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La sombra alargada de Tony Blair

La Comisión de Verificación se ha reunido al menos tres veces con ETA

L. R. A.
Tony Blair durante un discurso en Cleveland (EE UU) el miércoles pasado.
Tony Blair durante un discurso en Cleveland (EE UU) el miércoles pasado.Mark Duncan (AP)

Los miembros de la Comisión de Verificación Internacional eluden contestar a la pregunta de dónde, con quién e incluso cuántas veces se han reunido con la representación de ETA desde que en septiembre de 2011 —pocas semanas antes de que la banda declarase el cese definitivo de la violencia el 20 de octubre— iniciaron su labor. Pero, según fuentes próximas a la comisión, han sido más de tres las reuniones, al menos una por cada vez que sus integrantes se han trasladado al País Vasco para conectar con fuerzas políticas y sociales vascas y trasladarles mensajes de ETA.

La comisión, que el jueves y viernes pasado mantuvo en Bilbao su último encuentro con representantes de la política y la sociedad vascas, está animada desde la sombra por Jonathan Powell, jefe de gabinete del exprimer ministro británico, Tony Blair. Powell, el hombre de Blair en el proceso de paz de Irlanda del Norte, participó activamente en la Conferencia Internacional de Aiete (San Sebastián) del pasado 17 de octubre, que escenificó el cese definitivo de ETA, junto con el exsecretario general de la ONU Kofi Annan; el ex primer ministro de Irlanda Brian Aherne, o el ex ministro de Defensa e Interior francés Pierre Joxe, entre otros.

Powell es ya un veterano en los procesos de final del terrorismo vasco porque participó, en nombre de Tony Blair, en las reuniones secretas que mantuvieron el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y miembros del PSE con ETA y la izquierda abertzale en mayo de 2007 para salvar in extremis aquel proceso de paz, finalmente fallido.

Entre los miembros de la Comisión de Verificación Internacional figuran personalidades tan relevantes como el ex secretario general de Interpol Ray Kendall; el líder surafricano de la lucha contra el apartheid Ronnie Kasrils; el ex jefe adjunto del Estado Mayor del Ejército Indio Satish Nambiar o Chris Maccabe, participante en las negociaciones de paz de Irlanda del Norte. Todos tienen experiencia en conflictos como el irlandés, el surafricano y el bosnio.

Ni el Gobierno anterior ni el actual han reconocido el papel de la Comisión Verificación al considerar que la situación generada por el terrorismo de ETA en el País Vasco no es la misma que la que existía en Suráfrica, Irlanda del Norte o Bosnia. Pero, en todo caso, han tolerado su presencia en España, entre otras cosas por la sombra alargada de Blair, un político respetado, también por el PP.

El Gobierno socialista vasco va algo más lejos que el del PP. Ya se ha entrevistado dos veces con la Comisión de Verificación Internacional, la última el jueves pasado. Y, aunque persiste en que la verificación del desarme de ETA la debe realizar la Guardia Civil, admite la “profesionalidad y relevancia” de la comisión en contraste con el Grupo Internacional de Contacto, del abogado surafricano Brian Currin, al que considera un asesor de la izquierda abertzale.

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La Comisión de Verificación Internacional, en sus contactos con ETA, mantiene sus exigencias sobre la banda para que se desarme. El balance de estos seis meses de cese definitivo de la violencia ha servido a la comisión para constatar, tras sus entrevistas con responsables de la banda, que esta está cumpliendo totalmente su compromiso, incluido el final de la extorsión y de la violencia callejera. También es notoria su constatación de que no hay riesgo de escisión de la banda.

La Comisión de Verificación Internacional se encuentra, en su actividad en España, con la singularidad de que, al no ser reconocida por el Gobierno central, parece convertirse en mensajera de ETA —con la que se ve con alguna regularidad—, aunque esa no es su vocación.

Su pretensión, en este momento, es que, para romper la situación de bloqueo en la consolidación del final del terrorismo vasco, el Gobierno central se haga cargo del desarme de ETA. Para ello tendría que abrir canales informales y discretos con la banda terrorista.

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