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El cierre del Mercado de Motores acaba en bronca con los fundadores

Adeudan 60.000 euros a los artesanos de la feria

Mercado de Motores, en la calle de Valderribas de la capital.
Mercado de Motores, en la calle de Valderribas de la capital. cristóbal manuel

El cierre del Mercado de Motores ha abierto un conflicto entre los fundadores y organizadores de este rastro elegante, que se celebraba los fines de semana en el Museo del Ferrocarril, y un grupo de artesanos y comerciantes que acudían allí a vender sus productos. Desde que el Ayuntamiento anuló la cita, el 13 de diciembre pasado por un problema de licencias, los primeros no han devuelto a los segundos —en total, tres centenares— el dinero que adelantaron para reservar los puestos. Una quincena de afectados quiere demandar a los organizadores por incumplimiento de contrato. Pero estos —Juan Fraile y Teresa Castanedo— dicen que no tienen dinero. La cantidad adeudada ronda los 60.000 euros, según ha admitido Castanedo a este periódico.

Isabel, una de las afectadas, explica el problema: “Cuando se trató de pagar la reserva de la plaza en el Mercado de Motores, esta gente exigió que todo fuera muy rápido. Pero para hacer la devolución del dinero ni siquiera responden los correos electrónicos”. En su caso se trata de “tan solo 50 euros”; para Marian, que pensaba vender bolsos y ropas de marca, la cantidad asciende a 180 euros; David, ilustrador y caricaturista, pagó 250, al igual que Eva, que venía desde Logroño con una cata de vinos. Todos se remiten al punto número 9 del contrato que firmaron: “En caso de anulación por parte de la organización, se podrá optar por la devolución o la confirmación de espacio para el siguiente Mercado”.

Si me pongo a pagarles a ellos, me arruino Teresa Castanedo

Los emprendedores están indignados. “Esto es una feria; si no la montas, no hay gastos. Cuando van a hacer el mercado contratan a gente, pero si no lo hacen no tienen ni un puñetero gasto”, explica Eva, que desde diciembre ha enviado a Fraile y Castanedo numerosos e-mails para recuperar su dinero y no ha recibido respuesta. Marian e Isabel sí que recibieron una explicación después de varias semanas. “Nos escribieron que nos irían llamando a ver si queríamos asistir a una nueva edición del mercado cuando se resolviera lo de la licencia, y que las devoluciones no las podían hacer antes porque carecían de liquidez”, apunta Marian. Pero Marian, como muchos otros, no quiere volver a participar en el Mercado de Motores. “Somos unos 100 o más. Esta gente ha recogido mucho dinero, nos ha timado y se ha marchado con lo que les hemos pagado”, dice.

Teresa Castanedo, la organizadora, admite la deuda. El miércoles declaró que no podía, “de momento”, hacer ninguna devolución del dinero. “No he volado con el dinero a las Bahamas, pero si me pongo a pagarles a ellos me arruino”, declaró a este periódico. El viernes cambió de opinión: “Devolveremos el dinero a los 12 que lo han pedido”. Sobre la falta de comunicación con los artesanos, alega: “Hemos tenido que despedir a gente que se encargaba de responder los e-mails. No puedo responder mensajes de tanta gente. Ahora me toca trabajar de camarera de ocho a cuatro de la tarde”.

Castanedo asegura que el AGLA (Agencia Gestora de Licencias del Ayuntamiento) les había concedido el permiso para realizar el mercado en el Museo del Ferrocarril. “La licencia me costó 10.000 euros, y de un momento a otro me quitaron”. Después de celebrar 15 ediciones en el museo, situado en el Paseo de las Delicias, el Ayuntamiento consideró que el evento no debía realizarse en un edificio considerado Bien de Interés Cultural. Debido a ello, el caso pasó a ser competencia de la Gerencia de Urbanismo.“Nos quitaron la licencia, y tramitar una nueva a través de la Gerencia de Urbanismo no es cosa de tres semanas”, explica.

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La situación personal de Castanedo y su socio tiene poca importancia para los emprendedores, que se ven burlados. “¿Cómo que no tienen dinero? Esta gente tiene otros negocios, como el mercado de oficios en el Matadero y un café llamado Pez Baker”, dice Isabel. Marian afirma: “Es que ellos han quedado como si les hubieran hecho la faena a ellos, y por supuesto que sí, pero es que el mercado vivía de todos nosotros”.

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