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Buscan en los negocios del expresidente de la CAM el móvil del crimen de su viuda

La Policía Nacional examina el tráfico de llamadas en el lugar del asesinato

Allegados a la víctima, a las puertas del tanatorio el pasado domingo. En vídeo: El Delegado del Gobierno en la Comunitad Valenciana, Juan Carlos Moragues.Vídeo: EFE | EFE

La policía trabaja sin descanso para esclarecer el crimen de la viuda del expresidente de la extinta Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) Vicente Sala, consciente de que las primeras horas pueden resultar cruciales para obtener resultados. Una vez interrogados sus hijos y yernos, el personal de servicio y los empleados de María del Carmen Martínez, de 72 años, los investigadores han centrado sus pesquisas en las empresas, negocios e inversiones del clan familiar para tratar de encontrar la motivación del sicario que probablemente apretó el gatillo, según han confirmado a EL PAÍS fuentes de la investigación. Los Sala son una de las familias más adineradas de la provincia de Alicante.

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El patriarca, Vicente Sala, levantó un emporio a partir de una empresa de resinas que se ha expandido con delegaciones en diversos países de América Latina. Su trayectoria empresarial siguió en los años siguientes en la construcción y la automoción, entre otros sectores. La policía trata ahora de aclarar si alguna discrepancia relacionada con la actividad de todas estas mercantiles tiene la clave del asesinato. Un asesinato en la alta sociedad de provincias que concita por ahora más preguntas y especulaciones que certezas.

Los agentes del grupo de homicidios de la comisaría provincial de Alicante están siguiendo todos los pasos que fija el manual en este tipo de crímenes. Confían en sí mismos y han rechazado por ello el ofrecimiento del Ministerio del Interior de destinar al caso a un grupo de especialistas con base en Madrid. La policía trata de atar cabos o descartar algunas posibilidades. Están revisando, por ejemplo, el tráfico de llamadas telefónicas que registraron los repetidores situados en las proximidades del concesionario de coches familiar donde la víctima encontró la muerte.

El juzgado de Instrucción 7 de la ciudad, encargado del caso, ha decretado el secreto de sumario para evitar filtraciones. "Desde el juzgado solo se podría entorpecer en estos momentos la labor de los agentes", apuntan fuentes jurídicas. Por ese motivo, la actuación del magistrado instructor, José Luis Lafuente se limita por ahora a autorizar las solicitudes que llegan de la policía para la práctica de diligencias.

Los investigadores se están volcando en la consulta de registros de la propiedad y mercantiles, de documentación empresarial y bancaria, a la búsqueda de explicaciones. Según fuentes policiales, todas estas gestiones son las que marca el protocolo, pero aún no han arrojado pistas fiables que conduzcan hasta el asesino y quienes lo contrataron.

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María del Carmen Martínez, de 72 años, falleció sobre las 19 horas del pasado viernes tras recibir dos disparos a quemarropa en la cabeza en el interior de su vehículo, un todoterreno de alta gama con el que había acudido al concesionario que regenta su familia en la calle Zodiaco de Alicante, una zona industrial y comercial apartada del centro de la ciudad.

Nadie escuchó las detonaciones, por lo que todo apunta a que en el crimen se empleó un arma provista de silenciador. El delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Moragues, confirmó el pasado lunes en una comparecencia ante la prensa que el asesinato no quedó registrado en ninguna cámara de seguridad y aseguró que la actuación de un sicario “era una línea de investigación más”.

Igualmente, explicó que en las horas posteriores al asesinato los investigadores habían tomado declaración a los hijos de la fallecida, un hombre y tres mujeres, y a otras personas de su entorno familiar, pero dijo que no había constancia de que la víctima hubiera recibido amenazas anteriores a su muerte.

La víctima fue tiroteada en el interior de su coche, que se encontraba en un lavadero del concesionario familiar, Novocar. Los disparos fueron a quemarropa, se dirigieron al lado izquierdo de la cabeza mientras se hallaba sentada en el asiento del piloto de su coche y le causaron la muerte prácticamente en el acto.

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