_
_
_
_
_
TEATRO

El caso de Bernardo Albo

El uruguayo Paco Sáenz dirige una original adaptación de ‘La casa de Bernarda Alba’ en el que todas las protagonistas están interpretadas por un elenco masculino

Momento de la adaptación de Lorca interpretada en su totalidad por un grupo de hombres.
Momento de la adaptación de Lorca interpretada en su totalidad por un grupo de hombres. ISABEL BERNAL

Las campanas repican porque ha muerto el segundo marido de Bernarda Alba. En la casa de la viuda, la criada Poncia prepara el salón mientras come a bocados una barra de chorizo. Seis figuras cubiertas de pies a cabeza con velos negros entran en escena. Caminan al unísono, lentamemente, se sitúan detrás de unas sillas colocadas en forma de abanico y se descubren. Para sorpresa del espectador, los seis presonajes femeninos de la obra de Federico García Lorca son hombres. Bernarda, Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela son interpretadas por seis actores vestidos con traje y corbata. Pero nada ha cambiado: la historia de estas mujeres sigue ahí, sobre el escenario, tan solo hay que escuchar atentamente y no dejarse llevar por las apariencias.

Así comienza esta nueva adaptación del clásico de Lorca, La casa de Bernarda Alba, dirigida por Paco Sáenz (todos los viernes hasta el 29 de diciembre en La Encina Teatro; calle Ercilla, 15; 12 euros). No es la primera vez que Sáenz dirige una adaptación de esta obra con actores interpretando papeles de mujeres, pero sí es la primera en la que todo el elenco está formado por hombres. “Mi reto era trabajar la feminidad desde un interprete masculino respetando la máxima pureza del texto para que el espectador pudiese seguir viendo a una mujer en cada uno de los actores a pesar de los fuertes rasgos de apariencia como son el torso desnudo y la barba”, cuenta el director.

Escenas como la inicial forman parte de su reivindicación. “Que vayan tapadas con velos y que posteriormente se descubra que son hombres es un guiño a la falsedad social y la confesión de las verdades”, explica.

Sáenz cuenta que no quería que fuesen hombres travestidos: “No queríamos ayudarnos de la apariencia, queríamos jugar con las emociones, con la forma de sentir y de pensar de una mujer”. Para lograrlo trabajó individual y colectivamente con el elenco, formado por Ángel Ferrero, Alejandro Marzal, Pedro Rubio, Álvaro Vázquez, Gaspar A. Forner, Kino Gil y Guille Ollés. “Fue una preparación basada en la búsqueda de emociones”, explica Sáenz. Y prosigue: “La idea era experimentar hasta qué punto se puede aguantar el dolor y soportar situaciones adversas que se crean en el entorno social”. “Hay sentimientos universales como el odio, los celos o el amor que todos, independiente del género, hemos experimentado”, cuenta Pedro Rubio, quien interpreta a Angustias. “El reto de esta adaptación era indagar dentro de uno mismo y buscar esa feminidad sin cruzar las líneas rojas que nos habían puesto de no hacer d” mujer o de hombre afeminado", añade.

La casa de Bernarda Alba fue la última creación del autor granadino antes de su fusilamiento en 1936. La obra pasó a dominio público el año pasado tras la expiración de los derechos de autor. Desde entonces se han disparado sus representaciones y adaptaciones. ·Es una historia que narra el drama social de las mujeres a principios de siglo XX, pero que desgraciadamente representa muchas actitudes de la sociedad actual”, opina Sáenz. “Bernarda dice verdades como puños”, concluye el director quien anticipa que tras su temporada en Madrid, comenzarán una gira por España, Italia, Eslovenia, Argentina y Uruguay.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_