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Senegal, con un caso de ébola, toma medidas para impedir la propagación

La OMS declara el nuevo foco “emergencia de máxima prioridad”

José Naranjo

Las autoridades senegalesas ya tienen identificadas y bajo seguimiento diario a una veintena de personas, sobre todo familiares y personal sanitario, que estuvieron en contacto con el joven guineano de 21 años que, el pasado viernes, dio positivo para el virus Ébola y que se encuentra aislado y bajo tratamiento en el hospital de Fann, en Dakar. De momento no han aparecido más casos y el joven evoluciona favorablemente, ya sin fiebre ni hemorragias, según han informado el Gobierno senegalés, pero la OMS ha declarado este nuevo foco de la epidemia como “emergencia de máxima prioridad” y ya prepara el envío de personal (epidemiólogos) y material (trajes de protección y kits higiénicos) para combatir la posible extensión del brote. Médicos sin Fronteras también ha iniciado el desplazamiento de personal a Dakar en los próximos días. El presidente del país, Macky Sall, ha garantizado que “se han adoptado todas las medidas para evitar nuevos casos”.

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La historia de este nuevo frente que se abre en la que es ya la peor epidemia de ébola de la historia, con más de 1.500 muertos y 3.000 contagios en cinco países africanos (Guinea, Liberia, Sierra Leona, Nigeria y ahora Senegal), comenzó el pasado 8 de agosto. Ese día, un joven estudiante de Sociología de 21 años de la Universidad Lansana Conté de Conakry entraba en contacto con el virus ébola. Y lo hacía a través de su hermano, que acababa de regresar a Guinea desde la vecina Sierra Leona. Ocurrió en Forecariah, cerca de la frontera. El hermano del joven estaba enfermo y murió dos días después. Pese a que los entierros comunitarios están prohibidos en las actuales circunstancias, toda la familia participó en el funeral y en la posterior inhumación, el 11 de agosto.

Pocos días después, el joven comenzó su viaje por carretera hasta Senegal, aprovechando las vacaciones de verano. Se sabe que atravesó la frontera senegalesa a bordo de un taxi colectivo. Unos días después Senegal decidió cerrar la frontera para personas y mercancías. Mientras el joven viajaban, la madre y tres hermanos empezaron a sentirse mal y fueron trasladados al centro de aislamiento de Ébola de Donka, en Conakry, y dieron positivo para la infección. La madre y una hermana fallecieron, otros dos hermanos continúan ingresados. Tras entrar en Senegal el 20 de agosto, el joven se instaló en una casa del barrio de Parcelles Assainiés, uno de los más poblados y populares de Dakar, junto a varios familiares suyos. Tres días más tarde acudió a un centro de salud con fiebre alta, vómitos y dolor de cabeza y muscular. Tras examinarlo, le diagnosticaron un episodio de malaria, le prescriben un medicamento y lo envían de vuelta a casa. Sin embargo, ante el empeoramiento de su estado de salud, el martes 26 de agosto acudió al hospital de Fann, donde, pese a que el chico niega haber estado en contacto con enfermos de Ébola, los médicos tuvieron la primera sospecha de que podía tratarse del letal virus, por lo que fue puesto inmediatamente en cuarentena a la espera de las pruebas.

Al día siguiente, las autoridades senegalesas recibieron una alerta del Gobierno guineano respecto a un joven que podría estar enfermo y que había desaparecido, posiblemente hacia Senegal. Era él. Las pruebas confirmaron las sospechas y el viernes, la propia ministra de Sanidad, Awa Marie Coll Seck, hacía el anuncio público de un primer caso en Senegal. Ese mismo día, el Gobierno enviaba un equipo de desinfección a la casa de Parcelles y ponía bajo vigilancia médica diaria a una veintena de personas, fundamentalmente parientes del chico que estaban en el mismo inmueble y personal sanitario, tanto del centro de salud como del hospital.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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