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La ciudad de las furgonetas negras

El Mobile World Congress cambia el color de Barcelona con coches de lujo para congresistas, ante la inquietud de los taxistas

Josep Catà
Una furgoneta de transporte privado para el MWC en Barcelona.
Una furgoneta de transporte privado para el MWC en Barcelona.Joan Sánchez

¿Quiénes son los conductores de negro que han llegado con el Mobile World Congress? ¿Quiénes son los men in black que cambian el paisaje de Barcelona, que nos tiene acostumbrados al amarillo y negro de los taxis, por un negro brillante de furgonetas y coches de lujo? Con matrícula española, pero también francesa, inglesa, alemana o de países todavía más lejanos, la capital catalana se ha llenado de estos vehículos, el transporte privado de los altos directivos y otros VIPdel congreso mundial de móviles que termina este jueves. Son los grandes ejecutivos los que han hecho uso de este lujoso servicio, porque el viajero habitual de Barcelona ya sabe que el resto de los más de 100.000 asistentes del Congreso han llenado hasta los topes el metro, el tren y los taxis regulares.

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Entre estos vehículos hay, por ejemplo, una minivan Mercedes, modalidad Viano o Vito (con capacidad de cinco y ocho personas respectivamente), unos Mercedes Benz de las clases S o E para cuatro viajeros, un Volkswagen Passat Luxe o un Audi A5. Todos están lo más limpios que pueden, y la mayoría con un color negro que hace conjunto con la americana y los pantalones del ejecutivo de turno, aunque también los hay de color gris, claro o azul.

Dormidos ante el Hotel Majestic, las tiendas del Paseo de Gràcia o las zonas de ocio de Barcelona, los coches esperan a los congresistas para llevarlos donde haga falta. La mayor parte de estos vehículos llevan el logo de una empresa de telefonía: son los automóviles alquilados por los ejecutivos durante los días del congreso. Pero también hay una parte importante que corresponde a conductores autónomos que, sin estar adscritos a una compañía, ofrecen sus servicios en Internet o a través de Cabify, una aplicación de precontratación que, como Uber desde hace un año, puede operar en España como servicio profesional: solo necesitan la licencia VTC, la autorización de arrendamiento de vehículos con conductor.

“Los llevamos donde quieran, primero los recogemos en el aeropuerto, después vamos al hotel a descansar y de allá, a la Feria, a comer, a cenar y al Puerto o a otras zonas de ocio de Barcelona”, cuenta, desde el manos libres de su vehículo, Miguel Ángel Morán, propietario de la empresa Premium Car Transfer.

Los automóviles que funcionan con Cabify y, ya sea con licencia VTC o sin ella, esperan fuera de la Feria ocupando las plazas de taxi y captando clientes en la calle, tienen en alerta a los taxistas. En un vídeo que se hizo viral recientemente en las redes sociales, se veía como unos supuestos taxistas atacaban a un coche al que acusaban de intrusismo en el Puerto Olímpico.

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Carlos Fernández, del sindicato del taxi STAC, lamenta acciones como las del vídeo, pero coincide en que es necesario que la Generalitat regule la presencia de Cabify, porque a su parecer hacen competencia desleal al captar clientes en la calle y no por contratación previa. “Los que no llevan licencia están más controlados, ya que desde hace tres años, si les pillan, les cae una sanción de 4.000 euros”, explica.

Aunque admite que “parece que han venido más coches de estos que nunca”, Fernández, más allá de la alerta por los taxis piratas, minimiza la competencia que les pueden hacer los vehículos alquilados por compañías: “Nos molestan, pero se van al cabo de cuatro días”. El sector ha facturado aproximadamente un 20% más durante los días que ha durado el congreso de móviles.

Aparcado en el Paseo de Gracia, un Mercedes de clase S espera a su congresista, que se muestra convencido: “¡La comodidad no tiene precio!” A modo de aproximación, la página web de AC Cars nos lo da: 520 euros por ocho horas a bordo de uno de estos coches relucientes.

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Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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