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Disminuyen los casos de acoso escolar, pero cada vez son más violentos

El 90% de las víctimas sufre trastornos psicológicos, como ansiedad o síntomas depresivos, según un informe de una fundación

Un niño se tapa la cara mientras sus compañeros se ríen, en una foto de archivo.Vídeo: Getty / Europa Press
María Sosa Troya

Hay menos casos de acoso escolar, pero son más crueles, más violentos, más graves. Esta es la principal conclusión del último estudio sobre bullying, presentado este martes en Madrid y elaborado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR, que ha detectado 590 casos en 2017, frente a los 1.207 de 2016. Los expertos atribuyen este descenso a que han bajado los sucesos más superficiales porque se detectan antes gracias a la mayor concienciación social. Pero en casi la mitad de los casos atendidos, la frecuencia y la intensidad del acoso fue aumentando con el tiempo. Las víctimas tardan más de un año en contar lo que les ocurre. El 90% de los afectados sufren trastornos psicológicos, como ansiedad o síntomas depresivos. Viven con miedo permanente.  

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El III estudio sobre acoso escolar y ciberbullying según los afectados se ha elaborado a partir del análisis de las 36.616 llamadas que recibió el teléfono gratuito de la Fundación ANAR. El año pasado se registraron 16.350 menos que en 2016, algo que los elaboradores del informe achacan a la reducción de los casos menos graves, gracias a una detección más temprana que permite atajar antes estas situaciones. Pero el 96,7% de los casos tratados revestían una gravedad media o alta, no solo por la violencia de las agresiones, sino por el aislamiento al que se ven sometidas las víctimas. La tercera parte de los menores acosados no cuenta el problema ni a sus padres ni a sus profesores. El resto tarda entre 13 y 15 meses en hacerlo.

Una de cada cuatro víctimas sufre acoso en redes sociales (el llamado ciberbullying), especialmente a través de WhatsApp, donde ha aumentado respecto al año pasado el número de insultos (del 52,1% al 67,9%) y mensajes amenazantes (del 22,3% al 35,7%) que reciben. Por ello, los elaboradores del informe recomiendan retrasar lo máximo posible la edad a la que se regala a los niños un móvil con acceso a Internet. Respecto al acoso escolar, en más de la mitad de los casos se prolonga durante más de un año (52,9%), una cifra que en ciberbullying desciende hasta el 40,6%. En tres de cada cuatro casos, el hostigamiento en el colegio es diario. El 64,4% de las víctimas del ciberbullying son acosadas también todos los días.

El informe recoge testimonios de víctimas. "Suelen ser tres compañeros y me dan patadas en las partes bajas, golpes, empujones en la tripa, collejas... y una vez, uno me pegó en un lateral de la rodilla y me hizo una herida que sangraba sin parar", relata un menor de 13 años. Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, y Benjamín Ballesteros, director de programas de la Fundación ANAR, alertan del recrudecimiento de las agresiones verbales y físicas que sufren los menores en los centros. Los zarandeos y empujones se han elevado desde el 22,6% de 2016 hasta el 47,8%. Y el aislamiento al que se ven sometidos, del 29,7%, al 40,09%. "Cuando ella [una compañera] vino a hablarme, él la cogió de los pelos y le partió los dientes estampándola contra la pared, por lo que todo el mundo evita acercarse a mí", cuenta otro menor, de 12 años. 

Ballesteros, que es psicólogo, apunta que, al recrudecerse el acoso, las secuelas psicológicas son más graves. "Convierten a la víctima en divertimento, sin ponerse en el lugar del otro", añade. "Todo esto deriva en una baja autoestima. El año pasado detectamos 48 casos con autolesiones o pensamientos o intentos suicidas", lamenta. "Sufrí un ataque de ansiedad en mayo y me quise tirar por la ventana", explica una víctima de 15 años. La madre de un menor de 13 años explica su preocupación: "Lo veo muy deprimido, está fatal, fatal, fatal. me llegó a decir un día que prefería morirse a volver al colegio". 

La edad media de la víctima es de 10,9 años en el caso del acoso escolar (un 46,8% de niñas frente a un 53,2% de niños) y de 13,5 años en el caso del ciberbullying (un 65,6% de niñas frente a un 34,4% de niños). Los agresores tienen una media de 11,3 años en el caso del acoso escolar, y de 13,9 años, en el ciberbullying. "Se ataca al diferente", explica el responsable de la Fundación Mutua Madrileña. En redes sociales, destaca el aumento de las agresiones realizadas entre dos y cinco personas, que han pasado del 36,7% en 2016 al 55,5% en 2017. Cooklin puntualiza, no obstante, que es positivo que haya disminuido en más de ocho puntos el acoso a través de las redes sociales que perpetra prácticamente toda la clase a una única víctima. Según dice, cada vez hay "más sensibilidad" ante esta situación y los compañeros de clase tienden a respaldar más a los menores acosados. Más de la mitad de las víctimas muestra actitudes de defensa o enfrentamiento al agresor. 

Los elaboradores del informe solicitan que se proteja por ley a los niños que son víctimas de violencia. "Pedimos un protocolo a nivel estatal que permita que las familias puedan exigir y saber cómo actuar", sostiene el responsable de programas de la Fundación ANAR. Y recuerda que la asociación dispone de un número de teléfono gratuito, que está atendido por psicólogos (900 20 20 10), así como de un chat para los menores al que se puede acceder a través de su página web. 

Baja el número de niñas acosadoras

la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR explican en el informe, III estudio sobre acoso escolar y ciberbullying según los afectados, que ha disminuido el número de niñas que acosan en solitario a algún compañero en el centro donde estudian (del 25,7% al 18,3%). El número de varones acosadores en el centro escolar permanece, sin embargo, estable (55,7% en 2016, frente al 54,4% en 2017).

En redes sociales, también ha disminuido el número de acosadoras. En 2016 el porcentaje era del 39%, y el año pasado bajó hasta el 23,3%. En el caso de los varones, ocurre al contrario: se ha pasado del 31,2% de 2016 al 46,7% de 2017.

"Ha descendido el número de mujeres agresoras. Hay menos que agreden y lo hacen menos en grupo", explica Benjamín Ballesteros, director de programas de la Fundación ANAR. "Estamos siendo capaces de llegar mejor a las mujeres, que son las que más están ayudando a que estas situaciones no se produzcan", prosigue. "Tenemos que conseguir que el hombre identifique que no es cuestión de género, que no se es más guay por ser el macho alfa de la manada. La prevención tiene que ver con la formación en género, y cuanto antes se empiece, mejor", concluye.

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Sobre la firma

María Sosa Troya
Redactora de la sección de Sociedad de EL PAÍS. Cubre asuntos relacionados con servicios sociales, dependencia, infancia… Anteriormente trabajó en Internacional y en Última Hora. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y cursó el Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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