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Un descuido causó la catástrofe aérea de la OTAN en Albacete

Un documento suelto en la cabina del F-16 pudo desplazar la posición de un mando, según la comisión de investigación

Accidente en la base de Albacete.
Accidente en la base de Albacete.reuters

Un descuido aparentemente nimio, dejarse unos documentos sueltos en la cabina, pudo causar el accidente del F-16 griego que el pasado 26 de enero provocó en la base aérea de Los Llanos (Albacete) la mayor catástrofe de la OTAN en tiempo de paz, en la que perdieron la vida dos pilotos griegos y nueve franceses. Así lo concluye el informe final de la comisión de investigación presidida por Grecia con participación de España, Francia, Alemania, Italia y EE UU, hecho público por el Ministerio de Defensa francés.

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La causa del accidente fue la "modificación accidental" de la posición del compensador que controla el timón de cola, probablemente por el roce de algún documento —como las órdenes de operaciones y cartas de navegación del ejercicio—, lo que descompensó el avión y afectó considerablemente a su aeronavegabilidad. El giro de la rueda del mando hasta el tope derecho debería haberse detectado en la revisión previa al vuelo, pero esta se hizo 20 minutos antes del despegue, cuando el aparato aún estaba en el aparcamiento y no en la pista de rodaje, como es preceptivo.

Además, los F-16 carecen de una alerta que avise de que la compensación del avión es incorrecta, por lo que esta circunstancia pasó inadvertida a los pilotos hasta que fue demasiado tarde. Los intentos que hicieron por corregirla ya en vuelo fueron insuficientes para controlar el aparato.

Solo 7,8 segundos después de despegar, el F-16 se estrelló contra un hangar situado a la derecha de la pista donde aguardaban turno para despegar los aviones participantes en el Programa de Liderazgo Táctico (TLP) de la OTAN. El viento lateral, la configuración asimétrica del avión o la presencia de depósitos exteriores de combustible agravaron la situación.

Por el contrario, la investigación concluye que todas las ayudas a la navegación y las comunicaciones funcionaron normalmente. Los dos pilotos griegos eran experimentados y contaban con 1.527 y 1.140 horas de vuelo, respectivamente. Uno de ellos se eyectó del avión, pero no pudo salvar la vida.

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Además de los 11 fallecidos, otros 17 militares (10 italianos y siete franceses) resultaron gravemente heridos y 16 más con heridas leves. Junto al F-16 griego, un Mirage 2000 y un Alpha Jet franceses quedaron totalmente destruidos, mientras que otros seis aviones de combate sufrieron daños diversos.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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