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El Gobierno desafía al Congreso y Guindos no responderá ante el Pleno por el ‘caso Soria’

Santamaría ridiculiza las 60 peticiones de comparecencias de ministros

La vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría.Foto: reuters_live | Vídeo: EMILIO NARANJO (EFE) / QUALITY

El Gobierno desafía al Congreso y agrava la tensión entre ambas instituciones. La vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció este viernes que el ministro de Economía, Luis de Guindos, no comparecerá en el pleno monográfico que ha solicitado toda la oposición por la designación de Soria para el Banco Mundial. La vicepresidenta insistió en que el Gobierno en funciones no está sometido al control parlamentario y que al pedir que comparezca en el pleno se busca convertir a la Cámara en “escenario de la precampaña electoral”. Guindos sí irá a la Comisión de Economía del Congreso.

Un día después de que la presidenta del Congreso, Ana Pastor, convocara el pleno, obligada por todos los grupos salvo el PP, para que el ministro de Economía diera explicaciones por el caso Soria en el Congreso, el Gobierno en funciones avanzó este viernes que no tienen la intención de acudir. Soraya Sáenz de Santamaría insistió en que al estar en funciones no están sometidos al control parlamentario y ridiculizó las 60 peticiones de comparecencias de miembros del Gobierno hechas por los diferentes partidos.

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La oposición había solicitado un pleno monográfico para tratar el nombramiento de Soria para representar a España en el Banco Mundial cinco meses después de su dimisión como ministro de Industria por sus vínculos con paraísos fiscales. Los partidos pretenden que Guindos responda por las falsas explicaciones dadas hasta que el martes Soria renunció al cargo. Entre otras, el Ejecutivo sostuvo que había sido nombrado por un concurso público —no hubo tal— y que hubiera sido “ilegal” elegir a otro.

La vicepresidenta ridiculiza las peticiones de comparecencia

La vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, ridiculizó este viernes las peticiones de comparecencia de miembros del Gobierno en pleno o comisión que han realizado los grupos políticos desde las elecciones del pasado 26 de junio.

Le pareció “llamativa” la cantidad —60— teniendo en cuenta que julio y agosto son de “vacación parlamentaria”. Y despreció también los contenidos de las solicitudes de esas comparecencias, entre las que citó una al ministro de Asuntos Exteriores en funciones para “consensuar una respuesta diplomática” sobre la destitución de la presidenta brasileña Dilma Rousseff; y otras sobre “fondos bibliográficos y electrónicos para bibliotecas públicas”, “la devolución del archivo general de la Guerra Civil española incautado en Cataluña”; “incidencias de distintas infraestructuras” o los “recientes incidentes hostiles provocados por el Reino de Marruecos en el territorio de la Republica Árabe Saharaui Democrática”. “En los extremos en los que estamos, 60 comparecencias es ciertamente llamativo”, opinó la vicepresidenta.

La vicepresidenta se parapetó tras el Tribunal Constitucional para justificar su postura. Los magistrados han retrasado al menos hasta octubre su decisión sobre el recurso que el Congreso presentó contra el Gobierno la pasada legislatura por negarse a someterse al control parlamentario, pese a que afecta al día a día de las Cámaras en pleno bloqueo político. Eso en la práctica supone que el Gobierno podrá seguir evitando ese control. “Nosotros mantenemos nuestra posición: un Gobierno en funciones no cuenta con la confianza de la Cámara y, por tanto, no está sujeto a control. El Congreso no debe convertirse en el escenario de precampaña de las siguientes elecciones”, dijo.

Guindos sí acudirá a la Comisión de Economía, donde no se tratará exclusivamente del caso de Soria, sino que responderá a preguntas sobre el asunto después de que el ministro explique la prórroga de los Presupuestos. Es decir, el Gobierno toma la insólita decisión de elegir el formato.

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“No sé qué decirle”

Sáenz de Santamaría evitó asumir cualquier responsabilidad en nombre del Ejecutivo por la polémica elección de Soria, que derivó en su renuncia apenas cinco días después “por decisión del Gobierno”, según afirmó él mismo. La vicepresidenta se limitó a decir que “lo más relevante” es que ese nombramiento “no se había producido” y que el exministro se fue “sin estar imputado, pensando en sus compañeros”. “Uno, a veces, no siempre es capaz de evaluar las implicaciones que pueda tener [una decisión como la de nombrar a Soria]. Seguro que hay ciudadanos que desconocían que existía ese puesto [en el Banco Mundial] y, sin embargo, ha tenido una relevancia pública importante. ¿Era lo previsible? Tampoco sé qué decirle”, añadió.

Tras la decisión del Gobierno de no acudir al Pleno, el asunto vuelve a manos de Ana Pastor. Fuentes próximas a la presidenta del Congreso aseguran que no tiene una decisión tomada sobre cómo salir del embrollo y el enfrentamiento institucional. Aseguran que el lunes consultará a la Mesa y que no tiene más remedio que convocar al Pleno para la semana que viene, como aprobaron los demás grupos y como ella misma admitió a última hora del jueves.

De esa forma se abriría el pleno y el Gobierno no estaría presente. Eso ya ocurrió en la legislatura pasada, cuando el Ejecutivo de Rajoy dio un plantón insólito al Pleno. Uno de los ministros que entonces no acudió fue la propia Pastor, entonces titular de Fomento en funciones. Se abrió el pleno y al constatar la ausencia del Gobierno, el entonces presidente, el socialista Patxi López, dio un turno de palabra a todos los portavoces que aprovecharon para arremeter contra el Ejecutivo. Pastor podría ahora intentar hacer un orden del día más amplio para que no sea tan llamativo el plantón.

En todo caso, el PP hará que el lunes se constituya la Comisión de Economía para que De Guindos comparezca inmediatamente, probablemente el martes. De esa forma, hablaría del asunto en comisión y los populares esperan que así se diluya la presión del Pleno. En todo caso, aceptar dar explicaciones en comisión quiebra también la posición del Gobierno de no someterse a control del Congreso, porque en la anterior legislatura ni siquiera aceptó las comparecencias de ese tipo.

Con el Gobierno en plenas funciones, hace dos legislaturas, el Ejecutivo de Mariano Rajoy también rechazó numerosas comparecencias, entonces utilizando la mayoría absoluta que tenía en la Cámara. El líder del PP rehusó comparecer hasta en 105 ocasiones

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