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Diagnosticado un hombre con rabia en Bizkaia

El paciente fue mordido por un gato en un viaje a Marruecos el pasado agosto

Un celador traslada a un paciente en el Hospital de Cruces, en Barakaldo (Bizkaia).
Un celador traslada a un paciente en el Hospital de Cruces, en Barakaldo (Bizkaia). Santos Cirilo

Un hombre permanece ingresado en el Hospital Universitario de Cruces, en Barakaldo (Bizkaia), diagnosticado de la rabia, según han confirmado a EL PAÍS fuentes sanitarias. El paciente, de nacionalidad no española y cuya edad no ha trascendido, fue mordido por un gato en el antebrazo el pasado mes de agosto en Marruecos, según estas mismas fuentes.

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Los facultativos han llegado al diagnóstico por los síntomas y las pruebas realizadas hasta el momento, aunque la confirmación definitiva tardará aún unos cuatro días, hasta que el Centro Nacional de Microbiología (CNM) complete las pruebas que confirmarán la presencia del virus en las muestras tomadas al enfermo.

La rabia es una enfermedad vírica que afecta al sistema nervioso y que es mortal en prácticamente el 100% de los casos cuando el enfermo ha empezado a desarrollar los síntomas, que son fiebre no muy alta, cambios en el estado de ánimo, náuseas y vómitos, fotofobia (intolerancia a la luz), babeo y convulsiones, entre otros. La forma más habitual de contraerla es la mordedura de un animal —perro, gato, murciélago…— infectado y el periodo de incubación va de unos pocos días hasta un año, aunque lo más habitual son unas tres semanas.

Pese a su terrible pronóstico, la rabia es también prevenible en todos los casos si tras la mordedura se recibe la asistencia médica adecuada, que consiste en la limpieza de la herida, una inyección de inmunoglobulina antirrábica y una pauta de vacunas. El contagio entre personas es muy poco frecuente, según la literatura científica.

Solo una quincena de personas ha logrado sobrevivir a la rabia tras desarrollar síntomas mediante el llamado protocolo de Milwaukee, que consiste en inducir un coma en el enfermo y aplicarle todas las medidas de soporte vital en la UCI para que el organismo pueda hacer frente a la infección reduciendo al máximo el riesgo de daños en los órganos vitales. Para ello le es administrado un cóctel de medicamentos antivirales: ketamina, ribavirina y amantadina, según fuentes del Hospital de Cruces.

El paciente ingresado en Barakaldo presenta signos de necrosis en el brazo, lo que revelaría “una grave infección y que la herida no fue bien limpiada en su día”. “Todo esto muestra que el hombre no ha recibido la adecuada asistencia médica desde que sufrió la mordedura”, explican fuentes sanitarias.

El paciente acudió en un primer momento al Hospital de San Eloy en Barakaldo, desde donde ha sido trasladado al de Cruces donde según fuentes del centro “se le están aplicando los protocolos establecidos en estos casos”.

La consejería de Salud del Gobierno Vasco ha empezado a contactar con el entorno de la persona afectada, pero no confirma si está aplicando el protocolo de Milwaukee. Este fue ideado en 2004 por un equipo de médicos liderados por el doctor Rodney Willoughby y pese a salvar algunas vidas, fracasa en la mayoría de las veces que es aplicado y no ha liberado a algunos supervivientes de severas secuelas neurológicas, según estas fuentes sanitarias.

El Gobierno vasco insiste en que por el momento es una sospecha, ya que faltan los resultados definitivos que se obtendrán en los próximos días. "En cualquier caso, dado que se trata de un caso importado, la Dirección de Salud Pública quiere dejar claro los animales domésticos de Euskadi están libres de rabia", cita la nota de Sanidad.

La rabia causa unas 60.000 muertes al año en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La mayor parte son por el llamado “ciclo urbano” que tiene al perro, al gato y a otros mamíferos como los hurones como los causantes de las mordeduras que hacen llegar al virus al ser humano. En estos casos, los animales domésticos no vacunados contraen la enfermedad al ser mordidos por otros silvestres infectados.

El último brote en España del ciclo urbano se produjo en Málaga en 1975 y causó la muerte de dos personas. Fue, tras las campañas masivas de vacunación a perros y gatos de los años 60 y 70, el último latigazo de la enfermedad. En 2014, sin embargo, una mujer de origen marroquí murió en Madrid tras haber contraído la enfermedad en su país, donde la rabia en perros aún no ha sido erradicada y la enfermedad sigue siendo endémica.

El otro ciclo por el que circulan virus de la rabia es el llamado "de los murciélagos", aunque en este caso los contagios son mucho menos frecuentes. En España, dos personas de Huelva y Vallladolid fueron mordidas el año pasado por murciélagos infectados, según confirmaron las pruebas realizadas en el CNM. Para evitar riesgos, los protocolos vigentes establecen el tratamiento antirrábico en todos los casos de mordedura de murciélago, aunque no se confirme la presencia del virus en el animal.

Cuando el virus de la rabia entra en el organismo de una persona, empieza a extenderse por las células nerviosas hasta alcanzar el cerebro. La velocidad con que lo hace depende de muchos factores entre ellos el lugar de la mordedura, el tipo de herida y si esta ha sido limpiada o no. El virus, por ejemplo, avanza más rápido si en el lugar de la mordedura —manos, cuello, cara...— hay más terminaciones nerviosas o es más próximo al sistema nervioso central, según fuentes médicas.

La infección, sin embargo, es posible de frenar si el paciente recibe tras la exposición la dosis de inmunoglubina (que frena el avance) y la vacuna, que preparará al sistema inmunitario para erradicar el virus antes de que este se asiente en el cerebro, donde se multiplica exponencialmente y acaba causando la muerte.

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