Adiós a las chimeneas de Villaverde
Arcelor-Mittal desmonta los tubos para el tratamiento de los humos en la antigua fundición


Los conductores que pasaban la semana pasada por la autovía de Toledo (A-42) a la altura de Villaverde no paraban de montar atascos, fuera la hora del día que fuera. El motivo no era otro que la instalación de tres grandes grúas que estaban desmontando las enormes chimeneas por la que hace años salían los humos de la antigua fundición de Arcelor-Mittal, en el distrito de Villaverde. El cambio de uso de las instalaciones, que ahora solo se dedican al tratamiento de la chatarra y que no la funden, han motivado que se quiten estos enormes tubos colocados para evitar la contaminación de la zona, según explicó un portavoz de la compañía.
La operación estaba prevista que durara entre el martes 9 y el domingo 14 dada la complejidad de los trabajos y los enormes pesos que había que mover, eso sí, sin correr riesgo ni para la propia empresa ni para los trabajadores. Cada información del estado del tráfico siempre refería durante la semana pasada que había problemas en ese punto de la A-42.
Los trabajos se adelantaron más de lo previsto y la tarde del viernes quedaron concluidos, dos días antes de lo previsto. “El coste ha sido muy bajo porque solo ha consistido en el alquiler de las grúas. El transporte es mínimo porque todo el residuo será tratado en la propia fábrica de Villaverde”, reconocen fuentes de la empresa.
Las enormes grúas empezaron a trabajar el martes a primera hora. Lo complicado de la operación era acabar con los tubos y con la infraestructura en la que se asentaban. Las enormes chimeneas pasaban de un lado a otro de la factoría por debajo del puente de la autovía de Toledo. Según fuentes de la compañía, estas conducciones fueron instaladas en los años ochenta para filtrar el humo que salía de la fundición. Era cuestión de filtrarlos para que fueran menos contaminantes, en especial de monóxidos y partículas en suspensión.
El cierre de la fundición hizo que las salidas de humos, colocadas en unos terrenos cedidos, sean hoy por hoy innecesarios. De ahí, la necesidad de recuperarlos y devolver los terrenos a sus propietarios, según el portavoz de la compañía.
El destino de todo ese material es claro. Será achatarrado en la propia factoría de Arcelor-Mittal, que ahora opera en Villaverde como un centro de recuperación de chatarra. Es decir, todos los productos metálicos que llegan a esta nave son tratados de forma uniforme que en otra acería puedan fundirlos y convertirlos en un nuevo material utilizable.
La fábrica de Arcelor abrió allá por el año 1956 y se convirtió en una de las empresas más punteras de todo el distrito junto con la fábrica de camiones Barreiros, en lo que hoy es la fábrica de Peugeot. El 18 de enero de 2012 la empresa anunciaba que cerraba la factoría y que solo se quedaría en Villaverde las oficinas centrales, el área de comercialización, el almacenamiento de chatarra y la transformación de productos siderúrgicos. Eso supuso que solo se quedaban 105 de los 390 empleados que forman parte entonces de la plantilla de la mítica fábrica de Villaverde.
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