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Pulso entre los cuatro grandes partidos por el centro político

PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos diseñan sus estrategias electorales para las generales pensando en una bolsa de votantes que representa al 40% de los electores y a 11 millones de votos si la participación llega al 77%

Las elecciones generales del 20-D se dirimen en el centro, un espacio político clave que aglutina hasta el 40% de la población y que ha sido decisivo en el diseño de las estrategias electorales de PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos. Sin esos votantes nadie puede conquistar la Moncloa, según los expertos consultados por EL PAÍS. Para convencer a esos electores, los cuatro partidos con más expectativa de voto plantearán propuestas que generen consenso y sin sesgo ideológico. Ciudadanos ha irrumpido en ese escenario con un liderazgo diferenciado, lo que no significa que sea el mejor situado para vencer en las elecciones generales, según coinciden todos los analistas.

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El centro ideológico —el espacio formado por quienes se sitúan en el 5 en la escala ideológica, siendo 0 la extrema izquierda y 10 la extrema derecha— está más disputado que nunca.

Durante las últimas dos décadas, solo PP y PSOE lo habían conquistado. Ese espacio tiene hoy un líder indiscutible y nuevo: Ciudadanos, al que apoyarían hasta un 20% de los votantes de centro, aventaja en ocho puntos al PP y el PSOE, según los datos de Metroscopia de octubre. Podemos, que hace un año arañaba hasta el 13,5% de estos sufragios, ahora solo suscita el apoyo de un 4,3%. Los expertos advierten de que ganar en el centro es condición necesaria pero no suficiente para ganar las generales: se estima que 11 millones de votantes de ese espacio acudirían a las urnas si la participación es del 77%.

“PP y PSOE se enfrentan a un nuevo centro político en el que ellos ya no son los únicos dueños”, analiza Ángel Valencia, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Málaga. “Deben de perfilar su discurso ideológico, diferenciándose en un escenario en el que existen más competidores y, en segundo lugar, actuar con la idea de que tendrán que gobernar con el apoyo de otra fuerza política”, sigue. “El problema de PP y PSOE no es solo disputar un centro político más complejo, es convencer a los ciudadanos de que pueden renovar la sociedad española con programas e ideas nuevas después de haberla gobernado en el pasado”, añade.

El perfil del votante

¿Quiénes son los votantes de centro? “Están los genuinamente centristas, de posiciones moderadas, y la gente políticamente apática, menos comprometida”, contesta José Fernández Albertos, doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard. “Es también el punto de confort, de no mojarse”, añade. Los expertos advierten de que el análisis cualitativo de ese grupo de electores es complicado porque “hay de todo, es un electorado que reúne casi todas las características”, según indica Francisco Camas García, doctor en Ciencias Sociales y analista de Metroscopia. Al mismo tiempo, tienen rasgos comunes: es un votante “mucho más indeciso y volátil”, apunta Camas, y se “comporta de forma estratégica: se suma al caballo ganador”, según destaca Fernández Albertos.

La heterogeneidad del grupo dificulta a los partidos el diseño de propuestas que puedan atraer a sus integrantes. Los estrategas de cada formación, sin embargo, intentan utilizar esa indefinición en su favor, presentándose como garantes de los intereses de esos votantes sin especificar medidas concretas para así atraer a los indecisos.

“El centro en la política española tiene un sentido aspiracional: cuando llegan las elecciones, los partidos usan la retórica del centro para atraer a los indecisos”, advierte Gustavo Entrala, fundador de la agencia 101. “En este momento hay millones de españoles que no tienen su voto decidido. No hemos visto nada igual en los últimos veinte años. Por eso, los partidos tienen más miedo a perder apoyos que ambición para ganar nuevos votantes. La apelación al centro es una apelación al voto útil”, argumenta.

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Eso enfrenta a los dos partidos mayoritarios con un problema. Los datos hablan por sí solos. Hay que ganar el centro para lograr las llaves de La Moncloa. Así, el centro fue “la explicación de la holgada victoria del PP” en 2011, según señala el analista de Metroscopia Marcos Sanz Agüero en su artículo Nuevo reparto del voto en el centro mismo de la escala ideológica. Entonces los populares vencieron en ese espacio con un 25,1% de apoyo frente al 16,4% del PSOE y el 1,5% de UPyD.

Nuevas estrategias

Desde entonces, la evolución de las preferencias de estos votantes ha sido significativa: en octubre de 2014 se produjo un vuelco de 180 grados y el PP se convirtió en un partido casi descentrado (solo un 7,8% de los que se situaban en el 5 votaría por el PP). El PSOE sumaba un 14,1% de esos votantes y Podemos un 13,5%, frente a un 4,5% de UPyD. Como dijo Albert Rivera, el candidato de Ciudadanos, en una entrevista con EL PAÍS: “Tanto el PSOE como el PP se equivocarían si piensan que el centro sociológico de España, que les ha dado tradicionalmente mayorías, es patrimonio suyo”.

Si el centro es la clave, ¿cómo se conquista a sus votantes? “Lo más probable es que veamos muchas estrategias en las que se hable de temas que generen consenso en el electorado para ampliar su base de votantes”, explica Pablo Simón, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III. “Por ejemplo, lucha contra la corrupción o petición de medidas de sensibilidad social. Temas que generan amplias simpatías y que no enajenan a ningún votante”, sigue. “El centro es un espacio más disputado que nunca porque Ciudadanos emerge en torno a ese caladero. La tríada Ciudadanos-PP-PSOE es la que tiene más oportunidad de atraer a este tipo de votantes”.

A dos meses de las elecciones generales, y tras su éxito en las catalanas —25 diputados—, Ciudadanos ha ocupado con holgura el centro del tablero. ¿Significa eso que es el mejor situado para llegar a La Moncloa? “El aforismo tan repetido de que ‘quien gana el centro gana las elecciones’ es una clave del modelo de gobierno bipartidista PP-PSOE. En este momento, en cambio, se aplica un matiz tan decisivo como el propio aforismo: el centro es una condición necesaria pero no suficiente para ganarlas”, afirma Camas García. ¿Por qué? Hasta la consolidación del multipartidismo, el PP o el PSOE ganaban los comicios cuando más éxito tenían atrayendo a los votantes de centro, pero porque a la vez agrupaban a los de su espacio ideológico —la izquierda, en el caso del PSOE, y la derecha, en el del PP—.

La estrategia de Rivera

En consecuencia, Ciudadanos necesitaría captar votantes de alguno de los otros espacios ideológicos para ser mayoritario. “Aunque está en luna de miel parece complicado que gane. Tendría que arañar muchos más votos al PP y el votante que le queda al PP, que está en el 23-24%, parece que ya es el que es muy fiel”, reflexiona Luis Orriols, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford. “Su oportunidad es ser más competitivo arañando votos del PSOE. Le puede beneficiar que el debate nacionalista sea el eje de aquí a las elecciones”.

La “obsesión” por el centro, indican los expertos, tensiona a los grandes, porque tienen que ser suficientemente eclécticos para contentar a unos y otros. El PP tiene la ventaja de haber sido un partido “camaleónico”, en palabras de Fernández Albertos: esto es, aparecía como moderado para los votantes moderados y como extremo para los extremos. El PSOE tiene el hándicap contrario: “Los de izquierdas le encuentran demasiado centrista y los de centro demasiado de izquierdas”, razona el politólogo. “El PSOE siempre ha sido consciente de que para ganar las elecciones necesitaba ganar en sus dos almas”, concluye el experto. La aparición de Podemos hace que para el PSOE sea menos atractivo intentar motivar al votante muy de izquierdas, estima este analista. Un nuevo competidor ataca por ese ala.

El partido de Iglesias se enfrenta al mismo dilema que el PSOE: la disyuntiva entre potenciar la moderación o refrendar su ala más ideologizada. “Yo me resignaría a una estrategia más a la defensiva, replegar y consolidarse en la izquierda”, defiende Orriols. “Para volver a la ofensiva deberían hacer cambios de calado, de liderazgo; un golpe de efecto”. 

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