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El coche compartido se abre paso para frenar la contaminación

Los municipios de la conurbación barcelonesa optan por sacar a concurso parte de su aparcamiento en la calle y cederlo a empresas de 'car sharing'

Josep Catà Figuls
Una moto eléctrica.
Una moto eléctrica.mÍRIAM LÁZARO

El reto de reducir el coche privado en las grandes ciudades se ha planteado en los últimos años como un imperativo. Se impone luchar contra las cerca de 3.500 muertes prematuras que la contaminación provoca cada año en el área de Barcelona. Mientras el Ayuntamiento de la ciudad y el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) han propuesto medidas como la restricción de vehículos por su antigüedad o la promoción del transporte público, los municipios de la conurbación barcelonesa también han hecho una apuesta para olvidarse del concepto de “coche privado” y pasar a usar una flota de vehículos compartidos.

En este sentido, ciudades como Sant Joan Despí, L’Hospitalet de Llobregat o Sant Just Desvern han optado por sacar a concurso parte de su aparcamiento en la calle y cederlo a empresas de car sharing.

Este proyecto surgió del estudio Los ciudadanos y la movilidad en Barcelona: situación actual y perspectivas de futuro, de la Fundación CreaFutur. Este informe muestra que el 55% de los vecinos del área metropolitana está interesado en utilizar los nuevos servicios para compartir coche. A pesar de ello, la sociedad todavía es reticente a dejar el coche privado, como demuestra que el 69% de la población de los municipios de la conurbación barcelonesa da por hecho que, dentro de diez años, seguirá teniendo vehículo propio, el mismo porcentaje que dice tener coche en la actualidad.

El objetivo sigue siendo reducir el parque de automóviles privados y parece que la única solución es ofrecer un servicio de transporte público de calidad. El 59,6% de los conductores cree que, con una mejora del metro, el autobús y el tren, sería más fácil dejar el coche. En este sentido, el sistema del Park&Ride, los aparcamientos disuasorios en las entradas de las ciudades y en las estaciones de tren y metro, es el sistema más aceptado según el informe de CreaFutur.

El precedente de Madrid

En Madrid, donde la empresa Car2Go hace ya más de un año que opera con el mismo sistema de vehículos compartidos que ahora busca implantarse en el área de Barcelona, los residentes presentaron quejas por la pérdida de aparcamiento público. “Es verdad que se pierden plazas y, con ello, el Ayuntamiento también pierde los ingresos de la zona azul, pero cada consistorio tendrá que pactar un canon con la empresa por el uso de los aparcamientos”, detalla Carles Conill, director de servicios de movilidad sostenible de la AMB. “El objetivo es usar el coche solo cuando sea necesario”, agrega.

La opción de usar empresas que ofrecen una flota de coches a compartir entre los usuarios también es bien recibida, especialmente entre los jóvenes, ya que la implantación del car pooling (conductores que ofrecen asientos disponibles en su trayecto habitual) y la del car sharing (alquiler de vehículos por minutos) se ha hecho principalmente a través de las aplicaciones de móvil. En la práctica, sin embargo, el estudio de CreaFutur muestra que las alternativas al coche privado no se usan tanto como cabría esperar. El transporte alternativo más usado es el Bicing, el servicio de alquiler de bicis de Barcelona, que según la encuesta es utilizado por un 13,6% de la población. El BlaBlaCar, una empresa de car pooling, lo usa un 11,1%.

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Las empresas de car sharing, las que prestan una flota de coches con o sin conductor, tienen un alcance mucho menor. En el área metropolitana, solo un 5,5% dice usar Uber, una empresa de coches con conductor, mientras que un 5% declara utilizar Avancar, que en Barcelona utiliza aparcamientos privados donde los usuarios van a recoger el coche, que pueden dejar en otro de los aparcamientos que utiliza la empresa. El mismo servicio pero esta vez de motocicletas, que presta la empresa e-Cooltra, solo alcanza a un 1,5% de la población, y Cabify, otra empresa de coches con conductor, a un 1,3%.

Es precisamente el uso de estas empresas de flotas de coche a compartir entre los usuarios lo que el Área Metropolitana de Barcelona está tratando de impulsar. “El objetivo de estas compañías es promover el uso del coche solo cuando se necesita, y esto, desde el punto de vista de la sostenibilidad, es muy interesante”, cuenta Carles Conill, director de servicios de movilidad sostenible de la AMB. Antes del verano, la autoridad metropolitana preparó un pliego de condiciones y lo trasladó a los Ayuntamientos, para que sacasen a concurso plazas de aparcamiento de la calle que fueran destinadas a empresas de car sharing.

De momento, Sant Joan Despí, L’Hospitalet de Llobregat y Sant Just Desvern han empezado este proyecto, los tres municipios con la empresa Avancar, filial de ZipCar, la empresa de flota de coches compartidos más grande del mundo. “Hay dudas sobre cómo irá, ya que en Barcelona, donde las plazas, en lugar de en la calle, están en sitios menos visibles como aparcamientos privados, el sistema no está funcionando como se esperaba”, admite Conill.

En Sant Just Desvern, el uso de los automóviles de Avancar se paga a 1,50 euros la hora. Más allá del precio, lo que preocupa a los vecinos es que, con la entrada de estas empresas, se pierden plazas de aparcamiento en la calle.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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