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Detenido en Tailandia el español que estafó a 5.000 inmigrantes

Les prometía visados y trabajos a cambio de dinero; así consiguió 2.500.000 euros

Luis B. V. (a la izquierda) ha sido detenido en Tailandia.
Luis B. V. (a la izquierda) ha sido detenido en Tailandia. guardia civil

La transacción era sencilla y la promesa, tentadora. Luis Batlle Vilasecas ofrecía visados y puestos de trabajo en España a cambio de dinero. Así estafó presuntamente a más de 5.000 inmigrantes latinoamericanos en 2006 y 2007. Miles de ciudadanos de países como México, Honduras, Colombia, Ecuador o Perú le confiaron sus sueños, pero no solo eso. Muchos le entregaron sus ahorros: 450 euros cada uno. Un total de 2.500.000. Pero llegaron las denuncias y, con ellas, su huida a Tailandia, donde este martes ha sido detenido, según ha informado hoy la Guardia Civil, que espera su extradición.

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La Audiencia Nacional había emitido una orden internacional de detención contra Batlle, catalán de 54 años, por los delitos de estafa y asociación para delinquir. La fiscalía le pide 12 años de prisión como máximo responsable de la empresa Eurowork Global España SA, que supuestamente ejecutaba las estafas, y de Eurowork Hispania SL. La compañía —que tenía oficinas en Granada, Madrid, Murcia y Barcelona, en España, y filiales en países como Colombia, Ecuador y Perú— aseguraba a sus "clientes" que se dedicaba a la selección de mano de obra procedente de Latinoamérica. Así les ofrecía trabajar en Europa y tramitar sus papeles. Sus víctimas pensaron que de esta manera lograrían entrar en el continente de forma legal y segura.

Demóstenes Mamani, abogado de casi un centenar de afectados, cuenta que la mayoría pagó los servicios por medio de una cuenta bancaria. "Entregaban el dinero y copias de los pasaportes. Eurowork les decía que tenían que esperar unos tres meses, pero pasaban seis, siete, ocho y nada. La empresa siempre daba largas", relata. 

Imagen del detenido con identidad falsa en una revista gastronómica asiática.
Imagen del detenido con identidad falsa en una revista gastronómica asiática.

En el país asiático, Luis Batlle Vilasecas se llamaba Luis Manuel Batlle Costa. Así figuraba en su pasaporte mexicano. Un documento original que, según la Guardia Civil, fue adquirido en blanco y cubierto con su identidad ficticia. Allí, en la lujosa isla de Puket, su segunda vida le había convertido en un célebre chef y maestro cervecero. Se había metido a fondo en el papel. Revistas especializadas de la Costa Pacífica le retrataron con su traje blanco y la toque blanche, el sombrero alto de los cocineros. "Era su fachada, aunque sí trabajaba como chef porque así ocultaba su identidad", cuentan fuentes del grupo de Huidos de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. Tailandia no le estaba buscando por ningún delito, según estas fuentes, hasta que un español lo denunció por estafa. No se han difundido los detalles por petición del afectado.

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Nadie sabe cómo terminó entre fogones. Hace tres años, cuenta Mamani, Batlle fue localizado en Bahamas, donde ya trabajaba como chef en un hotel de lujo. La Audiencia Nacional dictó una orden de extradición, pero el ahora detenido logró huir antes de que la policía llegase a su cocina. Su rol como prestigioso cocinero le llevó a viajar continuamente al extranjero, sobre todo por países asiáticos, según estas fuentes. Su pasaporte mexicano le servía de salvoconducto.

Cuando los agentes le dieron el alto, Batlle exhibió las revistas gastronómicas con su foto como defensa. La coartada se desmoronó cuando escuchó los cargos

Uno de esos viajes derivó en su detención. La investigación había determinado, el pasado mes de septiembre, que Batlle residía en Tailandia en compañía de una mujer de nacionalidad hondureña. La información fue trasladada a la policía del país asiático, que le siguió la pista hasta que el martes pasado le localizó en el aeropuerto Don Mueng de Bangkok. Llegaba en un vuelo procedente de Laos y Camboya. Cuando los agentes le dieron el alto, el presunto estafador exhibió las revistas gastronómicas con su foto como defensa. La coartada se desmoronó cuando escuchó los cargos que la policía tailandesa exhibió contra él. Reconoció entonces su verdadera identidad.

Hace más de siete años, el caso había saltado por juzgados de Madrid y de Granada, hasta que la Audiencia Nacional se hizo cargo del presunto fraude. Baltasar Garzón, entonces juez, investigó a la empresa, que llegó a promocionar sus servicios en anuncios de la prensa española y latinoamericana. El Juzgado Central de Instrucción número cinco de la Audiencia Nacional, dirigido por Javier Gómez Bermúdez, lleva ahora el proceso. El papeleo con Tailandia para facilitar la extradición llevará algún tiempo.

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