_
_
_
_
_

En el lugar del accidente | La nieve dificulta las tareas de rescate

El remoto municipio de Seyne-les-Alpes es el centro de coordinación de la catástrofe

Bomberos franceses en la localidad de Seyne-les-Alpes.Foto: reuters_live | Vídeo: Reuters-LIVE!

A las ocho de la mañana han despegado de nuevo los helicópteros al lugar donde este martes se estrelló el Airbus A-320 de Germanwings. Los efectivos han podido identificar tanto restos del avión como humanos, pero todavía no han podido recuperarlos. "Están repartidos en una zona de cuatro hectáreas", ha explicado la vicepresidenta del Gobierno catalán, Joana Ortega.

Durante la noche ha nevado en la zona, lo que ha complicado aún más las tareas de rescate. En el lugar, con un desnivel de 200 metros, se han formado pequeños glaciares lo que hace que sea muy peligroso desplazarse. Los aviones no pueden aterrizar en el lugar del accidente, lo que obliga a los equipos a descolgarse hasta el lugar rocoso. Hay 200 gendarmes desplegados en la zona y 200 especialistas, entre bomberos, forenses y protección civil.

Este martes intentaron abrir una zona a pie para cruzar los siete kilómetros que distan entre Seyne-les-Alpes y el pico donde cayó el avión, pero no ha sido posible, según ha explicado el responsable de Protección Civil que coordina las tareas de rescate. La prioridad ahora es establecer un campamento base, que permita trabajar en el lugar.

Más información
Se estrella en Francia un avión que salió de Barcelona con 148 viajeros
Germanwings, una de las aerolíneas con mayor crecimiento en España
Cómo es el avión siniestrado
Todo sobre el accidente
Accidente de avión en Francia, últimas noticias
Preguntas y respuestas sobre el accidente del vuelo GWI9525

El pabellón polivalente de Seyne-les-Alpes se ha cerrado a la prensa porque está previsto que algunas familias alemanas viajen hasta el pueblo. Les espera un equipo de psicólogos que atenderá a las familias. Las tareas pueden alargarse durante semanas, han explicado fuentes del Gobierno catalán. "No será fácil y no será rápido", ha asegurado Ortega.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Dewi Rhys Jones López, de 30 años, está con su novia Beatriz Cuevas, de 29 años, en el pabellón polivalente de Seyne-les-Alpes. Ella le graba con el móvil mientras él cuenta su historia: "Estaba trabajando, en la clínica, cuando de golpe he oído como si un avión volase muy bajo. Al principio no le he dado importancia, porque esta es una zona donde se hacen maniobras aéreas. Pero a la media hora, un amigo, podólogo, me ha dado la noticia: un avión A320 se ha chocado en las montañas".

Eran casi las once y media de la mañana. Desde ese momento, y hasta que ha caído el sol, las sirenas de bomberos y policías no han dejado de retumbar en el valle francés, y en concreto en el pueblo de Seyne-les-Alpes, que se ha convertido en el centro de la emergencia. Jones hace seis años y medio que trabaja allí como fisioterapeuta. "Esto es un pueblo muy solitario, imagina el efecto de una cosa así", cuenta Cuevas. La catástrofe le ha pillado trabajando, en Digne-les-Bains, que está a unos 40 kilómetros. A pesar de lo cerca que están del lugar del accidente, sienten que no saben nada. "Hay muchísima confusión sobre lo ocurrido", lamentan.

El lugar está situado en el departamento francés de Alpes de Haute-Provence, al norte de Niza, y se trata de unas montañas que se precipitan hacia el mar. El macizo de los Trois-Evêchés, al pie de las pistas de la estación de esquí de Val d'Allos, es el nombre general de toda esa zona montañosa donde se localiza el pico del Estrop contra el que impactó el aparato. "Aquí es donde nacen los Alpes", explica un portavoz del Ayuntamiento de la ciudad cercana de Barcelonnette, que se muestra "profundamente impresionada" por la noticia. La capital del departamento, cuyo código es 04, es Digne-les-Bains, el lugar donde arranca una de las novelas más famosas de la literatura francesa, Los miserables, de Víctor Hugo.

Nada más caer el avión, se ha dado el aviso en Seyne-les-Alpes. "Aquí tenemos una alarma, como si fuese la Segunda Guerra Mundial, que es la que sirve para movilizar a los bomberos, que son todos voluntarios", explica Jones, que ejerce en una clínica de la ciudad, de 1.460 habitantes. El pueblo está a unos 1.200 metros de altura, y para llegar a él hace falta recorrer una larga y serpenteante carretera. A las ocho de la tarde ya apenas quedan coches que suban y bajen; durante el día, ha sido como un hormiguero.

Movilización general

El Gobierno francés ha movilizado a todos los efectivos disponibles de diferentes cuerpos de seguridad, bomberos e incluso militares. Sólo la Gendarmería (un cuerpo similar a la Guardia Civil española) está utilizando nueve helicópteros y tiene previsto movilizar en las próximas horas hasta 500 miembros de diferentes cuerpos. Un pelotón compuesto por unos 10 hombres del cuerpo especial de alta montaña fueron los primeros que salieron para tratar de alcanzar por tierra el lugar donde se estrelló el Airbus. También se ha enviado un equipo especial de investigación criminal.

Las fuerzas de seguridad francesas han acordonado una zona muy amplia y prohibido el sobrevuelo. Muchas carreteras de montaña se encuentran cortadas. Han establecido un campamento base bastante cerca del lugar del impacto y un cuartel general en la localidad más cercana, Seynes-les-Alpes, donde también se encontrará la capilla ardiente de las víctimas y el centro de operaciones.

El avión ha caído a escasos 10 kilómetros en línea recta del pabellón habilitado para los familiares en Seyne-les-Alpes, y en el que se instalará una capilla ardiente. Pero en el caso de que alguien fuese capaz de hacerlos a pie, tardaría "más de tres horas", asegura Jones. En la planta baja del pabellón hay una piscina, ahora vacía. Una decena de camillas rojas esperan aparcadas junto a unos lavabos improvisados. El municipio ha preparado también un punto de prensa, por el que van pasando diversas autoridades locales.

"Una parte del avión ha quedado pulverizada", ha explicado el portavoz del Ministerio del Interior en la zona, Pierre-Henry Brandet, que ha repetido, para despejar cualquier duda, que no hay supervivientes. Los especialistas han establecido el perímetro y señalizado la zona del accidente, y un equipo se ha quedado allí durante toda la noche. Las tareas de rescate de los cuerpos empezarán el miércoles al alba. Brandet ha confirmado también que han localizado ya una de las cajas negras del avión.

Los equipos saldrán desde el aeródromo de la localidad, al que ha llegado por la tarde la ministra de Fomento, Ana Pastor. Está previsto que lleguen este miércoles el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la canciller alemana, Angela Merkel y el presidente catalán, Artur Mas.

Unas 500 personas forman parte del equipo de rescate, que se prevé largo y muy trabajoso, "Estamos en plenos Alpes, es un relieve difícilmente accesible", explica Gilles Gravier, jefe de la Oficina de Turismo de la estación de esquí de Val D'Allos. En esa zona, en la que apenas hay pueblos ni carreteras, los picos alcanzan los 3.000 metros.

Según el relato del Ayuntamiento de Prads-Haute-Bléone, un municipio cercano al lugar del desastre, el Airbus se estrelló contra el macizo del Estrop, que se eleva a 2.981 metros. El teniente de alcalde de este municipio, Alain Liardet, que cuenta con sólo 232 habitantes, explica por teléfono, mientras interrumpe constantemente la conversación porque entran otras llamadas, que "los servicios de socorro sólo pueden llegar por helicóptero o a través de la montaña".

Desde primera hora, un pelotón formado por unos 10 hombres de la Gendarmería de Alta Montaña estaba tratando de llegar a los restos del avión. La altitud más baja en las comunas afectadas ronda los 1.000 metros y había mucha nieve en toda la región. Este grupo de militares ha salido del municipio de Méolans-Revel, tan remoto y deshabitado como el anterior (tiene un total de 337 habitantes). "Aquí no hay nadie, sólo la nieve", explica un habitante de Méolans-Revel, que pide no ser citado por su nombre. "Son los Alpes del sur, es una zona montañosa perdida".

A las diez de la pasada noche, el pabellón polivalente de Seyne-les-Alpes seguía llenándose. Los coches aparcaron en un gran descampado, en las aceras, y en las calles adyacentes. Los focos iluminaron a las autoridades municipales, y portavoces policiales, que aguardaban. Lo peor aún está por llegar.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_