La medicina 3.0 es humana

Las revoluciones tecnológicas son una parte fundamental del seísmo que está viviendo el sector de la salud. Pero lo esencial de este nuevo viraje, empoderado por paradigmas como el big data, la inteligencia artificial y la telesalud, es un cambio radical de enfoque en cómo se atiende al paciente. De lo colectivo a lo individual. Del trato estándar al personalizado. Los médicos del futuro serán también los mejores antropólogos y psicólogos que han conocido las consultas. Porque el paciente como ser humano vuelve a estar en el centro de las preocupaciones.

EL ‘JUEGO’ DE LA TERAPIA

Un niño se enfrenta a una prueba de diagnóstico que lo tendrá en una camilla durante más de media hora, en el vientre de una gran máquina. Y sonríe. Ante él hay una tableta con un simpático doctor cangrejo: el doctor Imatgina. "Me gustaría acompañarte en esta aventura espacial para conocer nuestras pruebas de radiología", dice el doctor. "Cuando aprendas cómo se hacen, podrás convertirte en nuestro aventurero espacial". El doctor Imatgina es la punta de lanza en la revolución 3.0 de la salud. Y esa revolución tiene una palabra clave: humanizar.

EL PACIENTE COMO CENTRO

La tecnología es la que lo permite. Pero lo esencial es el cambio de mentalidad en el profesional de la salud. "La medicina no va ser como era. Al automatizarse las patologías sencillas, el médico va a tener mucho más tiempo para dedicarse a la antropología de la salud. Profundizar la relación con el paciente, con su familia… Porque la medicina es mucho más que diagnosis y terapia", indica Ignacio Hernández Medrano (Alicante, 1983), neurólogo del Hospital Ramón y Cajal y fundador de las empresas Savana y Mendelian.

Todo el sector salud afrontará este cambio como un nuevo paradigma que va en paralelo al salto a la economía digital y sus consecuencias. Pensar en el propósito de cada actividad humana está en el centro de la transformación digital. Y el propósito de la medicina es entender la salud y preservarla. "El foco estará en cómo vamos a transformar la salud del modelo 2.0, que la entendió como un negocio, al 3.0, que devuelve al corazón la humanidad y emplea la tecnología para permitir una relación más profunda", explica el doctor Zubin Damania, del Centro Hospitalario de la Universidad de Stanford.

La salud 3.0 devuelve al corazón del sector la humanidad y emplea la tecnología para permitir relaciones más profundas Zubin Damania, Stanford

LOS DATOS LIBERAN AL MÉDICO

Los profesionales de la salud lo tienen bien claro. Es la síntesis de grandes volúmenes de información, en la que se cruzan el big data y el machine learning, donde se encuentra el verdadero quid tecnológico para resolver la revolución sanitaria. "Sin ninguna duda, son los datos. Son los que nos va a permitir pasar de una medicina poblacional a una medicina personalizada. Son también los que nos liberarán del grueso del tiempo que dedicamos los profesionales a las patologías más comunes, que serán automatizadas. Y son los que potenciarán que una mente humana pueda correlacionar y sacar conclusiones de los datos gestionados por las inteligencias artificiales", explica Medrano.

Las cifras avalan las impresiones de profesionales como Medrano. En su informe La revolución big data en la salud, la consultora McKinsey cifra en un ahorro de más de 140.000 millones de euros si se da una buena aplicación de la salud digital para la primera economía del mundo, Estados Unidos. Berhard Marr señala en Forbes: "Siempre que la privacidad y seguridad se mantengan, el big data va a jugar con certeza un papel esencial en el desarrollo de nuevos tratamientos para aumentar nuestro creciente conocimiento de cómo funcionan nuestros cuerpos y cómo podemos asegurarnos de que sigan funcionando lo máximo posible".

Precisamente en este aumento del conocimiento es donde se encuentra uno de los mayores beneficios indirectos del big data. "En general, nos da más tiempo para todo. También para investigar. De hecho, la patología más novedosa y extraña es de la que se encargará el médico ahora. Como dijo Picasso, los ordenadores son inútiles porque solo dan respuestas. La parte creativa seguirá siendo humana", subraya Medrano.

GAMIFICAR LA SALUD

Gamificar es una de esas palabras omnipresentes en la tecnología. La inventó en 2002 Nick Pelling, un inventor y programador británico. Pero tuvo que pasar casi una década, hasta 2010, para que el término cogiera la masiva popularidad de la que hoy goza. Gamificar significa aplicar las reglas del juego —esto es, buscar el aprendizaje mediante la diversión y la simulación— a cualquier campo imaginable. Evidentemente, también la salud.

La gamificación de la medicina está viniendo en todas las etapas imaginables. En la prevención, con las 1001 apps que permiten al paciente evitar ser un paciente. Desde controlar su alimentación, a su ejercicio físico o entender los riesgos de una enfermedad concreta, el campo de aplicación antes de que se produzca la enfermedad es inmenso. Pero el juego encuentra también su lugar una vez que comienza el tratamiento, desde para comunicar de manera amena al paciente los detalles de su enfermedad y cómo curarla hasta para facilitar al médico simulaciones que mejoran su capacidad quirúrgica.

"Y solo estamos viendo el principio de cómo las reglas de la gamificación pueden ayudar a los pacientes con su salud. Mientras el sector de la salud al completo encuentra sendas de éxito para implicar a los pacientes, adultos y niños, con estrategias de juego, veremos un cambio en la salud poblacional motivado por individuos más motivados a cuidarse", explica el doctor y tecnólogo Joseph Kim en el medio especializado Search Health IT.

  • 32.143 millones de euros es el tamaño que se espera que tenga la industria del big data en salud para 2022
  • 30% de los centros sanitarios estarán usando técnicas de inteligencia artificial para 2018
  • 76% de los profesionales de la salud, en los países más ricos, consideran que sus pacientes disponen de los tratamientos necesarios para afrontar el futuro de la medicina
Datos de Research and Markets, IDC y Future Health Index

SONREÍR A LA TERAPIA

El doctor Imatgina termina su viaje espacial a un cosmos fascinante y complejo: el cuerpo humano. El niño que espera su tratamiento sonríe. No solo entiende cuáles son las claves de su curación, sino que se divierte con ellas. Los misterios de la salud se han desvelado. Lo único que queda ya es poner todo el empeño en curarse. Y sonreír. Su nave espacial, llamada TAC, despega en pocos minutos.