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La crisis de violencia en Michoacán reta la estrategia de seguridad del Gobierno

Estancada en Aguililla durante meses, la batalla entre grupos delictivos se extiende ahora a pueblos de la región aledaña, escenario del alzamiento de las autodefensas hace años

Pablo Ferri
Siglas del Cartel Jalisco Nueva Generación en Aguililla, Michoacán
Pintadas con las siglas del Cartel Jalisco Nueva Generación en una construcción abandanonada en El Limoncito, en el municipio de Aguililla.Teresa de Miguel

Pueblo a pueblo, el conflicto entre grupos delictivos en Michoacán se agrava, dejando tras de sí un reguero de balaceras, carreteras bloqueadas y pobladores cautivos. Centrada en el municipio de Aguililla desde hace meses, nexo entre las regiones de Tierra Caliente y Sierra Costa, la batalla alcanza ahora municipios de Tierra Caliente, caso de Buenavista Tomatlán o Apatzingán.

Se trata de nombres conocidos en la historia reciente de Michoacán. Fue en esos pueblos y en otros cercanos donde hace ocho años nació el movimiento de autodefensas, una respuesta popular a los estragos que entonces causaba el grupo criminal de los Caballeros Templarios, aunque también un disfraz que usaron las redes criminales para continuar con sus actividades bajo el ojo ingenuo -o cómplice- del Estado.

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Del movimiento de autodefensas no queda hoy más que el recuerdo. Algunos de los grupos se convirtieron en una suerte de policías comunitarias, otras desecharon el disfraz y acabaron colaborando con el Cartel Jalisco Nueva Generación, CJNG, o integrándose a los restos de los restos de viejas mafias, caso de Los Viagras, creando una especie de federación sui generis que ahora se hace llamar Cárteles Unidos.

Esa es la pelea ahora, CJNG contra Cárteles Unidos, trasladada de Aguililla a Tierra Caliente tras el avance de los primeros, situación comprobable por el movimiento de sus retenes en la carretera que une Aguililla con Apatzingán. En los últimos meses, Cárteles Unidos ha retrocedido hacia Apatzingán, espacio que ha ido ocupando el cartel Jalisco.

Desde el domingo, pobladores de Buenavista y comunidades de ese municipio y Apatzingán denuncian balaceras entre grupos criminales y bloqueos en las carreteras. Como ha sido recurrente en los últimos meses en la pista que conduce a Aguililla, los grupos han cavado zanjas, ahora en la vía que comunica Apatzingán, Buenavista y Tepalcatepec. Los bloqueos han alcanzado incluso al municipio de Gabriel Zamora, sobre la carretera libre que une la Tierra Caliente con Uruapan, capital de la región aguacatera. Este martes, la policía de Michoacán ha alertado de que se habían registrado bloqueos en la autopista siglo XXI y la vía que une Uruapan con Pátzcuaro, joya turística de la región.

José Luis Segura, sacerdote de la diócesis de Apatzingán, ha criticado la inacción de las autoridades en un video publicado este mismo martes. “La zona centro de Buenavista es la zona del terror. Tristemente, la Guardia Nacional está en las orillas del pueblo. En lugar de ayudar a la población, están cuidando a los que ahora están martirizando a la población, Los Viagras. Así son las cosas aquí”, ha dicho.

En una visita la semana pasada a Aguililla y Apatzingán, pobladores de comunidades aledañas a Buenavista y Tepalcatepec, otro de los pueblos en conflicto, señalaban precisamente que los grupos criminales pelean en los ranchos productores de limón que figuran en los límites de estos cuatro municipios. En la comunidad de El Aguaje, a mitad de camino entre Aguililla y Apatzingán, varios vecinos comentaban por ejemplo el caso de un rancho de mil hectáreas de limón en los límites entre Buenavista, Tepalcatepec y Aguililla. “Ahora ya no se trabaja porque es donde están los putazos”, decía uno de ellos, que no quiso dar su nombre.

Sin confirmación oficial, medios locales y nacionales informan de que en el origen de la última ola de violencia figura la desaparición de un antiguo líder autodefensa, Miguel Ángel Gutiérrez Aguilar, alias El Kiro. No está claro si las balaceras y bloqueos ocurrieron antes o después o ambos. Hacía años que El Kiro había abandonado el protagonismo de la primera etapa de las autodefensas, por lo que su ausencia resulta de momento difícil de interpretar.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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