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Los refugiados atendidos por la Cruz Roja aumentan un 81% en Cataluña

La ONG pide más compromiso de las administraciones para facilitar vivienda y ocupación a los demandantes de asilo

Josep Catà
Manifestación para la acogida de refugiados en Barcelona, el pasado febrero.
Manifestación para la acogida de refugiados en Barcelona, el pasado febrero.Massimiliano Minocri

A pesar de la inacción del Gobierno de España para cumplir su compromiso europeo de reubicar a los refugiados de países en conflicto, cada año llegan cientos de migrantes que piden asilo y que son acogidos por entidades sociales como la Cruz Roja, que tiene en marcha un plan de integración. Aunque el programa avanza en su primera fase, que consiste en instalar a las personas migradas en centros de acogida (las plazas de acogida operadas por Cruz Roja han aumentado hasta 258 por semestre), en la segunda fase, la de la integración de las personas en la sociedad, se detectan carencias. Cruz Roja alerta de que ya son 3.073 los refugiados atendidos por la ONG hasta octubre, lo que supone un incremento del 81,7% con respecto a 2016. 

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"Tenemos que pasar del bienvenidos refugiados a la concreción del cómo, cuándo y dónde: de los mensajes y eslóganes a las políticas concretas", ha afirmado este jueves Enric Morist, coordinador de Cruz Roja en Cataluña, en la presentación de la memoria de la entidad. Morist considera que, con más de veinte conflictos de guerra abiertos en el mundo, y la situación de pobreza extrema de los países de los que provienen, los refugiados no dejarán de venir, y se tienen que solucionar las deficiencias del sistema de acogida. Según Morist, este año han aterrizado en el aeropuerto de El Prat 1.400 personas que una vez aquí han pedido asilo.

Las entidades sociales han podido mejorar la primera fase del programa, ya que se han inaugurado nuevos centros de acogida. Sin embargo, pasados los seis meses que dura la primera fase, los demandantes de asilo tienen que enfrentarse a una realidad en la que ni la vivienda ni el empleo son asequibles fácilmente. Prueba de ello es que ha crecido un 81,7% el número de personas refugiadas que son atendidas por Cruz Roja.

"En muchos sitios, como en Barcelona, la integración es más complicada porque la vivienda ha subido de precio, pero tenemos muchos municipios en Cataluña que pueden ayudar a la integración", ha asegurado Morist, quien ha reclamado más compromiso y eficiencia a los Ayuntamientos y a la sociedad en general. "Si queremos acoger, tenemos que dar una salida digna a las personas que llegan, porque si no crearemos un tapón muy grande para la gente que todavía tiene que venir", ha añadido. 

Cronificación de la pobreza

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De enero a octubre, Cruz Roja ha atendido a 493.936 personas en sus distintos proyectos. Es la primera vez desde antes de la crisis que baja el número de personas que pide ayuda, un 7%, aunque los responsables de la ONG no cantan victoria. La entidad alerta de que el trabajo precario, los sueldos bajos o la situación de largo desempleo de algunos usuarios están creando una situación de pobreza crónica para el 40,6% de los atendidos. En 2016, Cruz Roja atendió a 234.354 personas con programas de cobertura de necesidades básicas como alimentos, ropa o suministros, una cifra algo menor que la del año anterior, pero todavía preocupante.

"Ya no podemos medir la pobreza solo con los datos del paro, sino que tenemos que ver otros indicadores", ha enfatizado Morist, en referencia al grado de precariedad del empleo, a las situaciones de pobreza energética (el 81% de los atendidos no puede pagar los recibos de la luz) o a las consecuencias emocionales de tener que pedir ayuda. Además, el 40% de los atendidos por Cruz Roja piden ayuda a pesar de tener un contrato laboral. "Tal como van los datos, tendremos miles de personas desconectadas de la sociedad. Aunque vemos muy positivas iniciativas como la renta garantizada de ciudadanía, falta mucho por hacer más allá de dar dinero o bienes", ha concluido Morist.

La entidad ha remarcado que la pobreza se ceba más con el género femenino: el 60% de los atendidos son mujeres. Además, según la ONG, la crisis y la pobreza han tenido efectos negativos en la violencia de género, que ha incrementado. En el programa de teleasistencia para mujeres víctimas de la violencia de género, Cruz Roja atiende a 2.728 personas que están protegidas por una orden de alejamiento dictada por un juez.

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Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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