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La Policía Municipal patrulla a caballo en Vallecas por los ‘narcopisos’

Los agentes centran su vigilancia en la avenida de la Albufera y la zona de Peña Gorbea

F. Javier Barroso
Policías municipales patrullaban a caballo el pasado martes por la avenida de la Albufera.
Policías municipales patrullaban a caballo el pasado martes por la avenida de la Albufera.inma flores

La imagen resulta llamativa. Dos enormes caballos tordos camina al trote por el carril bus de la avenida de la Albufera. A sus lomos, dos policías municipales vigilan en horario de mañana y tarde las zonas más conflictivas del distrito de Puente de Vallecas. Esta es la primera vez que la Unidad de Caballería patrulla fuera de la almendra central de la capital (el interior de la M-30). El motivo es las quejas vecinales por el incremento de los narcopisos en los que se trafica y se consume droga y las okupaciones de viviendas, con la consiguiente inseguridad en el distrito. También se ha aumentado la vigilancia con agentes de refuerzo.

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Los agentes han empezado a patrullar desde hace unas tres semanas. Llegan a Vallecas alrededor de las diez y media de la mañana y están hasta cerca de las dos de la tarde. Por la tarde, patrullan desde las cinco hasta las ocho de la noche. Su zona se circunscribe a la avenida de Albufera, Peña Gorbea y los aledaños del estadio del Rayo Vallecano, pero pueden aumentarla en caso de ser necesaria su presencia. Junto a estos agentes, también hay un refuerzo de más coches patrulla procedentes de otros distritos y de la Unidad de Apoyo a la Seguridad (UAS, los antidisturbios de la Policía Municipal).

El comentario que más repiten los vecinos al verles es que los caballos resultan “muy bonitos”. De hecho, muchas personas tiran de teléfono móvil y les hacen fotos o graban vídeos según pasan al lado de la parada del autobús o mientras esperan a cruzar la calle.

Realmente la planta de los agentes sobre el caballo resulta llamativa. “Lo más importante es que desde aquí arriba tenemos una visión privilegiada de todo lo que ocurre. Podemos avisar por la emisora de cualquier incidencia y el patrulla que esté más cercano puede actuar de inmediato”, explica el agente que va a lomos de Hidalgo, que lleva 29 años en la Unidad de Caballería. “Nuestras intervenciones son muy limitadas porque no podemos dejar el caballo, como si fuera un coche o una moto. Eso sí, cuando nos ven llegar, impone mucho”, añade su compañero, que monta a Oreo.

Por la mañana el patrullaje es más tranquilo, porque hay menos gente en la calle. Por la tarde, el distrito cambia de forma ostensible. La mayor actividad ha hecho que los agentes de la tarde ya hayan tenido que enfrentarse a alguna reyerta callejera, a decomiso de alimentos perecederos por venta ambulante ilegal o a perros sueltos. “Nuestro principal trabajo consiste en dar sensación de seguridad, pese a que estamos muy limitados en la parte operativa”, describe uno de los agentes. Su presencia también es disuasoria: “Igual que nosotros vemos lo que ocurre a cierta distancia, los delincuentes también nos ven y se van a otras partes”.

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Animales de gran porte

Los caballos son de gran porte y solo el lomo supera el metro y medio de altura. “Cada uno tiene su carácter y su personalidad. Están acostumbrados a trabajar en situaciones de estrés como el centro de la capital, donde hay mucho ruido. Eso les genera mucho estrés, pero se van acostumbrando poco a poco”, añade el otro agente.

Hasta ahora, los caballos siempre patrullaban por la zona centro de la ciudad, en especial en las áreas más turísticas como la Plaza Mayor, junto al Palacio de Oriente o por la Puerta del Sol, además de en todos los parques importantes de la ciudad (Retiro, Casa de Campo y en Madrid Río).

Las quejas de los vecinos de Puente de Vallecas han motivado este refuerzo de la vigilancia. Desde hace meses, han denunciado la proliferación de pisos en los que se vende droga (en especial cocaína), tras el progresivo desmantelamiento de la zona más conflictiva y peligrosa de la Cañada Real. Los afectados, que cifraron en unos 50 los narcopisos que han surgido en viviendas okupadas, salieron a la calle y se han reunido con los máximos responsables de la Delegación del Gobierno, de la Junta Municipal de Distrito y la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

Los mandos policiales han logrado cerrar ya una treintena de estos pisos, tras conseguir las preceptivas órdenes judiciales de entrada y registro. Este fenómeno también se ha expandido a otros barrios y distritos como Lavapiés y Usera, entre otros.

Un fenómeno de inseguridad también se vive en parte del distrito de Tetuán, donde la concentración de bares de copas ha provocado continuas reyertas y enfrentamiento con los vecinos por ruidos.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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