_
_
_
_
_

Faltan nombres relevantes

La declaración de Correa prosigue este viernes y promete nuevas revelaciones

El presunto cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, a su salida esta tarde de la Audiencia Nacional.
El presunto cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, a su salida esta tarde de la Audiencia Nacional.Fernando Villar (EFE)
Más información
Correa confiesa que cobraba mordidas y que era Bárcenas el que repartía
La trama que pudrió al PP de Rajoy

La autoinculpación de Francisco Correa en el macrojuicio de Gürtel no es un testimonio más: jurídicamente constituye una prueba sólida de la larga connivencia corrupta que mantuvo el PP con esta red durante lustros y hasta 2008. Por primera vez en los más de ocho años de instrucción, Correa se autoinculpó y culpó, tal como avanzó EL PAÍS la víspera del juicio. Un filón para la fiscal Concepción Sabadell, que lleva desde 2009 trenzando papeles de aquí y de allá para respaldar sus acusaciones.

Correa era el jefe de todo, el enlace directo entre la red y el aparato del PP, al que financió numerosos actos electorales. Y quien pagó personalmente las comisiones a los políticos u ordenó hacerlo, según confesó este jueves. El cabecilla de Gürtel asumió aspectos cruciales del juicio: validó el contenido del pen drive que la policía intervino en un registro a su contable (“el puto pen drive”,como, airado, definió al artilugio tras su detención en 2009). Ese es el núcleo de Gürtel, la contabilidad B de la red, donde figuran los nombres e importes de las comisiones pagadas a numerosos altos cargos populares. Aunque no está todo ahí, ni están todos los que son (quedan otros seis juicios de la red Gürtel en los próximos años).

Si bien se puso de perfil cuando las preguntas de Sabadell aludían a sus más estrechos colaboradores, no reparó en admitir la constelación de sociedades opacas que le tejieron en el extranjero para ocultar su patrimonio (tiene bloqueados más de 20 millones en Suiza); ni para implicar, por ejemplo, al extesorero del PP. Lo dijo alto y claro: “En 1996, Luis Bárcenas me dijo: ‘Tú tienes contacto con empresarios y yo con políticos. Vamos a intentar hacer gestiones para que cuando salgan los concursos públicos de la Administración intentar favorecer a empresarios que luego van a colaborar con el partido”. Tampoco se mordió la lengua cuando, nada más empezar a declarar, la fiscal sondeó su ánimo de colaboración. Le enumeró a siete altos cargos del PP que habrían cobrado sobornos o dádivas y le inquirió si era o no cierto: “Sí, todos menos uno”, zanjó. La declaración de Correa prosigue este viernes y promete nuevas revelaciones. Faltan nombres relevantes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_