El ‘Plan Pistola’ del Clan del Golfo ya deja más de 30 policías muertos en 2022

Cuando apenas había cumplido un mes como policía, Diego Felipe Ruiz fue asesinado. El uniformado estaba en una panadería en el centro de Sampués, Sucre, cuando fue víctima de un atentado. Un par de hombres que se movilizaban en una motocicleta le dispararon y aunque alcanzó a ser trasladado a un hospital, murió minutos después. El fin de semana, la víctima fue Luisa Fernanda Zuleta, que fue asesinada en una emboscada similar en Yarumal (Antioquia).

Ni Diego, ni Luisa, superaban los 26 años. Ambos son las víctimas más recientes de una oleada de atentados contra la fuerza pública en el país, que ya deja 33 policías muertos como resultado del denominado ‘Plan Pistola’ impuesto por el grupo armado ilegal Clan de Golfo o Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). El Centro de investigación y estudios sobre conflictos armados, violencia armada y desarrollo (CERAC) publicó un informe en el que alerta que la última semana ha sido la más violenta para los militares en cinco años. La última vez que se habían visto cifras parecidas fue en 2017, cuando se registraron 24 hechos victimizantes en ese mismo período de tiempo. El centro documentó que solo en las 28 acciones violentas contra los uniformados registradas esta semana murieron dos civiles, cinco policías y un soldado del Ejército y resultaron heridos 15 civiles, ocho policías y un soldado del Ejército. Del total de los atentados, la Policía Nacional responsabilizó por 10 de ellos al Clan del Golfo y dos a las disidencias de las FARC.

Las 16 restantes aún están en investigación, pero todas se dieron en regiones con notable presencia de las AGC o en zonas de fuerte disputa territorial, como el departamento de Chocó con seis ataques; Córdoba con la misma cifra; Antioquia con cinco; Bolívar también con cinco; Cauca y Sucre, cada deparamento con dos; y Nariño y Norte de Santander con un ataque en cada uno. Según Francisco Daza, Investigador Nacional de la Fundación Paz y Reconciliación (PARES), estas acciones tienen una clara intención por parte del grupo armado, que de acuerdo a la fundación hace presencia en más de 241 municipios del país: “Inicialmente puede ser un mensaje interno de unidad para demostrar que son fuertes a pesar de la captura de Otoniel. También un mensaje para el nuevo gobierno de que son una estructura unificada, así entrar a negociar ante una posible o eventual ley de sometimiento a la justicia”. En su más reciente informe Plomo es lo que hay: violencia y seguridad en tiempos de Duque, PARES, registró que con respeto a 2021, el Clan del Golfo aumentó su presencia territorial y hasta hoy, cuentan con cerca de 3.260 hombres en armas y 1.800 del componente criminal focalizado; es decir, personas encargadas de cobrar extorsiones o que tienen otras tareas dentro de la estructura.

Aunque este no es el primer plan pistola del grupo criminal, pues en octubre del año pasado impuso uno en retaliación por la captura de alias Otoniel, para Daza, este último tiene móviles y finalidades diferentes, más encaminadas a demostrar poder. Lo que resulta preocupante, dice el experto, porque “da cuenta que la política de seguridad del gobierno saliente no funcionó, ni siquiera la fuerza pública está a salvo de las acciones de los violentos”, señala el investigador.

El general Jorge Luis Vargas, Director de la Policía Nacional, anunció una recompensa de 50 millones para quienes den información que permita capturar a culpables de los crímenes. En un video pidió a los colombianos “rodear a las familias de los uniformados asesinados” y sugirió salir a marchar contra estos hechos. “Vamos a perseguir a los criminales hasta llevarlos a la justicia”, dijo Vargas.

El presidente electo, Gustavo Petro y el recién designado Ministro de Defensa, Iván Velásquez, también se pronunciaron lamentando los hechos y enviaron un mensaje de solidaridad hacia las familias de las víctimas. Varios congresistas del Pacto Histórico reiteraron que la prioridad de la coalición de Gobierno será la “paz total” como una oportunidad para detener la oleada de violencia que durante los últimos años ha cobrado la vida de cientos de líderes sociales y que en la última semana se ha ensañado con los policías.

El Clan del Golfo, que el Ejecutivo de Iván Duque ha dicho que ha logrado contener, sigue demostrando su poder. Lo hizo con el paro de hace un par de meses en el que confinó a pueblos enteros al imponerse con amenazas y lo hace ahora, con el plan pistola, que enciende las alarmas sobre el recrudecimiento de la violencia a pocos días de la posesión del nuevo Gobierno.

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