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Salud garantiza la reproducción asistida a mujeres lesbianas o solteras

La Generalitat universaliza el acceso a este servicio, antes limitado a mujeres heterosexuales, con pareja y problemas de fertilidad

Jessica Mouzo
Imagen microscópica de un espermatozoide fecundando un óvulo
Imagen microscópica de un espermatozoide fecundando un óvulo

Las mujeres lesbianas o solas podrán acceder libremente, a partir del lunes, al servicio gratuito de reproducción asistida dentro de la sanidad pública. El consejero de Salud, Toni Comín, anunció ayer una ampliación de la cartera de servicios en la reproducción asistida para atender a todas las mujeres, independientemente de su orientación sexual, de su estado clínico (si son fértiles o no) o de su situación afectiva (solas o con pareja). Hasta ahora, el acceso gratuito a este servicio estaba limitado a mujeres heterosexuales, con pareja y problemas de fertilidad.

"Sea cual sea la demanda, nosotros la cubriremos. Estamos hablando de un derecho", apuntó el consejero de Salud, Toni Comín. Flanqueado por media decena de entidades sociales y activistas de colectivos feministas y LGTBI, Comín dio ayer luz verde a un nuevo protocolo que garantiza el acceso de todas las mujeres a la reproducción asistida. Desde 2006, un Real Decreto regulaba los supuestos de entrada a la lista de espera a este servicio y se limitaba a permitir el acceso gratuito "a parejas heterosexuales cuando haya un diagnóstico de esterilidad o indicación clínica establecida". Sin embargo, en el marco de la ley catalana contra la LGTBIfobia aprobada en 2014, el Parlament obligó el año pasado al Departamento de Salud a eliminar las restricciones de acceso. A la espera del protocolo, el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) ordenó el pasado marzo a todos los hospitales que incluyesen en la lista de espera a todas las mujeres que lo solicitasen, independientemente de los supuestos que recogía el Real Decreto.

El protocolo, que está pendiente de una revisión técnica de Salud para ponerlo en marcha, contempla dos vías clínicas de acceso a las terapias de reproducción asistida: por un lado, las mujeres que recurren por problemas de fertilidad y, por otra parte, las que requieren este servicio por razones no clínicas.

La lista de espera para tratamientos de fecundación in vitro ronda las 2.800 personas, mientras que, según Comín, "la inseminación artificial no tiene una lista de espera importante". A diciembre de 2015, la lista de espera era de 10 meses en el Hospital Trueta (Girona), 15 en la Clínica Puigvert, 28 en el Hospital Clínic y 31 en el Vall d'Hebron (Barcelona). El titular de Salud estimó que entre 10.000 y 36.000 mujeres pueden solicitar este servicio pero rechazó que las listas de espera se incrementen con la activación del protocolo. El consejero justificó que los colectivos hasta ahora excluidos —mujeres lesbianas y solteras— precisarán inseminación artificial, la técnica de menos coste y con menor lista de espera.

Con todo, Comín anunció que el protocolo también mejorará la accesibilidad territorial a las técnicas de reproducción asistida y, más concretamente, a la inseminación artificial. La puerta de entrada seguirán siendo las unidades de primaria de atención a la salud sexual y reproductiva (ASSIR) pero, según la demanda que reciba el Departamento, el CatSalut elevará a una veintena los hospitales con autorización para realizar esta técnica (ahora son ocho).

Banco público de espermatozoides

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El consejero de Salud indicó que el Departamento está preparado, a través del Banco de Sangre y Tejidos y de la Organización Catalana de Trasplantes, para hacer frente a la demanda de espermatozoides que supondrá el incremento de peticiones de inseminación artificial. Sin embargo, no descartó poner en marcha más adelante un banco público de gametos. "De momento resolveremos la demanda con los bancos que tenemos ahora pero tendremos que pensar en institucionalizar un banco público", avanzó Comín.

El número de intervenciones totales en 2015 fue de 1.122 fecundaciones in vitro y 1.291 inseminaciones artificiales, con un coste total de 8,5 millones de euros para el Departamento.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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