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Vuelta a la vocación exterior

La Comunidad Valenciana nunca ha exportado tanto La caída de las importaciones y la entrada en nuevos mercados, bases del superávit

Ignacio Zafra
Producción acumulada en una industria azulejera de Castellón.
Producción acumulada en una industria azulejera de Castellón. ÀNGEL SÁNCHEZ

Después de casi una década en que las importaciones superaron a las exportaciones, la Comunidad Valenciana ha recuperado este año la balanza positiva en comercio exterior que perdió en 2004, en la fase álgida del boom económico. Con datos acumulados hasta octubre, último mes disponible, el territorio ha vendido fuera productos por valor de 16.945 millones de euros, y ha comprado a otros países por valor de 15.979 millones.

El profundo cambio que se ha experimentado tiene una explicación fundamental: la fuerte caída de las importaciones. En 2008, el último año de crecimiento en ese capítulo, las compras en el exterior superaban hasta octubre los 20.500 millones de euros. Pero es posible observar datos más esperanzadores desde el punto de vista de la salud económica del territorio.

El principal: la Comunidad Valenciana nunca, ni siquiera en los mejores años de la etapa de crecimiento, había exportado tanto. Es cierto que el gran incentivo para salir a vender al resto del mundo ha sido el desplome de la demanda interna española, pero también lo es que las empresas han conseguido exportar más a pesar de encontrarse ante algunos elementos muy desfavorables.

El primero es la relativa debilidad —y por tanto menor demanda— en su principal mercado de destino: Europa, la Unión Europea y, más concretamente, la zona euro, que, a pesar del descenso experimentado sigue concentrando por sí sola el 47,7% de las ventas valencianas.

Principales productos exportados (de enero a octubre de 2012)

Alimentos: 3.581 millones de euros 821,1% de todas las ventas al exterior)

Productos cerámicos: 1.759 millones (10,4% del total)

Automóviles: 1.427 millones (8,4%)

Componentes del automóvil: 1.209 millones (7,1%)

Calzado: 881,6 millones de euros (5,2%)

Maquinaria para la industria: 726,6 millones (4,3%)

Plásticos: 570 millones (3,4%)

PRINCIPALES MERCADOS DE DESTINO:

Unión Europea: 10.105 millones (59,6% del total exportado)

Zona Euro: 8.079 millones (47,7%)

África: 1.429 millones (8,4%)

Europa excluyendo a la UE: 1.282 millones (7,6%)

Asia: 1.049 millones (6,2%)

Estados Unidos: 810,3 millones (4,8%)

El segundo es la terrible evolución de uno de los bienes principales, sino el central, que la comunidad autónoma ha exportado en las últimas décadas: los automóviles. Entre enero y octubre, las ventas de automóviles han caído un 38,7% respecto a los mismos meses de 2011. Hay que retroceder más de 10 años para encontrar unas ventas menores (y ello en millones de euros, no en unidades, donde el contraste sería muy superior).

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Y a pesar de ello —tras la debacle, los automóviles siguen siendo el tercer producto exportado en orden de importancia— la Comunidad Valenciana vende más. Los motivos hay que buscarlos en la fortaleza mostrada por otros sectores y en la habilidad para abrirse paso en mercados hasta ahora poco explorados. El ejemplo más impactante de esto último es África que, tras crecer como destino de las ventas un 35,7% este año se ha convertido en el segundo mercado por importancia para la Comunidad Valenciana por detrás del europeo. Las exportaciones a Estados Unidos también han experimentado un notable aumento: un 25% más.

Si hay un sector que se está demostrando sólido durante la crisis es el agroalimentario. La principal exportación valenciano son los alimentos, que representan un 21,1% del total, dos puntos porcentuales más que en 1995. Y, siendo capitales, no se trata solo de naranjas: los 1.352 millones de euros de ventas de cítricos hasta octubre representan mucho menos de la mitad de la exportación de este sector, que alcanza los 3.581 millones. Y tampoco son solo productos frescos, también aumentan los elaborados y la llamada cuarta gama. El crecimiento del conjunto del sector alcanza un 9,2%.

El profesor de Comercio Exterior de la Universitat de València Francisco Requena destaca que la corrección que se está produciendo en la balanza comercial es, con los matices que en seguida se verán, positiva. Y que con el tiempo lo esperable —y deseable— es que lo excepcional sea lo ocurrido la década pasada, cuando un territorio con histórica tendencia al superávit comercial se vio trastocado “por la vorágine del consumo y un acceso muy fácil al crédito”. Requena considera que la caída de importaciones en bienes ampliamente entendidos como de consumo privado, desde electrodomésticos a automóviles, pasando por ropa, calzado o muebles, es lo adecuado, en un contexto de alto endeudamiento de las familias.

Más grave puede ser a largo plazo, si la tendencia se agudiza, advierte, la caída de importaciones de bienes de equipo, que incluye la maquinaria y la tecnología necesaria para que la industria y las empresas valencianas no pierdan posiciones en la carrera por la competencia global. La compra de bienes de equipo cayó hasta octubre un 12,5% respecto al año anterior.

Si hay un sector que se está demostrando sólido durante la crisis es el agroalimentario

Las llamadas semimanufacturas no químicas se consolidan como el segundo sector exportador, con un 17,2% del total. Los productos cerámicos, incluidos en este apartado, registraron en los 10 primeros meses del año un aumento del 11,8%.

A continuación se sitúa el sector del automóvil (15,6% de todo lo exportado), que a pesar de lo señalado, esconde un dato favorable. A pesar de la intensa caída de ventas de automóviles —por la baja actividad de la planta de Ford en Almussafes—, el apartado de componentes del automóvil ha experimentado un aumento de las ventas al exterior del 28,1%. El cruce de tendencias ha sido tan notable que la facturación de los componentes de automóvil —1.209 millones de euros— se acerca a la del propio automóvil —1.427 millones—.

Los siguientes sectores en importancia son los productos químicos (13,4% de las exportaciones), las manufacturas de consumo (12,5%) y los bienes de equipo (11,4%). Dentro de las manufacturas resplandece el calzado, que con unas exportaciones por valor de 881,6 millones de euros (un 6% más que en 2011) representa más que las de los sectores del mueble, el juguete, la iluminación y el cuero juntos.

Requena pone al calzado como ejemplo de un exitoso proceso de adaptación que ha costado una década: “En torno al año 2000 muchas empresas pequeñas, medianas y grandes se plantearon probar ir a fabricar en países con costes más baratos como China. Pero 10 años después, la mayoría han vuelto”.

Se han dado cuenta, sigue Requena, de que sus habilidades para competir no eran solo de coste, sino también de diseño, alta calidad, segmentación del consumidor y respuesta rápida ante los cambios en la demanda. De modo que la producción basada en esos elementos ha regresado, en buena medida, a casa. Mientras que se ha renunciado —o siguen fabricando empresas valencianas en Asia— al calzado más barato, pero también necesario: la prueba es que hasta octubre se importaron zapatos por valor de 600 millones de euros.

Los productos cerámicos registraron en los 10 primeros meses del año un aumento del 11,8%

Es posible, señala Requena, que una parte de esas importaciones sean a su vez parcialmente transformadas en la Comunidad Valenciana, aportándoles valor añadido, para ser vendidas de nuevo al exterior.

En los 10 primeros meses del año, el conjunto de las exportaciones valencianas creció un 3,1% frente al 4,2% de aumento en España. Pero las importaciones cayeron en la comunidad autónoma un 6,4%, cuatro veces más que en España. El resultado es que la tasa de cobertura comercial valenciana alcanza el 106%, y es por tanto positiva, mientras que en el conjunto del Estado se queda en el 86,8%.

Una ventaja que es, sin embargo, matizable. Los productos energéticos suponen la mayor importación de la comunidad autónoma, con un 18,4% del total (2.943 millones de euros), según los datos del Instituto de Comercio Exterior. Pero la verdadera factura de importación energética valenciana es aún mayor, admiten fuentes del instituto, que explican las dificultades de atribuir por autonomías la compra al exterior de petróleo y gas.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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