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Los ‘whatsapps’ tras la violación grupal de Manresa avalan la versión de la menor

La madre de la chica dice que los acusados hostigan a su hija y que esta aún siente “miedo”

Concentración en contra de la 'manada de Manresa' el pasado día 8 en Barcelona.
Concentración en contra de la 'manada de Manresa' el pasado día 8 en Barcelona.Europa Press

Los mensajes de WhatsApp exhibidos este viernes en el juicio contra la llamada manada de Manresa prueban que la víctima, pese a que no recuerda con precisión lo ocurrido, tuvo desde el principio la sensación de haber sido agredida sexualmente. “¿Tú crees que si voy bien me follo a ocho personas?”, escribió a su mejor amiga. Además, uno de los acusados, Brian M. C., escribió a un amigo que la menor se quejó de dolor durante los hechos. “Le metí los dedos, estaba que se quejaba. La pasamos bien”. Según explicó un mosso d’esquadra, la chica también aseguró que les pidió que pararan porque “le dolía”.

Además de los whatsapps, familiares y otros testigos declararon en la que debía ser la última sesión del juicio. Pero la ausencia de dos peritos —que deben analizar las muestras de ADN— hará que se retome en septiembre. Entonces se sabrá si la Fiscalía mantiene la acusación por abusos o considera que lo ocurrido durante una fiesta en una fábrica abandonada de Manresa el 29 de octubre de 2016 es una agresión sexual.

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La madre de la víctima explicó que, al día siguiente, le vio cardenales en el brazo y en el pecho. En su declaración como testigo ante el tribunal que juzga a siete hombres —seis por abusar sexualmente de la menor y otro por omisión— la madre especificó que su hija tenía “mucho miedo” de los acusados, en especial de Bryan M. C. y de Marco Antonio R. T. “Cree que la van a matar. A Bryan mi hija le tiene pánico”. Tras denunciar la violación, la madre aseguró que su hija ha sido objeto de seguimientos en el municipio.

La víctima, en su declaración del pasado lunes, testificó que en la caseta donde tuvieron lugar los hechos, los acusados "se pasaban una pistola", y que se sintió intimidada. “Otro flash es que yo estaba llorando y tenía a alguien con gafas encima. Creo que era el Negro [Yordanis de Jesús]. Había mucha gente masturbándose”, declaró. También recuerda que en el interior de la caseta “había un sofá, una mesa y linternas y móviles encendidos”.

Las psicólogas que tratan a la menor relataron durante el juicio que aún requiere terapia, ya que como consecuencia de las agresiones sexuales, la menor sufre un trastorno ansioso-depresivo, teme sentirse rechazada por su entorno y, sobre todo, tiene miedo a que no la crean.

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