Los ‘blusas’ veteranos cogen el relevo de los ‘txikis’
Las fiestas de Vitoria demuestran que todas las generaciones tienen su hueco
Después del jueves con los niños como protagonistas del programa de La Blanca, la jornada de este viernes dejó paso a los blusas veteranos. Siguiendo los pasos que marca la tradición, las fiestas de Vitoria dedica su penúltimo día a fomentar la diversión de los que en sus años mozos fueron el corazón de la animación callejera.
Son muchas las horas de fiesta y desenfreno vividas ya en la capital alavesa desde que el pasado lunes a las seis de la tarde bajó de los cielos Celedón, y eso se empieza a notar en el ambiente. La ciudad, conforme van pasando las jornadas, tarda más y más en desperezarse. Pero llegaron los blusas veteranos y demostraron que aún guardan fuerzas para mantener bien alto el listón festivo.
No les importó madrugar para participar en la misa, la ofrenda floral y en baile del aurresku en honor de la patrona. Cumplidos los compromisos, llegó el momento de reponer fuerzas —fundamentalmente, a base de txoripan — antes de integrarse en la formación de comparsas que recorrieron las calles de Vitoria con música y buen humor. Todo valía para no perderse el pasacalles: alguno se aprovechó de la edad para hacerlo montado en el trenecito turístico, escoltado por una txaranga.
La juerga tuvo una parada obligatoria en la plaza de la Provincia. Fue el escenario de 19ª edición del baile El Meneito Veterano, en el que los participantes compitieron en buena lid al son de pasodobles, cumbias y rancheras. La pista de baile se animó con la presencia de parejas de todas las combinaciones posibles: matrimonios con las bodas de oro cumplidas, otras recién creadas para la ocasión, del mismo sexo, y alguna que no llegaba ni de lejos a la categoría de veterana.
Con un ojo puesto en el cielo y otro en una previsión meteorológica que anuncia riesgo de lluvia, incluso granizo, los veteranos han tenido la hora de la siesta para cerrar los planes de su día, en el tramo final de La Blanca que este sábado cederá el testigo de las fiestas a San Sebastián, dispuesta ya a iniciar su Semana Grande con el cañonazo.
Los mayores no han dejado de participar, según los gustos personales, en los actos festivos de la tarde vitoriana, en la última oportunidad de participar en el paseíllo hasta la plaza de toros, ya que este viernes acaba la feria de abono con una corrida de rejones.
A quienes de los toros no les gusta ni el paseíllo, les queda la opción de dejar pasar la tarde hasta la hora de la función teatral. En línea con la jornada dedicada a los veteranos, el Teatro Principal tiene en cartel la obra En el estanque dorado, en la que los actores Lola Herrera y Héctor Alterio, dos veteranos de la escena, hablan con humor de la vejez y la vida, y defienden que, a cualquier edad, el goce es posible a pesar del implacable acoso del tiempo.
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