La presión pudo con la alcaldesa
Arrasada en las encuestas y con un mínimo apoyo entre los votantes del PP, Ana Botella no concurrirá a las próximas elecciones

Anoche, el Palacio de Cibeles (sede del Ayuntamiento de Madrid) era pasto de la desolación más absoluta. La muerte de un vecino de Vallecas de 72 años cuando paseaba por la calle de la Virgen de las Viñas aplastado por la rama de un árbol provocó la estupefacción de los concejales del equipo de gobierno. “No puede ser, es inaudito. Qué mala suerte. Si hemos hecho todo lo humanamente posible para evitar más accidentes. Si nunca hemos podado tanto… No tiene explicación”, señalaban fuentes gubernamentales visiblemente afectadas en la madrugada de ayer.
El fallecimiento de este pensionista, sumado al de un soldado de 38 años el pasado 21 de junio en el parque de El Retiro por parecidas razones, ha sido el incidente final en la carrera de Ana Botella en el Ayuntamiento de Madrid. Trasteada por la opinión pública tras su fin de semana en Portugal al día siguiente de la muerte de cinco jóvenes en una macrofiesta celebrada en el recinto municipal del Madrid-Arena en noviembre de 2012, y con los niveles de aprobación por suelos, Botella no ha podido resistir más la presión. Se marcha.
Arrasada en las encuestas y con un mínimo apoyo entre los votantes del PP, su círculo cercano hablaba hace días de que, poco a poco, estaba “remontando”. Argumentaban que los resultados en las elecciones europeas en la capital habían sido mejores que en la Comunidad de Madrid. Su plan económico –fuerte contención del gasto intentando mantener los servicios sociales esenciales- comenzaba a dar sus réditos, a pesar de las críticas de la oposición que destacaba los recortes en todos los apartados, incluido el del mantenimiento de las zonas verdes. En el PP, en cambio, se hablaba sin tapujos de una “buena gestión económica”: las cuentas municipales ya no presentaban el panorama desolador que le había dejado su predecesor, Alberto Ruiz-Gallardón.
Pero la muerte del vecino de Vallecas ha sido la última gota de una situación que se convertía día a día en insostenible. De hecho, Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, no la deseaba como compañera de fatigas en las próximas elecciones locales, sabedor de que sin un candidato fuerte en el Ayuntamiento (representa el 50% de los votos de la región), la Comunidad de Madrid estaría perdida definitivamente para los populares. Por eso, Ana Botella, que no ocultaba que quería ser alcaldesa, tiró en la tarde de este martes definitivamente el bastón de mando. La pérdida de popularidad y apoyo, unidas a siete muertes, aunque ella no haya sido responsable de las mismas y le duelan profundamente, son demasiados factores en contra para presentarse a unas elecciones.
Sobre la firma

Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.