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Rajoy: “No renuncio a ser presidente y quiero volver a ser candidato”

El presidente del PP confiesa que no tiene un plan B e insiste en que lo mejor para España es la coalición con el PSOE

Obama y Rajoy, en la cumbre del G20.Foto: atlas | Vídeo: J. C. H. (EFE) / EFE
Javier Casqueiro

Dice que se encuentra estupendamente. Que no está muy preocupado. Que no tiene ni idea de en qué plan está Pedro Sánchez, excepto en el de afianzar su liderazgo internamente, y pretende preservar su alianza estratégica en el inmediato futuro con Ciudadanos y Albert Rivera, con el que habló en la noche del viernes para quedar sin fecha y sin urgencia cuando vuelva de la cumbre del G-20 en China. Avisa de que no tiene ningún as en la manga, aunque volverá a intentar hablar con Sánchez, Rivera y hasta con el PNV tras las elecciones vascas. Mariano Rajoy, además, reafirmó: “Si lo que se persigue es mi renuncia, no renuncio a querer ser presidente y quiero volver a ser candidato en las elecciones”.

Es ya de noche y el avión presidencial aterriza para repostar en el aeropuerto de Kazán, la capital de la exrepública soviética de Tartaristán. Rajoy y su comitiva se dirigen a la terminal y un ministro local aprovecha para soltar un discurso y un vídeo sobre las pujanzas de la economía de la zona. Sobre todo la petrolera. Rajoy escucha con deferencia. Se toma luego unas delicias autóctonas y se sienta un rato tranquilo con los periodistas que cubren su presencia en la cumbre del G-20 que comienza hoy en China.

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Se le pregunta primero por cómo se ha quedado tras una semana tan intensa, atípica y frustrante en el terreno político y responde que no ha sido una sesión “ni tan complicada ni tan anormal”. Concede que no ha pasado nada que no tuviera previsto. Intenta ofrecer la imagen de que lo peor del bloqueo que atenaza la política del país desde hace nueve meses es lo que empieza a perjudicar en los datos económicos y en los signos detectados de la recuperación. Ya piensa otra vez en clave electoral.

Se intenta descifrar si volverá a intentar otra investidura y evita la respuesta directa y clara. Sostiene que hay que esperar ahora a ver qué hace el rey Felipe VI, si le cita, si propone a otro candidato o nadie ni cuándo. También es igual de displicente cuando los periodistas se interesan por qué tipo de contactos pretende retomar en el futuro con los demás líderes para solventar este escollo actual.

Rajoy comenta sin ganas que sí, que volverá a llamar a Sánchez. E incluso a Rivera, con el que dice que quedó en volver a hablar en breve el viernes por la noche cuando le llamó por cortesía tras la votación fracasada de su investidura y después de que el líder de Ciudadanos desatara un gran malestar en el PP y en su portavoz parlamentario, Rafael Hernando, al insinuar que debían optar por un candidato más viable.

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El líder actual del PP no le da importancia a ese tipo de cosas y excesos que se manifiestan en la tribuna del Congreso. Le parecen el mismo tipo de “show” y espectáculos que algunos llevan protagonizando desde hace meses, que se vieron con reuniones sorprendentes y múltiples en la anterior legislatura frustrada, y que vaticina que algunos, y en especial Sánchez, volverán a programar en los próximos días para rellenar este extraño vacío que se creará a partir de ahora y al menos hasta después de las elecciones autonómicas vascas y gallegas del 25 de septiembre. Él anuncia que no se prestará a esos “juegos” de “visitar Mercamadrid de madrugada o citarse con los sindicatos de RTVE que no tienen voto en el Congreso para una investidura”.

No sabe qué pasará ahora, ni qué puede proponer el Rey, no ha pensado muy bien qué puede hacer él para desatascar este tapón político. No tiene claro en qué plan anda Sánchez, aunque en el fondo Rajoy ha concluido que el líder del PSOE quiere forzar unas terceras elecciones para ganar tiempo en la consolidación de su liderazgo interno y porque piensa que le puede ir mejor en esos comicios, tras una posible caída electoral de Podemos.

La propuesta de Rajoy para salvar este precipicio político al que se encamina el país sigue siendo la misma que formuló tras las elecciones del 20-D: “Yo lo vi claro el primer día, miré el resultado, vi la distribución de la cámara y comprendí que la mejor solución y la más sensata era un gobierno de coalición con el PSOE y también con Ciudadanos y es lo que sigo pensando hoy”. El presidente en funciones se desparrama un poco más en su silla y algo relajado mantiene: “La gran coalición es lo mejor, es lo que se lleva en Europa y serviría además para superar ese estigma casi histórico de que el PP y el PSOE no se pueden entender ni gobernar juntos en España”.

El líder popular no está dispuesto a dar un paso atrás para allanar el camino a una solución ni a retirarse: “No vamos a renunciar a formar gobierno por una razón muy sencilla y democrática: hemos ganado las elecciones”. Y a los que especulan con su abandono les lanzó otro aviso: “No renuncio a gobernar y presentaré mi candidatura a las elecciones”. Rajoy añade que ni Sánchez, ni Rivera ni nadie, tampoco dentro del PP, le ha dicho “nunca a la cara” que lo mejor sería que abandonase ya la vida política. Tampoco ve a Rivera con la disposición de embarcarse en una operación con PSOE y Podemos para explorar una alternativa. Recuerda que esa vía ya se intentó en la primavera pasada y no salió, con más votos que ahora.

“Yo ya he hecho lo que tenía que hacer y lo que se me podía pedir, no tengo un plan b y no sé si me presentaré o no a otra investidura porque todavía no lo he pensado”, razonó Rajoy en Kazán antes de tomar de nuevo el avión hacia China. No hablará con nadie del PSOE que no sea Sánchez, pero no confía en que el líder se preste a nuevas conversaciones porque ha concluido de sus anteriores intentos que le rehúye. No quiere comentar rumores de divisiones internas en el PSOE ni abonarse a hipotéticos relevos o alianzas y no se siente amenazado por ningún tipo de cuestionamiento en su propio partido sino todo lo contrario. Antes de partir de viaje presidió un Comité Ejecutivo Nacional del PP donde media docena de intervinientes le colmaron de piropos, elogios y recibió “con cariño” hasta las lágrimas de ánimo de Teófila Martínez.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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