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Cómo enseñar arte a un museo

El Thyssen acoge ‘Lección de Arte’, una muestra que reflexiona sobre la función educativa de los centros de exhibición

'Mirar, ver, percibir', obra de Antoni Muntadas dentro de la exposición 'Lección de arte'.
'Mirar, ver, percibir', obra de Antoni Muntadas dentro de la exposición 'Lección de arte'. GALERÍA MOISÉS PÉREZ DE ALBÉNIZ

Quien acuda estos días al Museo Thyssen-Bornemisza se encontrará con que las pinturas de los paisajistas del XIX conviven en sala con los Paisajes Uniformados de Mateo Maté, una serie de cuadros, realizados entre 2007 y 2015, con texturas de uniformes militares de diferentes ejércitos. Puede que también observe cómo la instalación lumínica de Olafur Eliasson Solo nos encontramos cuando nos movemos ilumina los cuadros de la sala 41. O que se tope con una obra realizada por niños inspirados por una pieza de Joseph Cornell.

Estas extrañas intervenciones, en medio de la colección permanente, del Thyssen forman parte de la exposición Lección de Arte (hasta el 28 de enero). No se trata de una muestra al uso, ni por su contenido —que reflexiona sobre el papel de los museos en la sociedad— ni por sus comisariado: el Área de Educación del propio centro. Ana Moreno, Rufino Ferreras y Ana Andrés son los comisarios de esta muestra, que han dividido en tres apartados: Cuestionar, Reformular y Transformar.

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En el taller de restauración del Museo Thyssen

Los dos primeros epígrafes son el cuerpo de la muestra, mientras que el último se desarrolla, en forma de intervenciones en el museo, poniendo en diálogo obras del pasado y del presente y alterando, ligeramente, la visita a su colección permanente. Además, una serie de actividades paralelas cambiarán los ritmos habituales del centro, invitando a los visitantes a experimentar.

Lección de Arte anima a pensar sobre nuestra propia experiencia en torno al aprendizaje sobre las artes a través de obras de Cinthia Marcelle, Pavel Kogan, Rineke Dijkstra o Luis Camnitzer, entre otros. De una obra de este último salió el irónico título: en realidad, más que impartir una lección, busca recibirla de los visitantes. La pieza de Camnitzer —una serie de proyectores que solo emiten luz blanca— finalmente no pudo formar parte de la muestra, pero el artista participa con otra obra que cuestiona la misión del museo. La muestra también pretende plantear el museo como un espacio más humano y participativo con obras como la del colectivo E-ZETA, con una pieza que combina audiovisual y textil.

“Queremos pensar el museo no como un lugar de visita, sino como un lugar que se habita”, dicen los comisarios, que ponen como ejemplo las piezas de Rivane Neuenschwander —una pared de deseos escritos en cintas de colores que el público puede llevarse consigo— o las “esculturas de un minuto” de Erwin Wurn, que cobran todo su sentido cuando la gente interactúa con ellas. Todos estos artefactos buscan establecer un diálogo con el público que vaya mucho más allá de la contemplación. “Atención: la percepción requiere participación”, recuerda Antoni Muntadas en las intervenciones que ha realizado en el museo con su ya célebre mensaje.

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“Queremos reflexionar sobre cómo se dan las lecciones de arte y cómo las recibimos. Queremos poner el acento en el público. También en si no hemos de ser los museos los que tenemos que estar más abiertos”, explica Rufino Ferreras. “Muchas veces el museo da el discurso, el público viene y lo asume”, apunta Ana Moreno, “lo que planteamos es lo contrario: que siga habiendo un conocimiento que parte del museo, pero que pensemos en lo que ocurre cuando el público aporta o complementa ese conocimiento”.

Educación con mucho arte

El proyecto educativo del Thyssen lleva más de 20 años en activo y es, actualmente, uno de los más potentes y con mayor proyección del país.

Esta exposición no sólo es una muestra de la importancia de este tipo de departamentos, sino también una reflexión crítica sobre su propio trabajo, que no quiere quedarse sólo en el cuestionamiento del museo como institución educativa, sino que busca abrir nuevas posibilidades. También crear nuevos interrogantes.

Con esta muestra se cierra, además, el programa de exposiciones y actividades que el Museo Thyssen-Bornemisza puso en marcha para celebrar su 25 aniversario.

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