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consulta soberanista de cataluña
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Pregunta sin urnas

Francesc Valls

Fuerzas políticas que suman 87 de los 135 diputados que componen el Parlament han encontrado la primera salida del laberinto soberanista catalán. CiU, Esquerra, Iniciativa-Esquerra Unida y la Candidatura d’Unitat Popular se han puesto de acuerdo en la doble pregunta de la consulta que han situado a un año vista: el 9 de noviembre del año próximo. ¿Quiere que Cataluña sea un Estado? Y si se responde de forma afirmativa: ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente? Las fuerzas políticas favorables al referéndum de autodeterminación han pactado esa alambicada pregunta que permite aunar desde los independentistas de CDC, la CUP o Esquerra hasta los confederalistas de Unió, pasando por los federalistas de Iniciativa. Ni los democristianos de Duran Lleida ni los ecosocialistas de Joan Herrera estaban dispuestos a aceptar una pregunta que tuviera como horizonte único la independencia.

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Después de que los socialistas catalanes se apearan del tren de la consulta, nadie más lo ha hecho y aunque han bastado 48 horas de negociación para cerrar el acuerdo los contactos entre las fuerzas políticas arrancaron hace algo más de un mes.

La fecha de noviembre del año próximo le ofrece a Artur Mas un año de respiro y la posibilidad de intentar rehacer sus pronósticos electorales a la baja. Esquerra acompañará a CiU en ese año de prórroga. Cualquier fractura queda pues pospuesta.

Pero la primera salida del laberinto soberanista no puede hacer perder de vista que las fuerzas políticas partidarias del referéndum de autodeterminación se quedan a 11 puntos de la mayoría requerida incluso para reformar el Estatuto. Y eso sin perder de vista que en el conjunto de España, ni PP ni PSOE dejan abierto el más mínimo resquicio para la celebración de esa consulta. Por tanto, la pregunta laboriosamente pactada puede quedarse sin urnas que la acojan.

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