Miró pide al juez que impida el traslado de su escultura de Gandia

¿Tiene derecho un alcalde a cambiar la ubicación de una escultura concebida específicamente para un lugar determinado sin permiso del artista? Antoni Miró considera que no. Por eso ayer el creador alcoyano presentó una denuncia contra el alcalde de Gandia, Arturo Torró, del PP, en la que pide al juez de instrucción que dicte “como medida cautelar preventiva un requerimiento dirigido a los denunciados y al Ayuntamiento de Gandia para que pare de forma inmediata cualquier trabajo u operación dirigida a arrancar la escultura 25 d’Abril 1707”.

La obra de acero corten pesa 30 toneladas y se extiende a lo largo de 26 metros en una gran rotonda de acceso a la turística ciudad valenciana. Costó un total de 180.000 euros y fue financiada por el Ministerio de Fomento en una actuación urbanística a instancias del Ayuntamiento entonces gobernado por los socialistas. Recrea el famoso cuadro de La rendición de Breda, de Velázquez; alude a la pérdida de los fueros valencianos tras la derrota del bando austracista a manos del ejército borbónico en la batalla de Almansa de 1707, dentro de la Guerra de Sucesión.

La escultura continuaba ayer en su sitio, donde se instaló en 2007, si bien el artista ha tenido conocimiento de la reciente retirada de sus elementos lumínicos. “Como la amenaza de quitarla parece inminente, trato de impedir que los hechos se consuman”, explica Miró sobre su denuncia a Torró y al concejal de Cultura, Vicent Gregori, ambos del PP. El artista de 69 años rechaza el emplazamiento alternativo, del que asegura que se enteró por la prensa. E incide en que nunca ha creado ningún problema en la población; ha sido asumida por la ciudadanía y analizada por publicaciones especializadas.   

La denuncia se fundamenta en el Código Penal, que “establece que es punible tanto el delito consumado como la tentativa de delito”. Y recoge manifestaciones del alcalde, quien retrasó la retirada de la obra en agosto por la polémica generada, o el encargo a la empresa Jaume Espí de una obra para sustituirla (unas grandes letras escultóricas que forman el nombre de Gandia). Además, alude a que se podría incurrir en un delito de destrucción de un bien cultural y de falsedad, así como en una conducta de prevaricación. También refleja la posible conculcación de la Ley de Propiedad Intelectual, entre otras normas nacionales e internacionales.

Con obra en museos nacionales y colecciones internacionales, Miró sostiene que la decisión de Torró es ideológica. “No soy un artista del régimen ni me he corrompido”, apuntó el creador. El alcalde niega la mayor y asegura que quiere dignificarla. “Los madrileños que vienen no la entienden y muchos vecinos tampoco, porque está en una rotonda y no es fácil dejar el coche”, comentó a este diario en verano. Ayer, Torró dijo que Miró busca notoriedad con la denuncia y lamentó que no visitara Gandia para buscar una alternativa, incluso acompañado “por sus amigos del PSPV y Compromís”. El alcalde confirmó que “en breve, en el momento idóneo” trasladará la escultura de Miró. Los gastos del traslado correrá a cargo de la empresa responsable de la nueva obra, según he reiterado el primer edil.