¿Qué es lo primero que quieres hacer cuando recibes una buena noticia? ¿compartirla con algún allegado? Si la respuesta es positiva, eres uno más de la inmensa mayoría (más del 75%) que ansía celebrar la buena nueva con sus seres queridos y/o más próximos.
Guardar un secreto cuesta, ¿verdad? Sí, claro, ¿cómo no va a costar? La psicología habla de “capitalización” para definir “el proceso en que las personas comparten situaciones positivas que consideran significativas, y la persona receptora responde de alguna manera a esta acción, lo cual maximiza el beneficio de la acción”. Y la ubica como uno de los pilares fundamentales sobre los que se sustenta la amistad.
Sin embargo, un reciente estudio postula que mantener en secreto, al menos durante un tiempo, una información positiva es la mejor opción: mejora el estado de ánimo del custodio del secreto y aumenta su vitalidad y energía.
Juego 1: Un experimento para ponerse en situación
El nuevo estudio ha alcanzado su “rompedora” conclusión a partir de una serie de cinco experimentos. Te invitamos a que tú también efectúes el primero de ellos, un cuestionario de buenas noticias más habituales en el que tienes que indicar cuáles de ellas has recibido en los últimos tiempos, cuántas de esas decidiste compartir y cuántas las mantuviste en secreto al menos por un tiempo:
- Completar de forma positiva una tarea o un trabajo
- Haber sido aceptado en un nuevo trabajo, club, programa, etc.
- Una nueva oportunidad laboral surgida
- Haber accedido a una formación académica (una carrera, un máster, una formación profesional, un curso, …)
- Alcanzar una promoción o bonus
- Recibir un reconocimiento por tu trabajo
- Que tu negocio marche bien
- Conseguir una nueva venta, contrato, proyecto, …
- Alcanzar otros objetivos marcados distintos a los anteriores
- Ingreso monetario
- Ganar un premio o concurso
- Que te toque la lotería, la quiniela, etc.
- Un ahorro de dinero (por ejemplo, que la declaración te dé a devolver; que te bajen la hipoteca, …)
- Un fiesta o evento social próximo
- Un viaje o unas vacaciones inminentes
- Una inminente actividad o experiencia lúdica (un concierto, un partido, …)
- Hacerle un regalo a alguien
- Recibir un regalo
- Una sorpresa para otra persona
- Darse un capricho
- Mudarse o trasladarse
- Obtener un permiso, una licencia, un certificado, etc.
- Una nueva adquisición o compra
- Noticias de la familia
- Buenas noticias sobre tu salud
- Una nueva relación sentimental
- Una propuesta de matrimonio
- Embarazo o intentar quedarse embarazad@
- Encontrar algo que estabas buscando
- Una nueva oportunidad que se presenta
- Una nueva idea, propósito o deseo
- Un nuevo plan o proyecto
- Bienestar personal
- Un gran decisión o cambio distinto a los referidos
- Una noticia personal distinta a las referidas
- Algo positivo que puede llegar a suceder pero que aún no es seguro
Que mantener un secreto positivo sea beneficioso es una conclusión que se opone a la visión clásica de la psicología al respecto, según la cual es una tarea o proceso lesivo y perjudicial para el que lo mantiene. Pero los responsables del nuevo estudio ponen en cuestión este paradigma arguyendo que parte de una fotografía del escenario que no es completa, ya que no presenta a todos los actores (factores) implicados:
1. Secretos buenos vs secretos malos (información positiva vs negativa): la interpretación clásica parte de considerar los secretos como una información negativa, pero no siempre es así. Hay veces que un secreto —o si se prefiere, una información no compartida— es positivo. Por ejemplo, que tu jefe te comunique un ascenso; descubrir que te ha tocado la lotería; decidir que le vas a pedir matrimonio a tu pareja. La realidad es que las buenas noticias generan emociones positivas, independientemente de que se compartan o no. Aunque también, sin entrar a considerar lo ambiguo de categorizar un secreto en positivo o negativo, porque hay secretos que son beneficiosos para el que los conoce, precisamente porque perjudican a otro (como puede ser algo comprometedor de tu competencia en el trabajo).
Pasatiempo 1: ¡Tengo una gran noticia! ¿Qué te parece?
Algo positivo se esconde en este mensaje, ¿no quieres saber el secreto?
2. Presión externa vs. decisión propia: Por regla general, guardar un secreto malo (una información negativa o perjudicial) es algo impuesto por presiones externas o ajenas al custodio; una obligación o deber moral. Esto es, para no hacer daño, perjudicar o preocupar a otra persona. Por el contrario, reservarse una información positiva es una decisión propia y personal, ya que compartirla no va a perjudicar a nadie. Pero, a pesar de todo, prefieres reservarla para revelarla en el momento más oportuno, o para amplificar la sorpresa del receptor al enterarse… En definitiva, es una motivación propia que uno adopta libremente y, por algún motivo, positiva para el poseedor del secreto.
Pasatiempo 2: Es una sorpresa, pero mi boca está sellada
Hay algo que queremos compartir contigo, pero es un (mensaje) secreto. Tendrás que resolverlo tú solo:
3. Interacción social vs. a solas con nuestros pensamientos: posiblemente el quid de la cuestión y del cambio de paradigma planteado por el nuevo estudio.
Independientemente de la naturaleza del secreto (si es positivo o negativo), los perjuicios atribuidos a mantenerlo oculto se basan en lo costoso y agotador que es, desde el plano intelectual, no soltar prenda al interaccionar con otras personas, ya que nos obliga a estar en un permanente estado de alerta, monitorizando nuestras palabras, gestos y reacciones para no revelar nada: un esfuerzo que deja las reservas de energía bajo mínimos.
Más aún, nos obliga a ir contra nuestra naturaleza, y a controlar nuestros impulsos atendiendo a lo referido al principio sobre la “capitalización”. No obstante, según los investigadores del estudio, hasta ahora no se había contemplado que las relaciones sociales ocupan solo una parte de nuestro tiempo. El restante, estamos a solas con nuestros pensamientos. Un tiempo que dedicamos a anticipar cómo reaccionarán nuestros íntimos y beneficiarios de la información positiva cuando se enteren; cómo se sorprenderán; la forma en que lo vas a desvelar y lo que vas a disfrutar con ello. Y todo ello es combustible para las emociones positivas, aumenta nuestra vitalidad y energía.
En realidad, esto es solo la explicación teórica de una situación que todos hemos experimentado en la práctica: cuando nos enteramos de algo positivo, por ejemplo, y aprovechado las fechas navideñas en las que nos encontramos, que el número de lotería que adquiriste y compartiste con los tuyos ha sido agraciado, y que todos se llevan un pellizco. Cómo nos alegramos en primer lugar por la noticia en sí (información positiva); luego imaginando cómo se van a alegrar tus allegados cuando se lo comuniques (a solas con nuestros pensamientos); y finalmente el subidón de positividad que experimentas cuando les llamas por teléfono, y les dices que tienes que decirles algo importante, pero que mejor en persona y que ya se lo contarás dentro de un rato cuando os encontréis en “tal sitio” (decisión personal).
Pasatiempo 3: Ya he perdido la cuenta de los secretos que comparto contigo
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