EL PAÍS
© EDICIONES EL PAÍS, S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200
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En Venezuela, no somos amantes de la prisa. Por eso en la Hacienda Santa Teresa llevamos desde 1796 perfeccionando el cultivo de caña de azúcar. Y por eso a veces nos tomamos hasta 25 años para envejecer el mejor ron en barricas de roble blanco americano y roble limusín francés. Sólo así se consigue el color del caramelo, el recuerdo del coco y el aroma de la madera ahumada.
Dicen que el rugby es un juego que no tolera la trampa. También dicen que es un deporte de animales jugado por caballeros. En nuestra hacienda lo juega todo el mundo: hombres, mujeres, capataces y trabajadores. Una vez al año, todos los equipos se baten el cobre en nuestro día grande, el del Torneo Santa Teresa.
Un alemán, Gustav Julius Vollmer, y una venezolana, prima de Simón Bolívar, Panchita Ribas, están en el origen del ron Santa Teresa. En sus más de 3.000 hectáreas instalaron todo un estilo de vida que hoy se mantiene. Allí llegó el primer tractor del país y allí se perfeccionó el llamado “método solera”, que se llama así porque está cercano al suelo, con los pies en la tierra. Y que da lugar a un ron que sabe a Historia.
Del Proyecto Alcatraz se ha hablado en Harvard y en el Washington Post. Pero a nosotros nos importa más oír qué es lo que dicen los vecinos. Gracias a esta iniciativa, se han apartado del crimen centenares de trabajadores que han aprendido a valorar lo mejor del rugby. El pundonor y, por supuesto, el tercer tiempo, en el que las rivalidades se aparcan y se comenta el partido (y la vida) con el rival. Ron en mano, por supuesto.