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Enaltecimiento del mal gusto

La nieta de Carrero Blanco ve "un disparate" pedir cárcel por tuits sobre su abuelo

Escribo estas líneas con motivo de la petición por parte de la Fiscalía de la Audiencia Nacional de dos años y medio de cárcel (además de libertad vigilada e inhabilitación) para una estudiante de 21 años por publicar mensajes en Twitter mofándose del asesinato de Carrero Blanco. Tratar de hacer humor con el asesinato de nadie me repugna. Me declaro firme contraria a la violencia, la ejerza quien la ejerza, me da igual que sea ETA o el GAL, Obama o El Che. Me horroriza que se intente legitimar cualquier asesinato (incluido el de Bin Laden, en su día aplaudido por los jefes de Estado de medio mundo), y me entristece que se haga burla de ello. Me entristece como ciudadana a secas, pero supongo que algo más por ser hija de un padre al que le mataron al suyo, y que a pesar de la dureza de los hechos ha sido un hombre admirablemente discreto y sensato, al que nadie jamás habrá oído pronunciar al respecto una frase fuera de lugar, y que tuvo que encajar aquello prácticamente sin más apoyo que el del dolor de su madre y sus hermanos y el del cariño, la serenidad y la comprensión de su mujer —los hijos apenas éramos unos niños—. Esto, insisto, me entristece, pero no me preocupa.

Lo que me preocupa es que un acto de patente mal gusto y carencia de toda sensibilidad se considere un crimen. Yo no sé de asuntos jurídicos, no sé en base a qué artículos la fiscalía hace semejante petición, y si lo hace será obviamente porque la ley la ampara. Pero, por muy legal que sea, me parece un absoluto disparate. No creo que sea ni proporcionada ni ejemplarizante. Tan solo atemorizadora, y no solo para la acusada, sino para todos los que vivimos en una democracia. Me asusta una sociedad en la que la libertad de expresión, por lamentable que sea, pueda acarrear penas de cárcel. Considero un error peligroso tratar de que la ciudadanía sea respetuosa a base de amenazas y sanciones desmedidas.

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El miedo jamás genera respeto, solo rencor. Se supone que se trata de un delito de humillación a las víctimas y de enaltecimiento del terrorismo. Al menos a mí (obviamente solo puedo y pretendo hablar por mí), lo que esta persona ha escrito no me humilla en absoluto. Me apena —y quizá inquieta un poco que se quiera dedicar a la docencia—, pero no tiene en absoluto la capacidad de humillarme. Y creo que, efectivamente, hay un enaltecimiento pero, como he dicho, del mal gusto y de la falta de sensibilidad. Confío por el bien de todos en que esta petición no prospere, y que aprendamos de una vez a tolerarnos los unos a los otros motivados por el respeto, y no por el miedo.

Lucía Carrero-Blanco es nieta del presidente del Gobierno franquista Luis Carrero Blanco.

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