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Colau prohibirá abrir locales de ocio o turísticos en Ciutat Vella

El Plan de Usos no permitirá abrir nuevas discotecas, bares musicales, salas de juego, consignas y agencias de viaje

Clara Blanchar
El local Sidecar, en la plaza Reial.
El local Sidecar, en la plaza Reial.JUAN BARBOSA

El distrito de Ciutat Vella de Barcelona no permitirá abrir nuevas discotecas ni bares musicales, mueblés, pensiones, salas de juegos y atracciones, supermercados de más de 400 metros cuadrados, consignas, agencias de viajes, oficinas de información turística ni locales con máquinas expendedoras de comida. Tras meses realizando estudios y con una moratoria vigente de apertura de nuevos locales de pública concurrencia, el distrito más céntrico y presionado por el turismo de la ciudad ya tiene Plan de Usos: el plan urbanístico que determina qué se puede abrir y qué no y en qué circunstancias.

En síntesis, lo que busca el plan poner coto a los dos principales focos de conflictividad en el distrito: la actividad nocturna y la vinculada al turismo. "Se trata de equilibrar la actividad, fomentar la diversidad y regular y limitar el ocio nocturno, contemplando incluso el decrecimiento", porque si cierra un local nocturno no podrá abrir otro, resumió ayer la concejal de Ciutat Vella, Gala Pin.

La comisión de Gobierno del consistorio aprobó ayer inicialmente un nuevo plan de usos. El sexto, tras la anulación, con sentencia firme, del de 2013, que buscaba justo lo contrario, liberalizar estos negocios. Pin explicó ayer los detalles de un plan "que parte del hecho de que el distrito tiene un tejido residencial, mucha población y mucha densidad; que está orientado a mejorar la convivencia y la salud de los vecinos; a fomentar la diversidad comercial y a limitar las actividades dedicadas al monocultivo turístico". Pin ha explicado que en los últimos años "han aparecido nuevas actividades que no van orientadas al vecindario en un distrito de calles estrechas, "donde muchos edificios no tienen una buena calidad", por lo que "cuesta mucho absorber el ruido" y "la percepción de saturación es muy compartida".

Aunque en algún momento en los últimos meses Pin había hablado de tener en cuenta los usos "calle por calle", finalmente, el Plan de Usos fija una única zona con las mismas reglas. Las únicas excepciones son La Rambla y, vinculada a ella, la Boqueria y la plaza Reial, espacios para los que se está redactando un plan propio. El plan tampoco prevé el traspaso de licencias: no se podrá cerrar un local y abrirlo con la misma licencia en otro lado.

Lo que hace el nuevo plan es aplicar un criterio que mezcla superficie con densidad: limitar la superficie máxima de cada categoría que podrá haber en un determinado radio. Por ejemplo, no podrá haber más de 300 metros cuadrados de restaurantes, bares o heladerías en un radio de 50 metros. Y además, como se considera que un estos locales tienen impacto nocturno, las condiciones se amplían: aunque cumpliera las del primer radio, si hay más de 100 metros de restaurantes en 1.300 metros de radio, tampoco podrá abrir. "El plan fija superficies y no número de locales para dar lugar a la apertura de negocios de distintos tamaños de empresas, no solo las mayores".

En el caso de las actividades consideradas de bajo impacto nocturno, solo se tendrá en cuenta una superficie y un radio. En este epígrafe entrean los teatros, cines y circos, las actividades culturales, comedores sociales, tiendas vinculadas a consumo de proximidad, supermercados de hasta 399 metros cuadrados (los de mayor superficie no estarán permitidos) y venta de producto cotidiano no alimentario (una ferretería, por ejemplo).

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Otro criterio que fija el nuevo Plan de Usos es la situación de los edificios donde se ubican los establecimientos. En este sentido, la diagnosis que ha realizado el distrito constata la existencia de "ámbitos de vulnerabilidad residencial extrema y acusada en los que la implantación de las actividades puede tener un mayor impacto". Por ejemplo, por el ruido. Y en estos casos no se podrán implantar negocios si no tienen un certificado de idoneidad técnica para asegurar que el edificio está en buenas condiciones para evitar dañar la salud de los vecinos.

El calendario que afronta ahora la tramitación del plan es de dos meses de exposición pública; resolver las alegaciones, y lo más determinante, lograr apoyo político en la comisión de Urbanismo y el Plenario. Podría estar todo listo en enero o febrero. ¿Y hasta cuándo estará vigente? "Hasta que se haga otro plan o hasta que un tribunal lo tumbe como ha ocurrido con los anteriores", reconocía ayer una técnica del distrito.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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