarios de cheques. Ellas la esperarían abajo. Eso sí, se aseguraron muy bien de que en la zona no había ninguna cámara de seguridad ni pasaron por las inmediaciones del edificio de la Dirección General de la Guardia Civil.

Cuando la anciana bajó a la calle, la montaron en el coche y las llevaron a una sucursal bancaria, de la que sacó unos 6.000 euros. Pese a ser una cantidad alta, ningún responsable del banco le preguntó para qué necesitaba ese dinero. Después la trasladaron a la otra entidad bancaria, de la que sacó otros 2.000 euros. Conocedores de los sistemas de seguridad, nadie la acompañó en las sucursales. Los tres (las dos mujeres y el hombre) se mantuvieron en el turismo, mientras Ana vaciaba sus cuentas bancarias.

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Una vez que los timadores tuvieron el dinero y las joyas, se ofrecieron a llevarla a su vivienda. La convencieron para que la entrega de la bolsa con el dinero se retrasara hasta el día siguiente. La octogenaria tampoco sospechó de esta demora. Se acercaban las dos de la tarde y tenía que ir a recoger un medicamento a la farmacia que hay en las inmediaciones de su vivienda.

Los tres se ofrecieron muy amablemente a acompañarla a la botica y a esperarla a que saliera con el medicamento. La mujer continuó confiando en ellos, por lo que se bajó del vehículo y entró en el local. Ana tardó unos pocos minutos, tiempo suficiente para que los timadores se marcharan de la zona sin dejar rastro.

La vecina de Chamberí estuvo deambulando cerca de una hora por las calles adyacentes. Pensaba que estarían aparcados por la zona esperándola. Nada más lejos de la realidad. Se habían fugado a toda velocidad. La víctima llamó a sus familiares y denunció los hechos en comisaría por la tarde. Nada más entrar y explicar lo ocurrido, el mismo agente que estaba en la puerta le preguntó por las dos mujeres. Ambas son conocidas de la policía. Al que no pudo identificar fue al hombre, que estuvo al volante en todo momento y no le mostró su cara.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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