Colmena de artistas

Una nave industrial en Carabanchel pretende servir de trampolín a artistas emergentes

Parte de las obras de la muestra.jaime villanueva

La vida del artista sabemos que es dura, pero la del llamado artista emergente, todavía más. “Cuando un artista termina su formación o una residencia o un proyecto, muchas veces se siente un poco huérfano y con dificultades para conectar con el mundo profesional”, explica Sofía Sáenz de Santa María, directora de La Colmena, un proyecto que se presentó ayer y que trata de servir de trampolín para que estos artistas consigan dar el salto.

Anoche, en una gran nave industrial de 400 m<MD+>2<MD> llamada Urg3l, en Carabanchel, normalmente ocupada por cinco artistas que tienen allí...

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La vida del artista sabemos que es dura, pero la del llamado artista emergente, todavía más. “Cuando un artista termina su formación o una residencia o un proyecto, muchas veces se siente un poco huérfano y con dificultades para conectar con el mundo profesional”, explica Sofía Sáenz de Santa María, directora de La Colmena, un proyecto que se presentó ayer y que trata de servir de trampolín para que estos artistas consigan dar el salto.

Anoche, en una gran nave industrial de 400 m<MD+>2<MD> llamada Urg3l, en Carabanchel, normalmente ocupada por cinco artistas que tienen allí sus estudios, se mostró la obra de los primeros 11 creadores, de diferentes disciplinas, seleccionados de entre más de 100 propuestas por las comisarias Mariana Cancela Moreira, Karina Saravo Sánchez y Alicia Sen.

La exposición se puede ver hasta el domingo y, a partir de ese día, los artistas emprenderán un periplo creativo de seis meses en el que serán acompañados por la organización. Al final, en otra exposición, se mostrarán los resultados de este diálogo a tres voces entre artistas, comisarios y organización. Entretanto se realizarán encuentros, talleres o publicaciones. Y la rueda volverá a girar: se planea realizar dos convocatorias al año. En La Colmena, más que a miel, huele a cárcel. Por todo el espacio se disemina un olor a cárcel nebulizado, una obra olfativa creada por el colectivo Bauen Wohnen Denken inspirada en los aromas que se dan a la sombra.

Sobre las grietas del suelo de la nave discurre el trabajo de Javier Cruz y si encuentran arena de playa en la periferia madrileña es que se trata del complemento a la obra fotográfica de Víctor G. Carreño, Sand land.

Un cuerpo mutilado y crucificado por cables, que parece hablar de nuestro sometimiento a la tecnología, es obra de Daniel Schweitzer. Otros participantes son Francisco Javier Moreno, David Linuesa, Elena Feduchi, Aitor González, Ignacio Barahonda, Ciprian Burete o Clara Cebrián que en Toreros y cohetes trabaja sobre el color y el movimiento en la tauromaquia, de una manera que no se sabemos si es irónica o no. Comisarios, críticos, galeristas y otras gentes del mundillo profesional pudieron conocer estas propuestas.

La Colmena es la rama artística da la publicación online La Grieta que comenzó su andadura, a base de crowfunding, en enero. Un medio que “más que estar preocupado por la actualidad inmediata aboga por unos textos rigurosos y analíticos, a veces rozando con lo académico, que tratan de unir los diferentes elementos de la sociedad en vez de separarlos”, en palabras de su director general, Lorenzo García-Andrade.

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