Navidad para todos
Ocho colectivos sociales organizan una cena para un millar de personas que no pueden celebrar estas fiestas
La marroquí Rachida ha decidido repetir con el arroz negro de sepia. “No todos los días se comen platos preparados por los mejores chefs de España”, explica mientras se relame. La receta preparada por Charo Val es solo una de las 30 tapas del cóctel. “No vas a cenar”, le reprende su hija. Sus cuatro nietos rodean al ilusionista Enrique Rey. Para los niños la comida es lo de menos: la de este domingo es una noche mágica. Desde hace cinco años ocho colectivos sociales ofrecen una cena solidaria en Madrid para que nadie, sean cuales sean sus circunstancias, se quede sin Navidad. Este año han acudido gratis un millar de invitados. Refugiados, personas sin hogar, familias necesitadas y enfermos terminales que han sido atendidos por 540 voluntarios que sí han tenido que pagar 20 euros, por eso esta fiesta recibe el nombre de Te invito a cenar.
“Invitarlos a cenar es una satisfacción enorme. Trabajamos con ellos durante todo el año y ya forman parte de nuestra familia”, destaca Pablo Llano, uno de los organizadores del evento. En total se han dispuesto 125 mesas redondas con lujosa vajilla y varios tipos de vasos con los que algunos se han perdido. “Ese es para el vino”, comentaba uno de los comensales. “Cada mesa está estudiada para que se sienten juntas las personas que se conocen. La cena debe ser una fiesta”, insiste Llano. Una legión de voluntarios, ataviados con camiseta negra con un corazón en el centro, toma el pasillo central de la tercera planta del Palacio Municipal de Congresos, donde se ha celebrado la cena. Portan diferentes vinos y los invitados les aplauden. Tras dos horas de cóctel, el primer plato ha llegado pasadas las 21.00: unas verdinas con bacalao y algas realizadas por el cocinero Javier Goya.
Mientras los comensales comían, Lagarto Amarillo se ha subido al escenario para deleitar al público. Luego se han sucedido otras actuaciones, como la Toño Casado. También ha habido regalos y sorteos que han hecho las delicias de los más pequeños, como Marlon, de cinco años. Venía acompañado de su madre, Paloma Sam, que a pesar de nacer hace 23 años en Zaragoza no tiene la nacionalidad española. La abandonó su madre al nacer y cuando aún era adolescente y no tenía recursos se quedó embarazada. Desde entonces vive bajo el techo de la Fundación Acogida, que es quien la ha invitado a la cena. “Más que comer, lo importante es que lo pasamos bien”, afirma mientras espera el segundo plato, unas albóndigas de cordero en pepitoria de curry, receta de Juan Pozuelo. “Viene a comer gente de varias religiones y había que elaborar algo que pudieran tomar todos”, afirma el chef.
El guineano Jean tiene 23 años y viste sus mejores galas. Es su segundo Te invito a cenar. Llegó hace tres a España, tras saltar la valla de Melilla. “Ahora aprendo jardinería. Cesal es mi familia, se lo debo todo”. A su lado está sentada Marta Higueras, teniente de alcalde de la capital: “La cena es una excusa, lo importante es que la gente se sienta integrada”. A pocos metros de ella cena Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid. Comparte mesa con una familia sudamericana y varios niños, que han comido un menú especial. De primero, quiche cuatro quesos, del chef Rubén Príncipe, y de segundo albóndigas de cordero con tomate, realizadas por Pozuelo. “Es maravilloso estar aquí. Nosotros solo sabemos cocinar, pero con ese simple gesto podemos cambiar el mundo”. Andrés Oriol, un chico de 16 años que ha venido a la cena como voluntario, se encarga de repartir comida. Ha dejado a un lado sus qué haceres: “Quienes están aquí nos necesitan más”. La fiesta se ha prolongado hasta la medianoche. No ha faltado el cava, los villancicos ni, por supuesto, las sonrisas.
