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¿Qué fue de Pertur?

En el 40 aniversario de su desaparición, amigos y familia reclaman a “quienes saben, que hablen”

Homenaje a Pertur en 2006, al cumplirse 30 años de su desaparición.
Homenaje a Pertur en 2006, al cumplirse 30 años de su desaparición. Javier Herández
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¿Quién mató a Pertur?

“Han transcurrido 40 años desde la desaparición de Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, y seguimos sin conocer su paradero. El esclarecimiento de su secuestro y desaparición sigue siendo una tarea pendiente que no debe obviarse”, señala Martin Auzmendi, compañero de militancia de Pertur, hermano de su pareja, Lourdes, y representante de la familia en la causa. Auzmendi se une al llamamiento de la familia para que “los que sepan algo sobre su paradero lo hagan saber” en el aniversario de aquel 23 de julio de 1976 en que desapareció el que fue líder de ETA político-militar (pm) y promotor de su desdoblamiento en un partido, que derivó en Euskadiko Ezkerra y concurrió en las primeras elecciones democráticas de 1977.

Pertur tenía 25 años

Auzmendi —abogado, exconsejero del Gobierno vasco y expresidente del Consejo de Relaciones Laborales—, que ha seguido el caso ante la Audiencia Nacional, archivado provisionalmente en 2012 por el juez Andreu “por falta de fundados indicios sobre lo que pasó”, está convencido de que hay gentes que conocen lo sucedido y callan. “Todo hace indicar que, con la intervención de alguna persona de su confianza, Pertur fue víctima de una cita trampa, cuyo objetivo era conducirle a quienes tenían preparado su secuestro y desaparición”.

El caso Pertur es la desaparición política más emblemática tras la muerte de Franco por la personalidad de la víctima y el mantenimiento de la incógnita de su autoría. El juez Andreu, en el archivo provisional de la causa en 2012, no se definió ante las dos hipótesis investigadas: servicios policiales y el sector Bereziak de ETA pm, hostil a Pertur.

Auzmendi interpela a los poderes públicos ante la “total ausencia de investigación en la fecha de los hechos y a lo largo de estos años por parte de las autoridades policiales españolas” así como por ETA. El juez constató que ni el gobernador civil de Gipuzkoa, Emilio San Román; ni el comisario López Maturana ni el jefe de la Inteligencia Militar (Cesed), Ángel Ugarte, hicieron nada entonces por esclarecer el caso. ETA abrió una investigación, que cerró en un mes sin aclarar tampoco nada.La familia de Pertur atribuyó su desaparición, inicialmente, a servicios policiales españoles, directamente o a través de ultraderechistas, pues en aquella etapa ya proliferaban ataques contra etarras refugiados en el sur de Francia. La reivindicación de Antiterrorismo ETA (ATE), el 26 de julio, y del Batallón Vasco Español (BVE), el día 29, parecían avalarlo.

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Sospechas de Beretziak

Año y medio después, en 1978, la familia afloró las sospechas de que podía haber sido asesinado por los Beretziak, el sector de ETA crítico con su política. Lo sustentaban en que Francisco Múgica, Pakito y Miguel Angel Apalategi, Apala, dirigentes de los Bereziak, fueron los últimos en ver a Pertur antes de su desaparición. Pakito, en su declaración ante la policía francesa, aseguró que mientras viajaban en su vehículo por el centro de San Juan de Luz vieron a Pertur y les pidió que le trasladaran a Behobia, junto a la frontera.

Pero si las sospechas recayeron en ellos fue, sobre todo, por sus fuertes discrepancias con Pertur por su intento por transformar ETA-pm en un partido político. Una carta enviada a su pareja poco antes de su desaparición acusaba a los Beretziak de crear en la organización un clima de “estado policial”, una de cuyas muestras fue un intento de retención por la fuerza para que no acudiera a una reunión de cuadros de ETA pm. Tres meses antes, habían discrepado, también, por el desenlace del secuestro del empresario Ángel Berazadi. Mientras Pertur defendió su liberación, tras el pago del secuestro, los Beretziak optaron por asesinarlo y lo ejecutaron.

Es un hecho que la víspera de su desaparición, la librería Mugalde de Hendaia recibió una llamada telefónica con un encargo: “Decidle a Pertur que vaya al bar Consolation de San Juan de Luz a las 9.30 horas. Le estará esperando uno que estuvo con él el mes pasado”. Pertur no llegó a entrar en el bar. Antes, se encontró con alguien que le pasó una nueva cita en Behobia. Posteriormente, Pertur se topó con Pakito y Apala, que le trasladaron a Behobia en coche. Un militante de ETA-pm, Eleuterio Jauregui, los vio y habló con Pertur, al que notó tan relajado que bromeó con él, lo que el juez destacó en sus conclusiones. El punto débil de esta hipótesis es que Pakito y Apala secuestraran a Pertur a plena luz del día y con testigos. Asimismo, el juez llamó a declarar a un ex miembro de ETA que había comentado a Lourdes Auzmendi que Apala le dijo, en Nicaragua, que ellos fueron los autores. Pero no lo ratificó ante el juez.

En mayo de 2008, los padres de Pertur presentaron una querella para que la Audiencia Nacional investigara su desaparición, que el juez Andreu admitió. Había nuevos datos. Angelo Izzo, un neofascista italiano, había declarado ante el Tribunal Penal y Civil de Roma que un camarada suyo, Pierluigi Concutelli, le había revelado que en el verano de 1976 habían secuestrado a un etarra en el sur de Francia y entregado a los servicios policiales españoles. Todo apuntaba a que era Pertur. El juez Andreu, desplazado a Italia, no logró la confirmación.

Canje por policías

Tampoco se avanzó en la hipótesis, apuntada en julio de 1976, de que Pertur pudo ser secuestrado para canjearlo por los inspectores de policía españoles José Luis Martínez y Jesús González, desaparecidos el 4 de abril de ese año. Sus restos aparecieron un año después en la playa de Anglet, tras ser asesinados por etarras. De esta hipótesis se hizo eco el diario gipuzkoano Unidad del 28 de julio de 1976 con este título: ‘¿Canje del etarra por los dos policías secuestrados?’.El día anterior a la desaparición de Pertur, otro compañero suyo, Sabin Achalandabaso, recibió el aviso de una cita con el veterano político abertzale, Telesforo Monzón, a la que no acudió por cuestión de agenda. Supo después que Monzón no le había citado. Probablemente salvó la vida pues, como señala Auzmendi, “todo hace indicar que, con intervención de alguna persona de su confianza, Pertur fue víctima de una cita trampa”.

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