Sociedad sumisa
El objetivo de los grupos de poder es siempre paralizar a sus rivales
Quienes hayan leído la prensa o escuchado la radio en los últimos días se han podido enterar de noticias como las siguientes que escojo al azar: el Gobierno aprueba otra ayuda a los bancos españoles, ahora de 30.000 millones de euros; entidades bancarias cobran penalizaciones a jubilados cuando sus cónyuges fallecen y dejan de domiciliar la pensión; el alcalde del PP de Manzanares paga a una empleada municipal el sueldo íntegro durante dos años por no ir a trabajar, el de Vila Cruces repone placas de exaltación a Franco, el de Sevilla y la subdelegada del Gobierno en Andalucía lamentan que se condene a un delincuente que se apropió de dinero público y un dirigente del mismo partido en Pinto roba gasoil de una empresa municipal; el Gobierno privatiza el mantenimiento de embalses a pesar de que cuesta el doble que hacerlo con empleados públicos; la ley de seguridad ciudadana sancionará con hasta 1.000 euros por jugar al fútbol en la calle y permitirá que los vigilantes privados puedan identificar y detener como si fuesen policías; el Gobierno legaliza la esclavitud sexual, salvo en circunstancias extremas, en su reforma del Código Penal; el PP investiga a los niños que gritaron contra Alberto Fabra y expedienta al colegio; la Fundación de la ONCE se queda con una concesión para el lavado de ropa en la Comunidad de Madrid e impone una reducción de sueldo medio de entre el 43% y el 46% para dejarlo en 620 euros mensuales, ampliando la jornada y eliminando pluses por festividad; casi el 27% de los niños españoles no cubre sus necesidades básicas; la Guardia Civil sanciona a tres militantes de IU con multas de casi dos millones de euros por reunirse en la calle contra la subida del IBI en Espartinas.
También en esta semana pasada diversos medios han seguido informando de escándalos anteriores y así se ha podido confirmar que la red Gürtel que financiaba ilegalmente al PP pagó gran parte de los gastos de la boda de la hija del expresidente Aznar o que este último ha tenido relaciones con empresas dedicadas al tráfico de armas; que Rato privilegió a los grandes fondos frente a las familias recomprando preferentes de Bankia y que los dirigentes de esta entidad, empezando por su presidente, eran plenamente conscientes del daño que suponía colocar ese producto financiero a sus clientes. Se han publicado nuevas evidencias de la gestión corrupta de fondos públicos realizada por la UGT andaluza, el ministro de Hacienda reconoce que realiza purgas ideológicas en la Agencia Tributaria y, por si todo esto fuese poco, se ha comprobado una vez más que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, miente cuando le viene en gana, como al afirmar, en una entrevista concedida a este y a otros cinco grandes diarios europeos, que todos los afectados del PP por la Gürtel han dimitido o que no hay indicadores que muestren el tremendo incremento de la desigualdad en España.
Se tiene información de todo ello pero ni siquiera así pasa nada. Casi nadie reacciona y se da por buena cualquier política que se imponga. Apenas si hay respuesta y cuando la hay es impotente y no consigue evitar este tipo de hechos.
Albert Camus basaba su esperanza en que, según decía, “todo hombre es testigo del crimen de todos” pero ni aún así, pudiéndose contemplar con claridad lo que hacen algunos contra la mayoría de la sociedad, se hace esta fuerte cuando se le quita hasta el aliento.
Sabemos por la biología que el conocimiento y la consciencia, e incluso podríamos decir que también la esperanza, son el resultado de la acción y de la experiencia y por eso el objetivo principal de los grupos de poder es siempre paralizar a sus rivales, normalmente mediante el miedo. Hoy día disponen de dos instrumentos de gran efectividad para lograrlo, el desempleo y la deuda. Mientras no se acabe con ellos, o hasta que casi todos no pierdan todo, la sociedad apenas va a reaccionar, por muy evidentes que sean los crímenes que se cometan delante de sus propios ojos.
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