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Richard Charkin: “El ego del editor ha hecho que se crea mejor que el escritor”

El presidente de la Asociación Internacional de Editores pide en el foro Edita Barcelona que se evite que Google o Apple lleguen a una situación de monopolio en el libro

Carles Geli
El presidente de la Asociación Internacional de Editores, Richard Charkin, ayer en Barcelona.
El presidente de la Asociación Internacional de Editores, Richard Charkin, ayer en Barcelona.ALBERT GARCIA

Como si el máximo represente del deporte rey dijera que el fútbol actual ha insultado a la pelota al prescindir de su presencia y que debe devolverle el protagonismo, jugar a partir de ella y mimarla. Pues eso es lo que dice el inglés Richard Charkin (1949), director de Bloomsbury (sello descubridor de Harry Potter) y presidente de la Asociación Internacional de Editores (IPA: 60 organizaciones de 50 países) sobre su profesión. “Los editores hemos estado tan obsesionados en vender que hemos perdido el pilar de nuestro oficio: ser socio del autor; fuimos desleales con él, obsesionados con las fusiones y en vender y vender. El ego del editor ha sido tal que nos hemos creído más importantes que el autor, un poco como el ego de los mánagers de los clubs ingleses de fútbol… Y mire cómo están ahora”, ejemplariza. Lo dice en Barcelona, donde ayer dialogó con su homólogo y presidente de los editores españoles, Daniel Fernández, acto estrella de la primera jornada del foro Edita Barcelona, coorganizado por el Gremio de Editores de Cataluña y la Universidad Pompeu Fabra.

En los países emergentes la telefonía móvil será muy importante y obligará a reorientar estrategias; ya hoy, el gran distribuidor de libros en Egipto es Vodafone

Charkin es tan afable como iconoclasta y franco porque tiene claro que los editores del siglo XXI tienen tres grandes problemas “existenciales”: “la injerencia de los gobiernos en la libertad de expresión, un analfabetismo funcional mayor del que se piensa y la defensa del copyright, que está bajo amenaza porque a las grandes corporaciones les interesa que el contenido no tenga coste ni sea obstáculo alguno para nada”. Sobre eso último, cree que los editores aún no han perdido la batalla por los contenidos con las empresas tecnológicas y las grandes de la distribución electrónica porque “esa batalla todavía no ha concluido; en cualquier caso, deberíamos intentar que no fuera una guerra porque les necesitamos para distribuir nuestros contenidos, debemos estar a favor de que Google o Apple entren en el mundo del libro”, sorprende.

Debemos estar a favor de que Google o Apple entren en el mundo del libro; les necesitamos para distribuir nuestros contenidos, pero hay que luchar para que no se conviertan en monopolios: son demasiado grandes incluso para Europa

¿Pero cómo frenar a Amazon, Apple, Google Facebook o hasta a los chinos Baidu o Tencent QQ, pues? Charkin se encomienda a las propias leyes salvajes del mercado: “Hay que intentar que no se conviertan en monopolios: gobiernos y sociedad debemos hacer que compitan entre ellos, no hay otro modo: son demasiado grandes para nosotros, incluso lo son para Europa misma en un contexto globalizado; la solución pasa más por un tema comercial que legislativo”, sentencia. Y ante el escepticismo de su interlocutor, recuerda el caso de IBM: “Dominaba el mercado, perdió oportunidades en él ante competidores y ya no ha tenido más la posición que tuvo”.

Cuando todo el sector dice que el libro digital se mantendrá estable en un 30% de cuota del mercado, el jefe de los editores del planeta cree que “su porcentaje subirá más porque muchas empresas de Internet no dan cifras de venta y tampoco se están midiendo los préstamos bibliotecarios por este sistema; en cualquier caso, no canibalizará la edición en papel ni la extinguirá; o eso no ocurrirá en mucho tiempo”. En cambio, cree que debería prestarse mayor atención a las compañías de telefonía móvil, sistema por el que acceden un 39% de los que lo hacen a la Red en el mundo. “En los países emergentes será muy importante y obligará a reorientar estrategias; ya hoy, el gran distribuidor de libros en Egipto es Vodafone”, ilustra.

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“La calidad de edición china es buenísima, va a ser un reto para la edición occidental, pero no deberíamos tener miedo: los contenidos no tiene por qué ser chinos

Una mirada al ranking de los 10 grandes grupos muestra el predominio de la edición educativa (Pearson, líder mundial, es de ese gremio; McGraw-Hill Education…) o del ámbito científico-técnico y profesional (Thomson Reuters, Wolters Kluber…), eclosión que contrasta con el estancamiento de los ingresos de los grupos de edición más generalista y literaria, excepción de Penguin Random House (quinto del mundo). “No se trata de enfrentar un tipo de edición con otro; la caída de la literatura y el trade es más porque los precios se han mantenido o disminuido por la crisis y por el efecto del e-book; el otro tipo de edición es resultado del crecimiento de los países de economías emergentes y de la población mundial; sí, es hoy el subsector al alza, también porque tiene mucha subvención, tanto pública como privada”.

La otra gran sorpresa de la clasificación mundial la proporciona la presencia, por vez primera, de dos grupos chinos. Phoenix y China South, quinto y sexto. “La calidad de edición china es buenísima, va a ser un reto para la edición occidental, pero no deberíamos tener miedo: los contenidos no tiene por qué ser chinos”, desliza.

Hoy, como editor, me especializaría, buscaría un nicho, pero acompañaría mis libros de una revista, conferencias, quizá un premio, una web ... Crearía una comunidad: hoy un editor ha de ser un comunity manager. Eso sí, en el centro de esa comunidad debe estar el autor

Parece tener Charkin respuesta para casi todo, si bien le parece “difícil de explicar” el ligero pero sostenible aumento de librerías independientes en EEUU y España. “Puede parecer que a un editor le importa poco si se venden sus libros on line o en tiendas físicas, pero estas últimas son vitales porque son aparadores y los libreros ayudan a crear superventas, un efecto que no vemos tanto en internet si no es con un grandísimo esfuerzo del editor”. También tiene claro que los grupos editoriales acabarán vendiendo directamente a los consumidores a través de sus propias plataformas o canales, si bien “serán solo de contenidos minoritarios o muy específicos, no veo a los editores vendiendo de todo desde sus páginas web, no tiene sentido”.

Ha de reflexionar algo más para ser capaz de recomendar a alguien que empiece hoy como editor si hacerlo con un sello generalista o especializado: “Yo me especializaría, buscaría un nicho, pero acompañaría mis libros de una revista, conferencias, quizá un premio, una web... Crearía una comunidad: hoy un editor ha de ser un community manager. Eso sí, en el centro de esa comunidad debe estar el autor…”.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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