¡ESTE CONTENIDO ES BERRACO!
DESCÚBRELO HACIENDO SCROLL

EL REY HA MUERTO

HAZ SCROLL

QUE VIVAN LOS REYES

EL REINADO DE CALI

1 9 7 5
NACE UN
IMPERIO
1 9 8 0
UN CLAN DE SEÑORITOS Y
EMPRESARIOS
1 9 8 7
NUEVA YORK –
CIUDAD DE CALI
1 9 8 8
LAS GUERRAS
DEL NARCO
1 9 9 3
A REY MUERTO,
REY PUESTO
1 9 9 5
CAE EL NUEVO
REY

1975. Cali, ciudad colombiana de más de un millón de almas. La banda de los Chemas, liderada por Gilberto José Rodríguez Orejuela El Ajedrecista, Miguel Ángel Rodríguez Orejuela, y José Santacruz Londoño El Estudiante, se hace con el control de la coca en Cali. Toman el lugar de su predecesor, Benjamín Herrera Zuleta, el Papa negro de la cocaína, que es detenido en junio con un enorme cargamento de droga.

1980. El cartel de Cali era el reflejo opuesto de sus rivales de Medellín, liderados por Pablo Escobar. No eran ostentosos, no se integraban con las clases populares y tenían una amplia red de negocios legales. Poseían 425 farmacias, 26 emisoras de radio, dos laboratorios y una enorme cantidad de inmuebles. La cara legal de este cartel empleaba a más de 10.000 personas. El código ético de sus gánsteres prohibía matar en la ciudad de Cali, beber alcohol o desmadrarse en fiestas. Al contrario que Escobar, el cartel de Cali estaba perfectamente engrasado con las figuras políticas de su época. Se sospecha que presidentes de Colombia como Ernesto Samper recibieron millones de euros de esta organización criminal para ayudar a financiar su campaña de elección.

1987. Si el Sur era de Medellín, con Miami a la cabeza, el Norte era de Cali. Nueva York era el centro neurálgico de la distribución de la organización criminal a su mercado norteamericano. Para su transporte a Estados Unidos, usaban aviones comerciales de segunda mano que les permitían cargar una enorme cantidad de droga. Los modelos más usados eran los Boeing 727 y el Caravelle francés. En la cúspide de su negocio, Cali era capaz de superar las 340 toneladas de cocaína al año, más del triple de las 104 que movía el Cartel de Medellín, dirigido por Escobar.

1988. Qué pasó exactamente, más allá de la rivalidad por el negocio de la coca entre los dos carteles, sigue en suspenso. Popeye, uno de los lugartenientes de Escobar, apuntó a que el origen de las hostilidades entre los dos carteles fue un asunto de faldas entre Alejo Piña, secretario de Pacho Herrera, y Jorge Elí El Negro Pabón, hombre de confianza de Pablo Escobar. Fuera como fuere el origen, la guerra entre ambos cárteles se prolongó desde 1988 a 1993, dejando unos 15.000 muertos entre población civil, policías y militares y miembros del cartel.

1993. El 2 de diciembre, sobre el tejado humilde del inmueble donde se escondía, cae Pablo Escobar, abatido por las fuerzas especiales colombianas. Tras la muerte del gran capo, el Cartel de Cali se corona como la nueva monarquía de la coca. Se calcula que su tasa de mercado sobre Estados Unidos alcanzó el 70% y sobre Europa, el 90%. El año de la caída de su mayor enemigo, el cartel de Cali logró unos ingresos de casi 12.700 millones de euros. Ajustando la inflación, la cifra se dispara casi a los 21.000 millones de euros.

1995. “Me habéis ganado. Me rindo. Calma, muchachos. No me matéis. Soy un hombre de paz”. Esas fueron las palabras, según los agentes de policía que lo capturaron, de Gilberto José Rodríguez de Orejuela, líder del cartel de Cali. La detención se produjo el 9 de junio de 1995, en el domicilio de Orejuela en Cali. Durante la redada, el capo se escondió en un compartimento secreto de su hogar junto con cuatro guardaespaldas. Pero cuando fue descubierto, decidió rendirse sin violencia. Una actitud completamente distinta a la de Escobar, que disparó a los agentes e intentó huir hasta ser abatido.

Fuentes: NY Times, The Washington Post, Crave, Los Jinetes de la Cocaína (Fabio Castillo, 1987)

NARCO RICO

GILBERTO JOSÉ RODRÍGUEZ OREJUELA


ORÍGENES

Hijo de un modesto pintor y un ama de casa, el futuro líder del cartel de Cali tuvo que asumir la gestión de su hogar a los 13 años, debido a la ausencia de su padre.

LEJOS DE LA PLEBE

Gilberto se preocupó por educar a sus hijos para ser parte de la élite social. Humberto y Jaime Rodríguez Mondragón, sus dos hijos varones del primer matrimonio, estudiaron en Harvard y Stanford. A pesar de ello, fueron finalmente encarcelados y continúan en prisión en la cárcel de máxima seguridad de Palmira.

EMPRESARIO 'LEGAL'

Orejuela consiguió integrarse inmediatamente en la clase alta de Cali. Mantuvo la fachada de un empresario del sector farmacéutico de éxito mientras compraba favores políticos. Diversas evidencias apuntan a que financió las campañas de los presidentes Andrés Pastrana y Ernesto Samper.

NADA DE LUJOS

El código ético que exigía a sus empleados les prohibía consumir alcohol, llevar coches ostentosos o hacer fiestas. Tampoco estaba permitido molestar en manera alguna a los civiles de Cali. Y en ningún caso atentaron directamente contra el orden público. Orejuela consiguió, hasta estar en el punto de la mira en los noventa, que a su organización se la conociera como Los Caballeros de Cali.

VIOLENCIA OCULTA

A pesar de su apariencia pacífica, el cartel de Cali cometía cientos y cientos de asesinatos a sangre fría. Uno de sus métodos más efectivos para evitar ser acusados por la policía era el vaciado de los cuerpos. Los sicarios del cartel evisceraban a los cadáveres en la ribera de un río, para evitar que se inflaran por los gases y salieran a la superficie. Esto aseguraba su viaje sumergidos durante muchos kilómetros, haciendo imposible identificar dónde había ocurrido el asesinato.

LA MÁSCARA AMABLE

El giro de la opinión pública respecto al Cartel de Cali vino motivado por el asesinato del periodista cubano Manuel De Dios Unaune. Unaune se había hecho famoso por sus artículos sobre el narcotráfico en Colombia en el periódico en castellano de mayor tradición en Estados Unidos, el diario La Prensa. El 11 de marzo de 1992, poco después de las nueve de la noche, dos sicarios acabaron con su vida de dos disparos en la cabeza mientras cenaba en el restaurante de Queens El mesón de Asturias.

NARCO POBRE

PABLO EMILIO ESCOBAR GAVIRIA


ORÍGENES

Pablo Escobar Gaviria siempre se identificó con las clases más populares. Hijo de un campesino y una maestra de escuela, su familia tenía, sin embargo, numerosos parientes y contactos entre lo más granado de la alta sociedad antioqueña. Por ejemplo su padrino, el embajador y exministro colombiano Joaquín Vallejo Arbeláez o su primo, José Obdulio Gaviria, que cumplió a la postre el sueño de Escobar y es actualmente un destacado senador colombiano.

DELINCUENTE PORQUE SÍ

Pablo Escobar comenzó su carrera delictiva en la adolescencia, robando lápidas del cementerio de San Pedro y vendiéndolas a 300 pesos. Su primera detención relacionada con el negocio del narcotráfico data de 1976, cuando fue capturado con casi 18 kilos de cocaína dura.

EL ROBIN HOOD PAISA

Pablo Escobar se identificó siempre con la clase popular de Medellín. Dedicó mucho dinero a realizar obras públicas para los más pobres de la ciudad, que lo tildaron de Robin Hood. Su mayor logro, la construcción de un barrio que lleva su nombre. Hoy en día, más de dos décadas después de su muerte, los habitantes de este área metropolitana siguen defendiendo a escobar como un salvador de los más desfavorecidos.

COLOMBIA SOY YO

La clase política se enfrentó contra Pablo Escobar. Este compró influencia y logró incluso cambiar la constitución para evitar ser extraditado de Estados Unidos. Pero su plan de ser presidente de Colombia se vio frustrado. El ministro de justicia Rodrigo Lara Bonilla lo humilló expulsándolo del congreso por sus vínculos con el narcotráfico. Escobar se cobró su venganza asesinando al político el 30 de abril de 1984.

LUCIR LA PLATA

El lujo excesivo era un signo unívoco del cartel de Medellín. Coches caros y fiestas caras. Los cabecillas y miembros destacados de esta organización no se molestaban en ocultar su riqueza. El más exagerado de todos ellos fue su líder, Pablo Escobar. En su gran mansión, la Hacienda Nápoles, construyó un zoo con más de 1.500 especies de animales.

LA CORBATA DEL HORROR

La violencia del Cartel de Medellín era muy superior a la de cualquier otro rival. Se enfrentaron a la policía, al ejército, a los paramilitares, a los otros narcos y también perpetraron atentados terroristas que causaron la muerte de miles de civiles. Una de sus macabras mutilaciones era la corbata colombiana, que consistía en sacar la lengua del asesinado por un tajo en la garganta.

Fuentes: El Tiempo, EL PAÍS, Sentado en la mesa del diablo (Random House, 2011), Yo soy el hijo del cartel de Cali (Aguilar, 2014)

Fuentes: El País, Pecados de mi padre, El tiempo

LA COCA EN CIFRAS

--- Unas 50.000 personas mueren al año por la cocaína
--- Un 54% de la coca que se produce es incautada
--- Hay 18,3 millones de coicainómanos en todo el mundo
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--- La producción anual de cocaína supera los 1.200 millones de toneladas
--- Colombia es el país que más cocaína cultiva de todo el mundo
--- El negocio de la cocaína genera 74.500 millones de € al año

Fuentes: UN World Drug Report 2017 y anexos.

PLATA O PLOMO

Plata o plomo. Narco o poli. Ley o 'bisness'. Elige personaje y vive tu propia aventura, en la que cada decisión cambia tu camino. Tu vida depende de cuánto sepas de ’Narcos’. Pero no va a ser fácil (te aconsejamos que repases los dos especiales de 'Narcos' de El País)

Eres un joven agente de la DEA recién llegado de Miami. Te crees muy duro, pero tu llegada a Colombia ha sido un jarro de agua fría. Todo pasa demasiado deprisa para un novato. Peña aún no confía en ti. Pero has conseguido tu primer soplo para enterrar a uno de los hombres clave del cartel de Cali. Esta puede ser tu gran oportunidad.
Eres uno de los imprescindibles para El Ajedrecista, el gran Gilberto Rodríguez Orejuela. Aunque la cara pública del cartel de Cali es una gran sonrisa, la oculta precisa de tipos como tú. Tipos que puedan quebrarse a cualquier hijoeputa que dé problemas. Hoy te tocará quebrarte a uno. El Cholo. Sus días están contados. Hoy, comerá plomo.
CAPÍTULO 0/5. HIJOEPUTA MENTIROSO
"Todo va bien en el bisness, paisa". Eso te dice el Cholo al teléfono. Pero miente. Lo sabes muy bien. Ese hijoeputa te ha robado la plata y ahora tú le darás su recompensa en plomo. Te dice que quedéis en una hora en el hotel de Los Molinos, un sitio muy fancy de la vieja Cali. Le dices que allí estarás. No le dices qué le tienes preparado. Va a ser una gran sorpresa. La última en la vida de ese comemierda.
CAPÍTULO 0/5. CAZAR A LA RATA
“Todo va bien en el bisness, paisa”. Eso ha dicho El Cholo al otro lado del micrófono. Y  tu hombre, ese capo de Cali al que quieres enjaular, ha dicho que sí, que quedará con tu soplón en el hotel Los Molinos. Tienes una hora para preparar la redada. Puede ser tu gran ocasión para que Peña deje de llamarte “novato” y de encargarte hacer el papeleo de los veteranos. Miras a tu compañero y os dedicáis una sonrisa de tiburón. Ese narco no sabe la que se le viene encima.
CAPÍTULO 1/5. PLOMO EN LOS MOLINOS
Waldo contestó tu llamada a la primera. “Qué quieres, boss”. “Quiero tu culo mulato en Los Molinos, en una hora”. Y allí estáis los dos, escuchando al hijoeputa del Cholo, que habla y habla en la terraza lujosa de Los Molinos. Pero a ti no se te escapa ni media. El comemierda está sudando. Mucho. De pronto, lo escuchas. Conoces ese sonido muy bien. El acople de un micrófono. El Cholo lleva bicho. Y la poli debe estar escuchando, muy cerca.
En la terracita. En el vestíbulo. En los pasillos de las rooms. Hasta en los putos cagaderos. Has traído tantos hombres a Los Molinos como para hacer una guerra, porque el diablo sabe por viejo, no por diablo. Sentado frente a ti, el Cholo parlotea como si no pasara nada. Pero a ti no se te escapa ni media. El comemierda está sudando. Mucho. De pronto, lo escuchas. Conoces ese sonido muy bien. El acople de un micrófono. El Cholo lleva bicho. Y la poli debe estar escuchando, muy cerca.
Querías ir con el Waldo, tu hombre fuerte. Pero el cagao no ha contestado al teléfono. Da igual. Te bastas y sobras para enterrar al Cholo, que habla, habla y habla en la terraza lujosa de Los Molinos. Pero a ti no se te escapa ni media. El comemierda está sudando. Mucho. De pronto, lo escuchas. Conoces ese sonido muy bien. El acople de un micrófono. El Cholo lleva bicho. Y la poli debe estar escuchando, muy cerca.
Cuando acabes este asuntillo, les vas a partir la madre. Mandaste mensaje de que se reunieran todos los chicos contigo en los Molinos. Discretos, repartidos por el hotel con los fusiles. Pero allí estás, solo, escuchando al Cholo, que habla, habla y habla en la terraza lujosa de Los Molinos. Pero a ti no se te escapa ni media. El comemierda está sudando. Mucho. De pronto, lo escuchas. Conoces ese sonido muy bien. El acople de un micrófono. El Cholo lleva bicho. Y la poli debe estar escuchando, muy cerca.
CAPÍTULO 1/5. UN MICRÓFONO MALDITO
Rodrigo no quería venir. “Hay que hacer las cosas por el libro, yanqui. Siguiendo las reglas. Esto no es Miami”. No es Miami, no. Es Cali. Y el que se queda sentado sobre su culo no caza. Al final lo has convencido. Y allí estáis los dos, armados, tomando una Coca-Cola en la terraza de Los Molinos mientras vigiláis al Cholo y su invitado especial. De pronto, te levantas. El Cholo acaba de cagarla. Se ha oído el acople del micrófono que lleva en el pecho. Los sicarios del narco apuntan al Cholo con sus automáticas. Tienes que actuar.
Los tenéis encañonados y no tienen ni idea. Seis de las doce mesas de la terraza las ocupan tus hombres. Un helicóptero se encuentra sobrevolando el hotel a la suficiente distancia como para que no se escuche el motor. Y tenéis un francotirador también cubriendo el aparcamiento. No pueden escapar. Más te vale que no escapen. Peña te lo ha dejado claro, con tanto operativo está prohibido cagarla. De pronto, te levantas. El Cholo acaba de cagarla. Se ha oído el acople del micrófono que lleva en el pecho. Los sicarios del narco apuntan al Cholo con sus automáticas. Tienes que actuar.
No has convencido a Rodrigo para que se venga contigo a la redada. Tu amigo en el cuerpo es demasiado legal y no le hacía ninguna gracia montar esa operación a espaldas de Peña. Tú no te has rajado. Estás allí, tomándote una Coca-Cola junto con Carbona, un militar al que no conoces tan bien pero que se apunta a todas. De pronto, te levantas. El Cholo acaba de cagarla. Se ha oído el acople del micrófono que lleva en el pecho. Los sicarios del narco apuntan al Cholo con sus automáticas. El narco sale corriendo. Tienes que actuar.
No has conseguido hablar con Peña y el coronel de las fuerzas militares, el sustituto de Carrillo, ha vuelto a demostrar que es un gilipollas. Pediste helicópteros, humvees y al menos una docena de agentes. No tienes una mierda. Solo tú y tu compañero, Rodrigo. Y él ha venido de mala gana. Allí estáis los dos, armados, tomando una Coca-Cola en la terraza de Los Molinos mientras vigiláis al Cholo y su invitado especial. De pronto, te levantas. El Cholo acaba de cagarla. Se ha oído el acople del micrófono que lleva en el pecho. Los sicarios del narco apuntan al Cholo con sus automáticas. Tienes que actuar.
CAPÍTULO 2/5. HUIR DE LOS TOMBOS
¡Pum! Y los pensamientos del Cholo salen bien rojos de su cabeza. Se lo ha ganado el malparido. Pero no te equivocabas. La poli estaba cerca. Dos tombos te tienen encañonado con fusiles. Echas a correr por la terraza. Oyes los disparos. Los gritos. Saltas por encima de la mesa de una familia. Vas como una bala por los pasillos, llenos de paisas cagados. Y con los tombos en los talones, tratando de hacer blanco.
El Cholo es un hombre muerto. Si no es hoy, será mañana. Pero tú quieres seguir siendo un hombre vivo. Y libre. Te levantas y empiezas a patear como si el diablo te oliera el culo. No te equivocabas. La poli estaba cerca. Dos tombos te tienen encañonado con fusiles. Echas a correr por la terraza. Oyes los disparos. Los gritos. Saltas por encima de la mesa de una familia. Vas como una bala por los pasillos, llenos de paisas cagados. Y con los tombos en los talones, tratando de hacer blanco.
Lo tenías justito enfrente. Pero has fallado como un comemierda. El disparo le ha peinado la raya del medio al Cholo, pero no le ha dado. El hijoeputa ya ha volado. Y no te equivocabas. La poli estaba cerca. Dos tombos te tienen encañonado con fusiles. Echas a correr por la terraza. Oyes los disparos. Los gritos. Saltas por encima de la mesa de una familia. Vas como una bala por los pasillos, llenos de paisas cagados. Y con los tombos en los talones, tratando de hacer blanco.
El Cholo es un hombre muerto. Si no lo es hoy, lo será mañana. Pero tú quieres seguir siendo un hombre vivo. Y libre. Te levantas y empiezas a patear como si el diablo te oliera el culo. Pero estas tan torpe que te caes y la primera mordida te alcanza en el hombro. Sangras. Un poli hijoeputa te ha rozado. Los tienes a la espalda, encañonándote. Echas a correr por la terraza. Saltas por encima de la mesa de una familia. Vas como una bala por los pasillos, llenos de paisas cagados. Y con los tombos en los talones, tratando de hacer blanco.
CAPÍTULO 2/5. SIN ALIENTO
Dos disparos. Y dos cuerpos que caen. Le has salvado al Cholo su miserable vida. Al menos, por hoy. Pero tu objetivo se escapa, disparando al aire, desatando el caos en la terraza. Te lanzas a por él. Esquivas a una pareja que grita, saltas por encima de la mesa de una familia y sigues tu persecución. Estáis ya en el vestíbulo, camino de las escaleras que llevan al aparcamiento. Tu compañero resuella detrás de ti. No puede mantener el ritmo. Pero tú sí puedes. Lo tienes justo delante. Pero es un disparo difícil. Hay demasiada gente.
Dejas que tu compañero se ocupe del Cholo. Tu objetivo es cazar a ese miserable lugarteniente de Orejuela. Es tu billete al respeto, las misiones que importan, el fin del papeleo. El narco dispara al aire, desatando el caos en la terraza. Te lanzas a por él inmediatamente, pisándole los talones. Esquivas a una pareja que grita, saltas por encima de la mesa de una familia y sigues tu persecución. Estáis ya en el vestíbulo, camino de las escaleras que llevan al aparcamiento. Lo tienes justo delante. Pero es un disparo difícil. Hay demasiada gente.
Dos disparos. Dos errores. Los sicarios le han dado plomo al Cholo, que ya no volverá a soplarte ningún secreto. Y tu objetivo se escapa, disparando al aire, desatando el caos en la terraza. Te lanzas a por él. Esquivas a una pareja que grita, saltas por encima de la mesa de una familia y sigues tu persecución. Estáis ya en el vestíbulo, camino de las escaleras que llevan al aparcamiento. Tu compañero resuella detrás de ti. No puede mantener el ritmo. Pero tú sí puedes. Lo tienes justo delante. Pero es un disparo difícil. Hay demasiada gente.
Querías salir como una bala detrás de tu enemigo. Pero los sicarios te han rociado con plomo. Los disparos de tu compañero los aplacan, pero has perdido unos segundos preciosos. Al fin lo ves, a lo lejos, disparando al aire para que la gente corra de un lado al otro. Es el caos. Esquivas a una pareja que grita, saltas por encima de la mesa de una familia y sigues tu persecución. Estáis ya en el vestíbulo, camino de las escaleras que llevan al aparcamiento. Lo tienes justo delante. Pero es un disparo difícil. Hay demasiada gente.
CAPÍTULO 3/5. SIN HONOR EN LA GUERRA
¡Bang, bang, bang! Y los paisas a correr de un lado para otro, como pollos sin cabeza. Y tú entre ellos, como una víbora despabilada. Y que no se te acerquen, que muerdes. Los tiritos han funcionado. Ya solo te sigue un cabrón de los yanquis. Pero se ve que es un tipo duro: tiene los ojos fríos. Llegas al aparcamiento. Tienes la calle muy cerca, pero también al poli. Hay una chiquilla intentando entrar en su carro. Tal vez te sirva de algo. Ella o su carro.
Apuntas, disparas y… ¡Matas! Uno de los agentes ya es fiambre. Le has dado plomo en el centro de la frente y se cae hacia atrás, derribando a su compañero. Pero el yanqui cabrón no te da tregua. Te mira con sus ojos fríos y sale a cazarte. Quiere venganza. Llegas al aparcamiento. Tienes la calle muy cerca, pero también al poli. Hay una chiquilla intentando entrar en su carro. Tal vez te sirva de algo. Ella o su carro.
¡Bang, bang, bang! Y los paisas a correr de un lado para otro, como pollos sin cabeza. Y tú que te tropiezas, y caes, y oyes a los tombos más cerca. Tu estrategia se ha ido al guano. Tienes a la poli lamiéndote las suelas, con el yanqui de ojos fríos a la cabeza. Llegas al aparcamiento. Tienes la calle muy cerca, pero también al poli. Hay una chiquilla intentando entrar en su carro. Tal vez te sirva de algo. Ella o su carro.
Apuntas, disparas y… ¡Fallas! No has rozado siquiera al yanqui cabrón ni a sus amigos. Eso sí, parece que has pisado una serpiente de cascabel. Se lanza a correr detrás de ti con furia. Aunque sus ojos siguen muy fríos. Llegas al aparcamiento. Tienes la calle muy cerca, pero también al poli. Hay una chiquilla intentando entrar en su carro. Tal vez te sirva de algo. Ella o su carro.
CAPÍTULO 3/5. DAÑOS COLATERALES
Has optado por la mejor opción. Concentrarte en correr, en esquivar a la gente, y no perderlo de vista. Llegas al aparcamiento tan cerca que casi puedes rozarlo. Pero el muy cabrón te sorprende con una estrategia que no esperabas. Ha tomado una rehén, una mujer que estaba intentando entrar en su coche. El narco la besa obscenamente y se ríe de ti. “¿Qué vas a hacer, gringo?”. Eso mismo piensas tú: ¿Qué vas a hacer?
Le has acertado en el hombro. Tocado. El narco te grita que va a violar a tu madre y luego decapitarla. Pero es él quien sangra. No tú. Llegas al aparcamiento tan cerca que casi puedes rozarlo. Pero el muy cabrón te sorprende con una estrategia que no esperabas. Ha tomado una rehén, una mujer que estaba intentando entrar en su coche. El narco la besa obscenamente y se ríe de ti. “¿Qué vas a hacer, gringo Eso mismo piensas tú: ¿Qué vas a hacer?
Un gordo que no se quita de en medio. Una niña en plena línea de fuego. Un joven delincuente que te pone la zancadilla. Tres errores bastan para que el narco haya cogido mucha ventaja. Llegas al aparcamiento y lo ves. Y el muy cabrón te sorprende con una estrategia que no esperabas. Ha tomado una rehén, una mujer que estaba intentando entrar en su coche. El narco la besa obscenamente y se ríe de ti. “¿Qué vas a hacer, gringo?”. Eso mismo piensas tú: ¿Qué vas a hacer?
Te tomaste el tiempo que necesitabas. Dejaste de respirar. Pero la bala falló en su objetivo. Un civil se cruzó justo en el último instante. Y ahora sangra en el suelo. Una herida grave. Tal vez muera. El narco se ríe de ti a lo lejos. Aprietas los dientes y corres, entrando en el aparcamiento. El muy cabrón te sorprende con una estrategia que no esperabas. Ha tomado una rehén, una mujer que estaba intentando entrar en su coche. El narco la besa obscenamente y se ríe de ti. “¿Qué vas a hacer, gringo?”. Eso mismo piensas tú: ¿Qué vas a hacer?
CAPÍTULO 4/5. MORIR O MATAR
Ya tienes a la mujer delante de ti, como un escudo. Le das un beso obsceno en la mejilla mientras el yanqui te mira, sin poder hacer nada. Pero te tiene bien encañonado. El comemierda se la va a jugar, con rehén o no. Solo te queda una opción. Ha sido así desde que te quebraste tu primer hijoeputa a los seis años. Morir o matar. Plata o plomo.
Le quitas las llaves a la mujer y te pones tras el volante. Una vez más, te vas a librar de las esposas y los novios peludos entre rejas. Levantas la vista y te encuentras con el yanqui. Te tiene bien encañonado. Y aún no has encendido el carro. El comemierda se la va a jugar. Solo te queda una opción. Ha sido así desde que te quebraste tu primer hijoeputa a los seis años. Morir o matar. Plata o plomo.
Intentas agarrar a la mujer y te llevas un mordisco de regalo y un pisotón de tacón agudo. Levantas la vista y ves al yanqui. Te encoges de hombros y te ríes. Pero él no ríe. Te tiene bien encañonado. El comemierda se la va a jugar. Solo te queda una opción. Ha sido así desde que te quebraste tu primer hijoeputa a los seis años. Morir o matar. Plata o plomo.
La muy zorrita se te escabulle. Ha conseguido meterse en el coche y arrancar. Da igual, hay muchos más carros en ese parking y tú solo necesitas un suspiro para arrancarlos aun sin la llave. Pero no tienes un suspiro. Ni medio. El yanqui te tiene bien encañonado. El comemierda se la va a jugar. Solo te queda una opción. Ha sido así desde que te quebraste tu primer hijoeputa a los seis años. Morir o matar. Plata o plomo.
CAPÍTULO 4/5. MORIR O MATAR
Ha sido un tiro perfecto. Le has acertado en la mano que sujetaba la pistola contra la sien de la mujer. Ha escapado. Pero tu enemigo aún no está vencido. Estos cabrones tienen más vidas que un gato. Con la mano sana, se saca un pequeño revólver de la pechera. Y te encañona. Tiene la muerte en los ojos. No hay vuelta atrás. Tú o él. Plata o plomo.
“Esto es entre tú y yo, cagao”. No sabes por qué el milagro funciona. Quizá sea el orgullo colombiano de esos criminales, que no les cabe dentro del cuerpo. Pero el caso es que funciona. Suelta a la mujer y se caga en tus muertos. “Vale, hijoeputa, tú y yo”. Rápido como una víbora, el narco alza la pistola y te encañona. Tiene la muerte en los ojos. No hay vuelta atrás. Tú o él. Plata o plomo.
No puedes creerlo. Se suponía que tu bala tenía que dejar tieso o al menos incapacitar al narco. Pero tu bala no ha hecho eso. Tu bala ha volado del cañón al centro de la frente de la mujer. Has matado a un civil. Por accidente. Pero has matado a un civil. Y  soñarás cada noche con ello. El narco se aprovecha de tu desconcierto. Rápido como una víbora, alza la pistola y te encañona. Tiene la muerte en los ojos. No hay vuelta atrás. Tú o él. Plata o plomo.
“¿Quieres a la mujer, yanqui? Toda tuya”. Le ha pegado un tiro. En la sien. Le ha volado la cabeza a la rehén. Te quedas tieso. La muerte de ese civil cae en tu cuenta. Y el narco se ha aprovechado de tu desconcierto. Rápido como una víbora, alza la pistola y te encañona. Tiene la muerte en los ojos. No hay vuelta atrás. Tú o él. Plata o plomo.

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ACIERTAS EL DISPARO

“Yanqui no more”. Se lo dices en inglés para que te entienda, mientras se le escapa la vida por el agujero que tiene en el pecho. El agujero de tu perfecto balazo. Antes de huir sobre ruedas del aparcamiento, te aseguras de que está bien muerto pasándole el carro por encima. Oyes el chasquido de los huesos. Ríes como un loco. Plomo para él. Plata para ti.

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FALLAS EL DISPARO

Morir o matar. Y te ha tocado lo que siempre has temido: morir. Tienes un balazo en las tripas. Duele a mil demonios. El yanqui se te acerca a pasos largos y se agacha a tu lado. Quiere que le veas la cara. Te está sonriendo. Te muestra la bala ensangrentada que te ha quebrado de parte a parte. Un tiro perfecto. Y esa bala maldita es todo lo que ves antes de que te trague lo negro de una vez y para siempre.

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ACIERTAS EL DISPARO

Tu disparo le ha dado de lleno. Lo has atravesado de parte a parte. El narco tiembla incontrolablemente, agarrándose las tripas mientras la sangre le encharca las manos. En ese momento sientes la alegría de la caza y su verdadero significado. Nunca se lo dirás a nadie, pero, en realidad, da igual el precio que haya que pagar. Da igual las vidas inocentes que se pierdan. Hay que acabar con ellos. Uno a uno. Te agachas y le enseñas la bala manchada de sangre que ha acabado con el hombre fuerte de los Orejuela. Y, mientras se muere, le sonríes.

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FALLAS EL DISPARO

Nadie sabe qué hay tras el velo de la muerte. Corrección, nadie de entre los vivos lo sabe. Tú ya lo sabes. Lo sabes porque el mundo se ralentiza infinitamente mientras la bala que acabará con tu vida vuela y vuela directa a tu corazón. Tienes tiempo para pensar en todos los errores que has cometido y en todo lo que jamás podrás hacer. Tienes todo el tiempo del mundo. Casi todo. Porque, finalmente, la bala te alcanza. Y todo lo que eres se desvanece en un pozo frío y oscuro.

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25

¿Cómo se llamaba el barrio colombiano en el que fue abatido Pablo Escobar?

A Aranjuez. B Doce de octubre. C Los Olivos.
25

¿Cómo se llamaba la famosa cadena de droguerías propiedad del Cartel de Cali contra la que atentó Pablo Escobar?

A La Rebaja. B Nápoles. C Pasteur.
25

¿Qué animal africano del zoo privado de Escobar ha causado un grave problema ecológico en Colombia?

A Antílope. B Elefante. C Hipopótamo.
25

¿Qué personaje pronuncia esta frase en la serie: «El propósito de la guerra… es la paz»?

A César Gaviria. B Pablo Escobar. C Javier Peña.
25

¿Qué personaje dice la frase: «Los chicos malos tienen que tener suerte siempre. Los chicos buenos, una sola vez»?

A Pablo Escobar. B Gilberto Orejuela. C Steve Murphy.

Toca mover ficha. Con las piezas blanco coca juega Gilberto Orejuela. Su jaque a rey es pactar con el gobierno colombiano lo que ninguna banda criminal ha conseguido jamás: el retiro. Orejuela detendrá la maquinaria de la droga, el 80% de la producción mundial. A cambio, sus billones y su familia serán intocables. Quedarán limpios.

Con las piezas negras, negras como el plomo, juega Javier Peña, el agente de la DEA que no se dejará doblegar. Su jaque es ir directamente con todo a por el rey, a por Gilberto Orejuela, a por el Ajedrecista que dirige el cartel de Cali. Pero las consecuencias de ese jaque pueden ser peores que la paz comprada. Todo depende de cómo se entienda la justicia.

Más plomo, más plata y más hijoeputas en el regreso de la serie que describe el mundo de la droga. Narcos, tercera temporada. El futuro de Colombia es el tablero de juego. Toca mover ficha.